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Comunicación y formación, ¿qué pieza falta en sanidad?

Publicado el 21 noviembre 2016 por Santiago Campillo Brocal @scruzcampillo

Comunicación y formación, ¿qué pieza falta en sanidad?

Cuando nos encontramos en un hospital, para los legos del mundo sanitario todo el personal con bata es un médico. Aquellos que han ahondado un poco más dentro de este ecosistema, tan necesario para nuestra sociedad, saben distinguir incluso entre enfermeros, médicos y auxiliares. Pero el mundo sanitario es mucho más complejo y vasto de lo imaginamos. Esto, que puede parecer una cuestión meramente baladí, cobra importancia en nuestros días: días de pacientes 2.0, medicina personalizada y digital, auto-salud y otras lindeces. Nuestra salud trata de adaptarse unos conceptos cambiantes cada día donde el soporte y la manera de comunicación están definiéndose a cada paso. Pero es, precisamente, esta comunicación en evolución uno de los talones de Aquiles de nuestro sistema sanitario.

El complejo mundo de la sanidad

Recientemente hablaba con un buen amigo mío sobre sus compañeros, todos enfermeros. A él lo han elegido para dar ciertos cursos a los que solo otros profesionales del ámbito sanitario pueden acceder. Hablamos de cursos que te enseñan las diferencias entre los cientos de apósitos existentes en un hospital (y sus diversísimas funciones), cómo utilizar correctamente ciertos aparatos médicos o cómo realizar correctamente una RCP a un bebé. Aunque parezca mentira, el personal sanitario, ya de por sí especializado, no lo sabe todo. Necesita aún más formación.

Aunque es el hecho de que un médico se especialice para ser cirujano, otorrinolaringólogo u oncólogo, entre muchos otros, de puertas hacia afuera del hospital pocos saben que los enfermeros también cuentan con trabajos específicos y muy especializados. Un enfermero dedicado a un laboratorio de rayos X puede que no tenga ni la más remota idea de qué hacer en un laboratorio de hematología. O de cultivos bacterianos (donde se supone que el biólogo es rey). Estos puestos especiales requieren a su vez de entrenamiento.

Existen cientos de lugares donde adquirir una muy buena formación sanitaria especializada . Muchos de los mismos son impartidos, como en el caso que comentábamos, dentro del mismo hospital. En dichos cursos se preparan a los enfermeros, por ejemplo, para ejercer en ciertos puestos específicos. Es importante saber que no todos los sanitarios tienen la misma formación, al igual que tampoco todos los ingenieros tienen los mismos conocimientos de ingeniería ni todos los químicos se desenvuelven igual de bien en las mismas áreas de investigación. Esto, que parece tan obvio, se nos olvida a los pacientes, que vamos buscando respuestas a una dolencia y un sufrimiento y nos volvemos un tanto intransigentes. Pero también causamos otros problemas.

La comunicación en el hospital

En un mundo en el que los "doctores House" parecen surgir como setas, a veces la comunicación con el resto de sanitarios no es precisamente eficiente. Ni en uno ni en otro sentido. Los fallos de comunicación generan malentendidos y estrés tanto en los trabajadores como en los pacientes. En ocasiones, dichos problemas de comunicación pueden acabar en problemas muy serios. Pero sin que llegue la sangre al río, esto genera dos efectos inmediatos. El primero de ellos es la desconfianza por parte del paciente, reduciendo la efectividad del diagnóstico y prescripción.

Comunicación y formación, ¿qué pieza falta en sanidad?

A este hecho, ahora, añadámosle un factor más: cada día es más fácil acceder a dispositivos, programas y servicios relacionados con la salud. Si bien esto es bueno, lo cierto es que también ayuda al paciente a desconectar del personal sanitario, buscando respuestas en la red o en otras fuentes de peor calidad. Como ejemplo extremo de este hecho podemos ver las pseudociencias, cuya jerigonza llena de falsos tecnicismos y lenguaje enrevesado a propósito para imitar el discurso científico consigue convencer, incluso, al más formado. Y este problema, cuyo germen se encuentra en la mala comunicación, no sólo afecta a los pacientes. Actualmente existen numerosísimos sanitarios que no sólo abogan, sino que defienden a capa y espada el uso de métodos pseudocientíficos de manera clínica.

Más formación, mejores servicios, mejor comunicación

Pero, ¿qué tiene que ver la formación con la comunicación? Al igual que existen cursos especializados para formar a los enfermeros y médicos en áreas específicas, existen cursos para entrenarlos en comunicación. La comunicación es un área que se explota por voluntad en el ámbito científico. Y ya no decimos en el sanitario donde a pesar de que la comunicación es una necesidad del día a día (con unas consecuencias claras y marcadas), no se toma en serio su formación. Hablando con este mismo sanitario, que ya tiene bastantes años de experiencia, me llamó la atención de que entre todos los cursos ofertados ni uno solo está dirigido a mejorar la comunicación con los pacientes.

Comunicación y formación, ¿qué pieza falta en sanidad?

De hecho, en la Universidad a la que asistió, sólo un pequeño curso cuatrimestral abordaba ese tema y, según recuerdo, era un curso irrisorio. Actualmente sí que se ofrecen este tipo de cursos, pero es muy poca la afluencia y la atención. Los enfermeros han de recibir tanta formación sanitaria especializada que es muy difícil que opten por cursos que les enseñan técnicas para mejorar sus habilidades comunicativas. Y ya de divulgación ni hablamos. Eso a pesar de que está más que comprobado que la divulgación en el ámbito sanitario es una necesidad.

Desde fuera, desde el punto de vista lego y siendo el abogado de una causa perdida, me parece importante señalar que hace falta más formación sanitaria especializada en comunicación. Es más, hacen áreas específicas y acciones recompensadas. También son necesarios los enfermeros formados exclusivamente para comunicarse con los pacientes. Incluso para crear contenidos que sirvan para educar a los pacientes. Con estos esfuerzos probablemente solucionaríamos problemas, reduciríamos el estrés en el sistema sanitario y ahorraríamos dinero. Y de una manera sencilla, sin invertir en costosas medidas administrativas porque estamos atacando el problema desde la base. Y es que la comunicación no será la panacea; pero el ser humano ha llegado a ser lo que es, en gran medida, gracias a la comunicación.


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