El mapa de arriba corresponde a los campos petrolíferos de Irak. No es difícil imaginar que ante una visión tan celestial como es la de cientos de millones de dólares al día en ‘oro negro’ uno estuviese dispuesto a apoyar cualquier tipo de guerra en Irak o en la Conchinchina. Cuando George W. Bush hizo su particular tour en busca de apoyos a su invasión del país árabe en Reino Unido, Tony Blair, le acogiese con los brazos abiertos.
Ese encuentro se produjo en abril de 2002- un año antes de la invasión que se produjo en marzo de 2003. En esa reunión entre los líderes, el primer ministro británico ofreció su apoyo incondicional a los planes que tenía el presidente de Estados Unidos. Pero Tony Blair no necesitó escuchar los cantos de sirena del líder del ‘mundo libre’. El premier había sido embaucado por su propia codicia al verse en posesión del tercer productor de petróleo del mundo.
Alastair Campbell, director de comunicaciones de Downing Street entre 1997 y 2003, desveló que su ex jefe, Tony Blair, no fue manipulado por Bush jr para involucrarse en Irak; sino que el ‘premier’ británico ya estaba convencido de que Sadam Husein estaba en posesión de armas de destrucción masiva- que nunca aparecieron. Blair y su gabinete decidieron presentar ante la opinión pública un dossier donde se desvelaba la capacidad bélica del país árabe; ese dossier fue el detonante para que Reino Unido entrase en guerra. Hoy sabemos, gracias Campbell, que el texto “no fue manipulado, sino retocado para engordar el riesgo que suponían las armas de destrucción masiva que tenía Irak”.
Blair justificó su postura por los desagravios por parte del régimen iraquí con respecto a las resoluciones de la ONU. Además, el premier creí que la intención de Sadam de hacer con armas de destrucción masiva eran motivo más que suficiente para invadir el país; aunque “confiaba en resolver la cuestión de una manera pacífica”, ha justificado Campbell.
Al parecer, y siempre en palabras de Campbell, Blair y Bush mantuvieron una intensa correspondencia en los meses anteriores a la invasión de Irak. El primer ministro británico se comprometió con su homólogo estadounidense a apoyar militarmente si finalmente la vía diplomática no obtenía sus frutos. En esa correspondencia se podía leer “Reino Unido estará ahí si llega la decisión de invadir Irak”. Aunque Campbell insistió que Blair siempre apostó por la vía diplomática para convencer a Bagdad de que debía renunciar a sus armas químicas y biológicas.
"El primer ministro escribió un montón de notas al presidente. Diría que el tenor de las mismas era del tipo: 'compartimos el análisis, compartimos la preocupación, vamos a estar a su lado para asegurar que Sadam Husein cumpla con sus obligaciones y que Iraq es desarmado'", explicó el ex jefe de prensa.
El ex portavoz gubernamental ha querido precisar las acusaciones de que Blair "endureció" su postura respecto a Irak tras su encuentro con Bush en su rancho de Crawford (Texas). El ex embajador británico en Washington, Sir Christopher Meyer, aseguró durante su comparecencia ante la comisión que el premier se dejó influenciar por el ex presidente de EE UU, pero Campbell ha afirmado hoy que Meyer ofreció "un retrato equivocado" del encuentro, diciendo que Reino Unido estaba entonces centrado en desarmar a Irak a través de la ONU.
Asimismo, ha negado que hubiera precipitación en la decisión de invadir Irak. "Parece que quieren que les diga que Tony Blair firmó sin tener en cuenta los hechos, sin tener en cuenta las armas de destrucción masiva, vamos a deshacernos de este tipo (Sadam). No fue así", ha asegurado.