Revista Comunicación

con luz verde

Publicado el 20 noviembre 2017 por Libretachatarra
el país
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John Peake Knight. Es el primer nombre propio importante. Este ingeniero ferroviario de Nottingham (Reino Unido) es el padre del primer ‘semáforo’. Sí, entre comillas, porque si bien su diseño comparte con los modernos la voluntad de ordenar el tráfico, su mecanismo era muy distinto al actual.
El 9 de diciembre de 1868 los londinenses asistieron con escepticismo a la instalación del ingenio de Knight: un artefacto vertical con dos brazos móviles que se alternaban indicando qué vehículo podía seguir con la marcha y cuál detenerse para ceder el paso (los vehículos eran carruajes, porque todavía no existían los automóviles).
Tenía dos lámparas de gas, una roja y otra verde, pero su mecanismo manual obligaba a que un agente de policía lo controlase sin descanso. Y pobre agente: el 2 de enero de 1869, menos de un mes después de su instalación, el invento explotó con consecuencias letales para el funcionario.
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Todavía habría que esperar unas décadas para que otro inventor retomase las pautas de Knight y mejorase su idea. Fue en 1912 cuando Lester Wire, un funcionario de Salt Lake City (Estados Unidos) profundizó en los planes de Kight y creó otro semáforo, esta vez eléctrico, llamado a ordenar un tráfico cada vez más denso en las ciudades del país.
El suyo incorporaba un zumbador que avisaba del cambio de la luz roja a la luz verde, pero seguía siendo manual, así que el desarrollo quedaba todavía abierto. Aun así, a este se le considera el primer semáforo moderno, instalado en la confluencia de las calles Euclid y 105 Este de Cleveland en 1914.
Poco después, y sirviéndose de la tecnología automática ideada en el plano militar para la Primera Guerra Mundial, otro inventor, William Ghiglieri, logró superar el mecanismo manual diseñando el primer semáforo automático, instalado en la ciudad de San Francisco en 1917. Y continuó el perfeccionamiento: en 1920, un oficial de policía de Detroit, William Potts, incorpora la luz amarilla, que advertía con mayor facilidad el cambio de la luz verde a la luz roja, aunque nunca pudo registrar su ingenio por su condición de funcionario público.
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Poco después, el también inventor afroamericano Garrett Morgan logró la primera patente de un semáforo de tres luces en 1923, vendiéndosela a General Electric por 40.000 dólares.
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La mayoría de los semáforos del mundo siguen las pautas de la Convención de Viena sobre Señalización Vial, y combinan las luces rojas con las verdes y amarillas. Aunque hay algunas anécdotas dignas de aparecer en un capítulo propio de su historia.
Por ejemplo, aquella que recoge la voluntad los Guardias Rojos de la China de Mao durante la “Revolución Cultural” de establecer el rojo como señal de ‘permitido el paso’, para vincular el concepto de libertad a su color por antonomasia. Una iniciativa con poco recorrido que pronto se reveló como un desastre.
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Sirve como ejemplo el primer semáforo ‘igualitario’: el Ayuntamiento de Jaén tomó la iniciativa, el 5 de abril de 2008, de instalar una silueta femenina en el que regula el cruce entre el Paseo de la Estación con la Plaza de Jaén por la Paz.
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…los peatones no vieron con buenos ojos tener que ceder territorio a los cada vez más numerosos coches. Aunque, obviamente, no tuvieron otra que terminar adaptándose. Y pensando en ellos nació la señal que los representa, el complemento del semáforo que se ocupa de interactuar con los peatones: el dibujo luminoso de un viandante nace en 1961 y en la Alemania de Este, conocido como el Ampelmann, un diseño del psicólogo alemán Karl Peglau.
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ALEJANDRO TOVAR
“El mecanismo ‘asesino’ y otros hitos de los 150 años del semáforo”
(el país, 16.11.17)


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