Hay dos particularidades de internet que son especialmente interesantes y que no siempre se les da la relevancia necesaria. A esta conjunción de variables me ha dado por llamara conciencia líquida, porque lo empapa todo, nadie es totalmente dueña de ella, se filtra en todos los lugares, y no hay manera de secar la información porque siempre aparece otra humedad que lo vuelve a dejar todo mojado.
La primera es que una vez publicas algo en internet, todo el control que podías tener sobre esa información desaparece. El intentar borrar lo que ya has dicho es un ejercicio de futilidad que es casi comparable a la ignorancia que tienen los legisladores a la hora de establecer el derecho al olvido. El contenido que ya has publicado se expande por miles de foros, blogs, redes sociales, feeds y ya es imposible volver atrás.
La segunda cuestión es que cada vez más perpetúan la espiral del silencio, un concepto que en resumidas cuentas define que las personas prefieren permanecer en silencio si su opinión va en contra de la mayoría. Y esto lo vemos cada vez más en redes abiertas como puede ser Facebook y demás, todos los comentarios y textos tienden a ser positivistas, alienados con una especie de ideología dominante, y pocas veces puedes encontrar opiniones en contra o que directamente ataquen las bases cosmogénicas de la corriente actual, aunque siempre hay excepciones.
Sumando estos dos conceptos, podemos llegar a la conclusión que solo publicas lo que la mayoría quiere oír porque cualquier cosa que digas, quedará registrada para siempre. El problema que veo en este concepto es que esto hace que la sociedad se vuelva cada vez más rígida y por miedo mostrar una evolución en el pensamiento, tendremos dos opciones: o no evolucionar o fingir.
Cualquiera de las dos opciones no malas por definición. No evolucionar me recuerda a un eslogan de lavabo de hace ya muchos años, de cuando no existía el power point que decía: Si de joven no eres de izquierdas es que no tienes corazón y si de mayor no eres de derechas es que no tienes cerebro. No es que esté de acuerdo con el enunciado, pero si estoy a favor de evolucionar como persona, que para eso nos formamos cada día y aprendemos algo nuevo. En el otro lado de la balanza, podemos dedicarnos a fingir, pero nos ocurrirá como en la época victoriana con el sexo, que estaban todos tan reprimidos que la simple visión de un tobillo tenía la habilidad de poner a todos los varones caninos a más no poder. Por no decir el malestar que generaría a nivel social, y sin poder preveer cual sería la válvula de escape para soltar esta disfunción cognitiva entre lo que somos y lo que decimos que somos.
Yo soy partidario de dejar que las personas digan lo que piensan, y a su vez, que evolucionen con el tiempo -no confundir con los arribistas y chaqueteros- pero soy también muy consciente de que depende que digas, puede ser que te afecte a tu vida profesional. Hay que tener las ideas claras para arriesgarse a hacer este tipo de plantes ante la minoría escandalosa y llevar la contraria, porque te puede costar el empleo y las facturas no siempre se pagan con frases construidas a base de sujeto más verbo.
Pero como ya he comentado, la alternativa es quizás más peligrosa. Veo más honesto dejar que la gente se exprese, se retrate tal y como es, y rezando para que todos seamos capaces de aceptar las diferencias, poder vivir en un lugar donde si todos dicen negro y tu dices blanco, no te cueste tu futuro.
Película: Enter the Dragon
Esto es un resumen del artículo Conciencia líquida escrito para Exelisis. Visita la web para más información y compártelo si crees que es interesante.