Tras haber podido ver en esta 16ª edición del Festival de Málaga de Cine un total de 23 largometrajes, 3 documentales y 8 cortometrajes, además de asistir a diferentes actividades, voy a resumir lo que ha sido mi Festival de Málaga de Cine de 2013, porque cada persona lo habrá vivido de una manera diferente, y es que hay tanto que se puede hacer, que uno tiene que marcarse su propio itinerario dentro del extensísimo programa del festival.
Sin duda, cuando más me he divertido ha sido en el Cinefórum de ‘Grupo 7’, un encuentro entre los actores Antonio De La Torre y Joaquín Núñez y varios grupos de alumnos de distintos institutos de Málaga. El desparpajo que mostraron sobre el escenario daba buena cuenta de su estado de ánimo, al poder disfrutar del público de su lugar de origen y tener la soltura de quien está bastante acostumbrado a enfrentarse a las cámaras y al escenario.
Otro acto en el que disfruté mucho fue en el encuentro con los protagonistas de ‘El mundo es nuestro’ (Alfonso Sánchez es también su director), su productor (y también productor de ‘Carmina o revienta’), Álvaro Alonso, el director del festival, Juan Antonio Vigar y Paco León. Este encuentro, más que divertido (como cualquiera hubiese pensado conociendo a los participantes), fue ilustrativo y didáctico, en el que los asistentes dimos buena cuenta del estado de la producción y distribución cinematográfica en nuestro país.
Ahora me voy a centrar en lo verdaderamente importante de este festival, lo que hace que exista, lo que lo mueve, las películas. En Sección Oficial, el nivel no era muy alto, aunque había algún que otro trabajo que merecía la pena ver. Pero resulta que la que me gustó sin duda más que ninguna otra (su nivel estaba muy por encima de las demás), fue la película de Mariano Barroso, ‘Todas las mujeres’. Lástima que estaba fuera de concurso, porque si hubiese concursado, probablemente no hubiera dejado muchos premios libres para el resto de participantes. Un guión magnífico, unido a las grandes interpretaciones de todo el elenco femenino y, cómo no, al destacado e inmejorable Eduard Fernández, bordando un papel que parece hecho a su medida.
Un filme que se ha quedado compuesto y sin novio es ‘Inevitable’, de Jorge Algora, para mí, uno de los mejores compitiendo en Sección Oficial, pero que no ha obtenido ningún reconocimiento en el palmarés, pese a la calidad en sus interpretaciones y la buena factura en el guión, combinando diferentes géneros y giros narrativos.
Del resto de competidores en Sección Oficial, las que más me han gustado son: ‘La mula’, ’15 años y un día’ y ‘Diamantes negros’, de géneros y temáticas muy diferentes. Las que no sé qué hacían en el festival son ‘Combustión’ y ‘El amor no es lo que era’; fácilmente olvidables y, aunque técnicamente están bien realizados, aportan muy poco al panorama cinematográfico.
De las películas que pude ver en otras secciones, hubo varias que llamaron mi atención. Como comedias, se llevaron la palma ‘Dos más dos’, ‘Días de vinilo’ (ambas en Territorio Latinoamericano) y ‘Al final todos mueren’ (ésta mezcla varios géneros, no sólo la comedia, y se proyectó dentro de la sección Zonazine).
Una pequeña delicia que me encontré sin saber qué iba a ver fue ‘La culpa del cordero’, realizada con muy pocos medios y un presupuesto de 40.000 dólares, este trabajo de Gabriel Drak consiguió sorprenderme tanto a mí como al resto de la sala.
Si me arrepiento de haber perdido el tiempo con alguna película es, sin duda, con ‘Sólo para dos’, creo que quien decidiera incluirla en la sección Málaga Premiere debería recibir algún tipo de castigo; no sé, encargarle tirar la basura y limpiar los baños durante un año o algo así.
De los documentales, aunque sólo vi 3, me quedo con ‘Chile imaginario’ y ‘Donde los cóndores vuelan’, y en cuanto a los cortometrajes, de la sesión a la que asistí, destacaron ‘Arena fértil’ y ‘Agua’.
En las calles de Málaga, además de cruzarme con innumerables artistas del celuloide y de la pequeña pantalla, tuve la oportunidad de conocer a algunos de ellos. No me gusta acercarme a las superestrellas, ya que, al ser tan conocidas, están constantemente rodeadas por gente que las persigue, fotografía, piden autógrafos… Así es más complicado que puedan tratar de forma relajada con personas ajenas al mundo de la producción cinematográfica, por lo que preferí acercarme con respeto y serenidad a quienes me inspiran más confianza; resulta que no me defraudó ninguno y, tanto Joaquín Núñez como Javier Botet, Gabriel Drak, Alfonso Sánchez y Ken Appledorn se comportaron estupendamente conmigo y fue un placer conocerlos y entrar de alguna manera en su mundo.
Como conclusión, mi primer Festival de Málaga de Cine, ha sido toda una experiencia. En cuanto a lo cinematográfico ha estado un poco por debajo de mis expectativas, pero por otra parte la vivencia ha sido más satisfactoria de lo que esperaba en un principio. Ciertas carencias en la organización hicieron que la planificación inicial no fuera todo lo eficiente que podría haber sido, ya que, hasta que no estuve presente en Málaga no sabía a qué podía asistir y a qué no; aunque también creo que es justo reconocer la labor de la inmensa mayoría de los organizadores, que no eran pocos. El próximo año, quién sabe si podré ir nuevamente, estaría muy bien.
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