“Me parece perfecto, pero se han dado cuenta tarde porque llevamos dos años luchando y en Cataluña ya están prohibidos. Yo me he sentido muy solo en esta lucha. Han venido ganaderos de las tierras del Ebro, el maestro Esplá y Joselito, periodistas y otras personas importantes, pero deberían habernos apoyado gente que esté en activo, haber comparecido ante el Parlamento catalán para defender la profesión. Me he sentido solo y lo sigo estando, porque a mí no me han llamado para ir a Madrid a hablar con la ministra”, declaraba Serafín Marín a la revista Época.(Foto: El Mundo)
Seguimos con los comunicados. Ahora les toca el turno a los “toreros G-10”, que se autoproclaman como los “custodios” de la tauromaquia. A los aficionados, que ya nos está costando entender tantas cosas con más pies que cabeza del planeta taurino, nos toca jugar el papel de “paganinis mantenedores” del circo de intereses económicos en que se ha convertido la Tauromaquia. Uno ya se está hartando de tanto comunicado, de vana palabrería, demagogia y despropósito de unos y otros. Toda esta guerra me temo tendrá una repercusión negativa en el devenir cercano de la fiesta de los toros. Pero oiga, lo que ya es la repanocha es que en el comunicado se diga que les indigna el “espectáculo edulcorado” de Quito. ¿Acaso no participaron en ese dulcificado espectáculo los firmantes Ponce, Fandi y Talavante? Y su “indignación” sobre la prohibición en Cataluña, me trae al recuerdo la imagen del diestro Serafín Marín solo y preocupado en el Parlamento Catalán el día en que se votó y aprobó la prohibición. ¿Donde andaban entonces estos indignados? ¿En qué valores dicen creer? Y no se les cae la cara de vergüenza. En efecto, tengo que darle la razón a Antonio Lorca cuando escribe que no son pocos los convencidos de que los más grandes antitaurinos son los toreros; especialmente, las llamadas figuras. Por contra, el toro, su integridad y la emoción y pureza del espectáculo a nadie parece preocupar. Y luego piden respeto…
El comunicado del G-10:
“Los toreros que formamos parte del llamado G10 decidimos unirnos el pasado año para asumir un ejercicio de responsabilidad con el porvenir de Fiesta. Entendíamos que estaba amenazada y que nuestros deberes con ella exigían una respuesta. Teníamos que reflexionar y hacer autocrítica. Debíamos intervenir para evitar el peligro del aislamiento.
La primera iniciativa, consensuada con la Mesa del Toro y llevada a cabo en respuesta a la inquietud de nuestros propios compañeros, consistió en promover el traspaso del Ministerio Interior al de Cultura.
También se promovió, igualmente con éxito, que todos los toreros estuviéramos unidos en una misma asociación. La actual Unión de Toreros, por tanto, surgió como resultado de la fusión de las dos agrupaciones existentes hasta la fecha (Taura y Protauni) y con la ambición de intentar resolver otro de los grandes problemas de la Fiesta: la desestructuración.
El G10, en sintonía con los demás toreros de la Unión, se ha movilizado para defender la Fiesta en Cataluña, ha financiado la ILP y ha tratado de mediar en el contexto político para conseguir que no se hiciera de los toros una disputa ideológica o partidista.
Con idéntica preocupación se ha defendido la bajada del IVA ‐en cuanto los toros se reconocen como un bien cultural‐ y se ha planteado en diferentes administraciones, como la de Madrid, la rebaja del canon en la concesión de las plazas.
Estas iniciativas –el IVA y el canon‐ demuestran que los propios toreros del G10 se conciencian con las dificultades de los empresarios. De ahí que carezca de todo sentido la conclusión según el cual ahora se busca un enfrentamiento contra ellos a propósito de l televisión.
¿Qué pretendemos? Pretendemos que al torero se le reconozca el derecho a defender y gestionar su imagen. Más aún cuando el vehículo audiovisual es el canal fundamental para establecer puentes con una sociedad que se aleja del fenómeno taurino.
No es, por tanto, una cuestión de dinero. Queremos responsabilizarnos de nuestros derechos de imagen para conseguir una mejor y mayor difusión. Apostamos por un regreso a las cadenas generalistas y reivindicamos un tratamiento informativo más regular y constructivo.
