El artículo Con Calcio + Vitamina D aparece en consejos
¿Sabemos realmente el significado de esta “etiqueta”, tan frecuente en los productos que consumimos a diario?
El Calcio, mineral esencial para el crecimiento y fortaleza de los huesos, normalmente se asocia a la vitamina D en alimentos enriquecidos, suplementos nutricionales y medicamentos.
La vitamina D es necesaria para la absorción intestinal del Calcio y Fosfato, que son dos elementos minerales imprescindibles para la formación de huesos y dientes. Además, favorece el paso del Calcio de la sangre al tejido óseo y evita las pérdidas de este mineral en la orina. Cuando los niveles de vitamina D en el organismo son insuficientes hay menos Calcio en sangre y se toma del hueso, que se destruye para liberarlo y que pueda cumplir importantes funciones que también tiene este mineral en el músculo y el sistema nervioso.
El consumo diario de Calcio en los adultos debería estar en torno a los 1.200 mg, lo que implica una dieta rica en alimentos con alto contenido en Calcio (leche y derivados, sésamo, brócoli, frutos secos, etc) y que estén prácticamente ausentes factores que disminuyen su asimilación, como algunos componentes de los alimentos (fibras, ácido oxálico, exceso de Magnesio) o las alteraciones intestinales.
La importancia de las funciones del Calcio y la dificultad de cubrir la ingesta recomendada con la alimentación actual justifican en gran medida que se complemente la dieta, a través de suplementos nutricionales o alimentos enriquecidos, con este mineral.
Un excesivo consumo de Calcio puede llevar a la formación de cálculos renales, sobre todo en personas con predisposición a formarlos, por lo que antes de suplementar es conveniente evaluar los antecedentes familiares de esta patología así como la dieta habitual, para saber que dosis de Calcio nos puede ser más adecuada.
En el caso de la vitamina D la suplementación está más discutida, ya que puede ser sintetizada por el organismo, siempre y cuando haya una suficiente exposición al sol y estén presentes sus precursores, moléculas que se van transformando en distintos órganos para convertirse finalmente en la forma activa de la vitamina D.
Aproximadamente la mitad de las necesidades de vitamina D se deben cubrir a través de la exposición al sol, y el resto por la dieta, consumiendo alimentos ricos en vitamina D (pescado azul, huevo, lácteos no desnatados). Conocer la cantidad de vitamina D que se ingiere a través de los alimentos es complicado, y respecto a la exposición solar, cada vez se limita más para reducir el riesgo de cáncer de piel. Por ello, saber si se cubren las necesidades de este nutriente es muy complejo.
Unos niveles insuficientes de vitamina D conllevan una menor asimilación y absorción del Calcio de los alimentos y suplementos, así como a un menor aprovechamiento del Calcio en el organismo, por lo que sería adecuado plantearse, cuando se suplemente con Calcio, si también están suficientemente cubiertas las necesidades de esta vitamina. Aún así, el consejo de tomar suplementos de vitamina D solo está claro para una serie de grupos de población:
· Personas mayores, por la menor capacidad de su piel para sintetizar vitamina D.
· Bebés y niños pequeños con lactancia materna, ya que ésta puede carecer de la cantidad necesaria para cubrir sus requerimientos.
· Personas que tiene problemas intestinales para absorber la grasa de forma adecuada, y por tanto los nutrientes liposolubles, como la vitamina D. Es el caso de personas que padecen enfermedad de Crohn o celiaquía.
· Personas con obesidad, debido a que la grasa corporal dificulta la llegada de la vitamina D a la sangre.
· Individuos de piel oscura, ya que su piel está más protegida del sol y tienen mayor dificultad para sintetizar vitamina D.