Revista Infancia

Confesiones de una madre delincuente

Por Viviendo Con Peques @ViviendoCpeques

No tengo la suerte de poder decir que mi embarazo fuera bueno, pues desde el primer momento hasta el último minuto antes de que llegara Álvaro a este mundo fue surgiendo un problema tras otro. Hubo muchos momentos de miedo y dudas, aunque una parte de mi estaba segura de que todo saldría bien, y así fue, nuestro peque llegó al mundo sanito y perfecto.

Después de los nueve meses vividos, lo único que quería hacer cuando nació era tenerlo entre mis brazos, mimarlo, abrazarlo, besarlo, mirarlo…y así lo hice, sin importarme lo que dijeran, pues fueron muchas las veces que tuve que escuchar eso de “madre mía, llevarlo en brazos, ya verás como se mal acostumbra” o “¿no lo llevas en el carro o qué?” o “claro si llora y lo coges ya verás como se mal acostumbra y luego querrá brazos siempre (que yo sigo sin ver a nadie que con 14 años siga yendo en brazos, pero…”, o “déjalo llorar que no le pasa nada” tantos comentarios a los que por supuesto hice caso omiso…

Desde que mi hijo nació tanto mi marido como yo hemos hecho lo que hemos creído conveniente para él, lo que nuestro corazón y nuestro sentido común como padres nos han guiado a hacer. Creo que no es bueno para él sobreprotegerlo, pero no me parece que esto esté reñido con darle cariño y amor.

Hemos aprendido de todo, cogiendo lo que hemos creído importante de cada experiencia, para aplicarlo a nuestro pequeño. Y esto es lo que se debería hacer siempre, pero es tanta la presión social a la que los padres primerizos estamos sometidos…ahora que mi hijo tiene dos años me importa bastante poco lo que me digan, pero al principio todo el mundo se cree con derecho a juzgarte “si lo coges o no, si le das el pecho o no, si lo llevas en carro o en mochila, si lleva chupete o no”…

Me parece increíble que en un país en el que el 99% de los altos cargos de empresas, o de partidos políticos…son corruptos, en el que se están riendo de nosotros en nuestra cara, en el que nos tratan como a “peleles”, nos quitan los derechos, juegan con la salud y la educación de nuestros hijos…se haya conseguido tener una actitud pasiva, dando por hecho que esto es normal, cuando se trata de auténticos delitos; y en cambio se esté juzgando que una madre o un padre lleven en brazos a sus hijos, lo abracen o lo mimen, en definitiva, que le quieran como si estuvieran cometiendo algún delito peor que todos los nombrados anteriormente.

Si son los padres los que deciden no coger o no llevar en brazos a su bebé me parece aceptable, pues es lo que ellos han elegido; pero me da mucha pena ver a madres o padres que llevan a sus hijos en el carro por la calle mientras lloran desconsolados y aunque se mueren de ganas de cogerlos y consolarlos (pues se les ve en la cara) no lo hacen por la presión social o por el qué dirán.

¿Acaso alguien se mal acostumbra a que le quieran? Yo llevo 10 años junto a mi marido y todavía no me he cansado de que me de mimos y besos, estoy segura de que nunca lo haré.

Así que aquí, delante de todos vosotros me confieso: soy una delincuente porque mimo a mi hijo, lo abrazo, lo beso, lo he llevado en brazos hasta que he podido (pues no le gusta mucho que lo achuchen, por mucho que yo lo intente), y lo estoy mal acostumbrando a que sus padres le quieran más que a nada en este mundo. Así de mala persona soy…qué le vamos a hacer…


Confesiones de una madre delincuente

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