El escenario existente hasta ahora nos impedía asumir semejante compromiso. Se había establecido una dinámica a partir de la cual los empresarios y los operadores establecían bilateralmente los términos de las transmisiones de las grandes ferias.
Quedaban los toreros relegados a un segundo plano, incluso se les podía excluir de las ferias, como ha sucedido, si no se avenían a las condiciones pactadas fuera de su consenso o conocimiento. Entendemos que es una anomalía y que debía rectificarse.
Los toreros pocas veces hemos conocido cuándo y cómo se nos televisaba, qué derechos se habían vendido, cuántas redifusiones se habían pactado, qué sucedía con el ámbito internacional, qué ocurría con el desarrollo de otras plataformas (internet, streaming…).
Es la razón por la que la Unión de Toreros recurrió a los servicios de una empresa especializada en derechos audiovisuales (ASM). Todos nuestros compañeros se han podido adherir a ella como hemos hecho nosotros, pero han existido evidentes presiones empresariales para evitar que el proyecto global se formalizara esta misma temporada.
Queda abierto a las sucesivas. Nuestro deseo es que todos los toreros terminen sumándose, pero entendemos que los miembros del G10, unidos sin fisuras como estamos, podemos soportar mejor las mencionadas presiones en el arranque de un proyecto legítimo.
Sabíamos que iba a ser difícil. Nos consta igualmente que se han producido insólitas alianzas empresariales y pactos corporativos para malograr nuestra iniciativa. Se han buscado entre nosotros cabezas de turco y van a producirse toda clase de represalias, como ya se desprende de cuanto ha sucedido en la feria de Valencia. Pero estamos unidos y creemos tener razón.
El problema no es económico ni cuantitativo. Es cualitativo. Pensamos que el reparto de los ingresos de televisión no reconoce equilibradamente el protagonismo ni la exposición de los toreros. Nos asiste una motivación ética, por mucho que trate de usarse la demagogia y la intimidación para simplificar un debate de mucho mayor calado.
No hemos reclamado un euro de más a las televisiones. Somos conscientes de la crisis y nos hemos resentido de ella. Por eso insistimos en que la prioridad no está en el dinero, sino en el respeto.
¿Los números? Nos parece sensato que los toreros se repartan el 50% de los ingresos de la televisión. No hablamos del G10, sino del porcentaje que debería corresponder a los diestros en cada festejo. Nuestra sería la parte proporcional en función de las actuaciones. Esa, y no otra, ha sido la línea con que ASM ha planteado las negociaciones.
Tan preocupados estamos con la situación de la Fiesta que hemos acordado entre nosotros la creación de una Fundación para reivindicarla y defenderla en su dimensión cultural, sociológica y educativa. De hecho, vamos a financiarla precisamente con el dinero recaudado que nos depare los eventuales derechos audiovisuales.
Nos preocupa la promoción y el impacto en el público joven. Nos inquieta la situación de las enfermerías de muchas plazas y la precariedad con que se jubilan muchos toreros. Nos escandaliza que los toros se utilicen como bandera política y nos indigna que la Fiesta termine siendo un espectáculo prohibido como en Barcelona o edulcorado como en Quito.
Todas esas reflexiones, compartidas por la Unión de Toreros, deberían formar parte de la preocupación general. Por eso no hemos querido involucrarnos en una guerra de declaraciones, desmentidos ni beligerancia verbal.
Hablamos ahora porque se está tergiversando nuestro mensaje y porque ha empezado a airearse parcial y arbitrariamente una serie de cifras, de comentarios y de informaciones que pretende reducir el debate al dinero y convertirnos en mercaderes.
Siempre se nos dijo que nosotros, los toreros, teníamos que torear y punto. No vamos a dejar de hacerlo, pero sí vamos a ocuparnos de custodiar la tauromaquia porque nos lo ha dado todo y porque creemos en sus valores.”Firmado: Enrique Ponce, Morante de la Puebla, César Jiménez, Julián López, El Juli, David Fandila, El Fandi, José María Manzanares, Manuel Jesús Cid, Miguel Ángel Perera, Cayetano Rivera, Alejandro Talavante.