Revista Comunicación

Comunicar en época de festivales

Publicado el 01 mayo 2018 por Ana Méndez @anapmego

Comunicar en época de festivalesHay una palabra que suena a verano y es festival. Los eventos musicales han ido cobrando importancia con el paso de los años hasta convertirse en indispensables en la agenda de ocio indispensable para muchos jóvenes. Pero, realmente ¿cómo es su comunicación?El mes de julio de 2017 cerró con el Mad Cool, uno de los festivales de reciente éxito en la capital española envuelto en polémica por el accidente de uno de sus acróbatas. En estos casos, deberían haber suspendido los conciertos programados como Green Day, MIA... ¿Qué les deparará este año a la organización? De hecho este 2018 cambiamos de localización, y es que ya no se realizará en La Caja Mágica de Madrid sino en Valdebebas-IFEMA Madrid. ¿Tendremos comunicados dónde sepamos cuál es la seguridad que ofrece el recinto?
Por lo menos, así debería ser, mantener informados a todos los espectadores. En ocasiones las organiciones prefieren que este tipo de accidentes pasen desapercibidos en la comunicación o bien, lo informan cuando ya es tarde. Un coma silenciado. En el caso del montador de gradas de Valencia, casi se consigue tapar el accidente. Durante una semana nadie supo nada de él. El diagnóstico no era una fractura de tibia sino un coma cerebral. Los responsables del montaje de la grada, la Asociación de Promotores Musicales de la Comunidad Valenciana, no informaron del accidente al Ayuntamiento y tuvieron que ser colectivos como el Ateneu Llibertari del Cabanyal quienes iniciasen una campaña desde las redes para exigir información. Desafortunadamente, el mismo día que saltó a la luz la noticia y el requerimiento de transparencia al Ayuntamiento, fallecía el operario. Como comprobamos todas las alarmas saltan antes en el mundo digital. Ya no hay escape de la información. El silencio puede generar desconfianza o desequilibrar el ambiente. Por eso, como me han enseñado los grandes líderes de la comunicación, es recomendable poder gestionar con anticipación los mensajes de la empresa que intervenir en un escenario en el cual la opinión pública ya generó un juicio paralelo con múltiples versiones de los hechos.
Otras organizaciones como Unite Barcelona sí que tomaron la decisión de informar a tiempo real todo lo que pasaba. Mensajes en redes se plagaron de comentarios acerca de la evacuación de manera organizada a los más de 22.000 asistentes al festival de música electrónica Tomorrowland, celebrado en el recinto del Parc de Can Zam de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), sin que se hayan registrado heridos de gravedad.
Unite Barcelona expuso que el incendio se le atribuye a un problema técnico, derivando en la cancelación total del festival. A través de un comunicado, enviado pocas horas después del accidente, explicaron que las autoridades están realizando una investigación junto a ellos para esclarecer los hechos y dicen no conocer que se haya producido ningún herido que revista gravedad, algo que ya confirmó esa misma noche Protección Civil de la Generalitat.
En los meses de verano continúa la marcha para los músicos, de festival en festival a un ritmo vertiginoso. Los accidentes laborales como el pasado de Supersubmarina o las reclamadas condiciones salariales de camareros y demás jornaleros de festival dibujan un cuadro donde, a menudo, no se respetan los más mínimos derechos laborales. ¿Nos llegamos a enterar de las condiciones en las que se encuentran? A menudo, no somos conscientes de los 30º grados bajo al sol a los que se encuentran sometidos, el constante volumen sonoro o las horas que lleva conduciendo un chófer de la banda indie que sonorá a las pocas horas de llegar al recinto.
¿Cómo comprobar las condiciones de seguridad a las que se someten los montadores de escenarios en cada uno de los cientos de festivales que se celebran cada verano en España? Mientras los camareros, montadores de escenarios y grupos estatales de la escala más baja del negocio se animan a filmar su propio vídeo, tal vez los ayuntamientos y las comunidades deberían determinar respuestas a estas y tantas otras preguntas para así exigir a todos los festivales el cumplimiento de una larga y detallada lista de requerimientos antes de que se lance el cabeza del cartel. 
Con el final del verano y la llegada de septiembre, muchos festivaleros cierran la temporada.  Festivales que son de quita-y-pon dentro de las cuales lo más importante es garantizar que todo funcione tal y como se ha planeado durante meses y meses. El primer mandamiento es garantizar el ocio de sus asistentes. Y si algo falla, se echa mano al mito del caos que generaría el público festivalero añadido a la falta de información. Ante una época en la que el consumo de información es diario, donde la noticia se propaga a segundos, es mejor mantener a los participantes del festival informados, con el propósito de evitar noticias falsas que puedan crear alarma social. Las organizaciones deberían informar desde sus canales oficiales, siendo rigurosos con la información para que prime la seguridad y la calma ante cualquier incidente.

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