Revista Viajes

Compras

Por Zhra @AzaZtnB

La mayoría de vosotros sabéis que odio ir a comprar ropa. Eso de mirar y volver a mirar, probarse ropa una y otra vez para nunca comprarse nada me vuelve loca. Así que no os preocupéis no os voy a hablar de ese tipo de compras. Lo que sí me encantan son los supermercados, ver los diferentes tipos de productos según el país y, como ya comenté, probar todas las cosas nuevas.

 

Algunos recordareis mi aventura para conseguir champú en mi segundo día en San Petersburgo. Para los que no, el resumen es que quise comprar champú pero cuando ya estaba en la ducha me di cuenta que aquello no hacía espuma descubrí que algo no funcionaba. Un amigo ruso me explicó que había comprado loción para mayores de 45 años, al menos era barata :p Finalmente con un poco de su ayuda y un poco del google translator conseguí comprar el preciado champú y ducharme decentemente.

 

Después del capítulo “comprando champú en Rusia” con el que algunos se echaron unas risas viene “comprando tampones en Japón”. Lo primero es saber si en Japón venden tampones (en muchos países no se venden o son casi imposibles de localizar como Sudamérica o, dentro de Europa, Grecia). Lo segundo es descubrir cómo se llaman y lo tercero es acertar con la talla. Lo bueno es que no tenía prisa y sólo quería provisiones para el futuro.

 

En mi primero intento, sí hay más de uno, entré en una tienda y le di mil vueltas para encontrar un mini apartado medio escondido con alguna compresa. No me servía. El segundo intento lo hice en un supermercado de 5 plantas, aquí no podía fallar. Pero en cinco plantas hay muchos sitios donde perderse. La primera era electrónica: descartada. La segunda comida: descartada. En la tercera había champús, jabones y tenía buena pinta. Me paro en la tercera planta y doy un vistazo general sin éxito. La dependienta tras el mostrador me dice “Arigato Gozaimasu” cuando paso frente a ella y yo le respondo lo mismo. Creo que entre los geles y las cosas de baño ha de estar pero no lo encuentro así que vuelvo a cruzar la planta para empezar desde el principio. La dependienta vuelve a saludarme “Arigato Gozaimasu” y yo le sonrío. Poco a poco sin saltarme ningún pasillo miro cada una de las estanterías. Maquillaje, perfumes, ¿comida para perros?, cepillos de dientes, pastas de dientes, aparato para pintarte los dientes de blanco, jabones, champú, recargas de champú… escucho de fondo “Arigato Gozaimasu”, no levanto la cabeza para no saltarme nada, cremas de labios, geles de baño, papel de baño etc. Ni rastro de productos de higiene femenina. Subo a la planta siguiente: Ropa. Vuelvo a bajar a la tercera planta ya con cara de agobio y pensando: “yo de aquí no salgo sin comprar algo”. La misma chica, en la misma postura: “Arigato Gozaimasu” le sonrío pensando que se debe estar divirtiendo un montón. Paso de la zona de maquillaje y me voy directa al espacio entre papel de baño y los geles. Ahí marginal y escondido en una esquina veo las compresas. ¡Bien! He reducido la búsqueda a una columna. Levanto la cabeza con satisfacción, la chica me mira y me vuelve a decir: “Arigato Gozaimasu”. Miro hacia el suelo y abajo de todo encuentro los tampones bien puestecitos y de color azul claro, verde, azul oscuro. No es una gran elección de colores para un daltónico. Pero irónicamente la única palabra que entiendo de ellos es “Happy” (Feliz) ¿Dónde está mi internacional amarillo, verde, naranja?

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Comparo tamaños y no muy segura cojo la caja más grande de las cajas pequeñas, lo llevo a la dependienta que muy amablemente me dice por enésima vez “Arigato Gozaimasu”, escanea el producto, me señala el precio y lo mete en una bolsa mientras yo saco el dinero. Pongo mi dinero en una bandeja, ya he aprendido que no se da en la mano, me cuenta los billetes de vuelta y me devuelve las monedas junto con el tíquet con las dos manos. Se despide con un “Arigato Gozaimashita”. Ya en casa abro el paquete y descubro que he escogido justo el tamaño del que ya tengo un montón. Otro más para la colección de tampones españoles, ingleses, rusos y ahora japoneses de tamaño medio.

 

Tercer intento. Ya he localizado los tampones, ahora sólo me falta acertar en el tamaño. Pero voy a ir con los deberes hechos. No puedo agradecer suficiente la guía de esta chica que explica los colores, los tipos que hay y las palabras que hay que buscar.

http://www.survivingnjapan.com/2010/09/guide-to-tampons-in-japan.html

Así que me apunto lo que necesito saber en mi libreta y armada con ella salgo de casa. En la primera tienda grande los encuentro sin problemas, ya estoy hecha una experta compradora de tampones, me agacho y voy comparando símbolos hasta encontrar los que yo quiero.

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Creyéndome una experta aprovecho para comprar un par de bactericidas para las manos. Por supuesto dando un par de vueltas de rigor para encontrarlos ¿Por qué no están al lado del jabón de manos? Aunque en este caso ya lo había visto en otra tienda y tenía una foto por si había que preguntar. Finalmente con mi lote de productos en mi cestita pago y observo admirada como me separan los tampones del bactericida y me los ponen escondidos en una bolsa opaca dentro de la bolsa normal.

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Lección del día: Si tú no sabes, google te ayuda.


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