Una de las palabras que uno más oye en la calle, con los proveedores, con los clientes, cuando uno asiste a conferencias, ya no es la “crisis”, (esa palabra ya está instalada en nuestro día a día, está asumida), sino que es “tristeza“. La gente está triste, los equipos están apagados y en consecuencia las empresas sufren de “depresión”. Es normal por la situación que hay en el entorno y porque líderes que contagien optimismo, hay muy pocos, o son muy difíciles de encontrar. No optimistas compulsivos, no, gente que piense más allá y que sea capaz de crear escenarios nuevos. Es difícil.
Las empresas por tanto tienen un problema enorme porque no saben qué hacer y piensan en el mejor de los casos, que sólo un consultor externo les puede aportar luz. Así pues, actúan sin generar confianza, ni sus directivos, ni los jefes intermedios, ni los jefes de equipo….cuesta CONFIAR en la gente.
Y uno piensa todo lo contrario, que es ahora justamente cuando más hemos de crear espacios de confianza, primero para combatir la incertidumbre y la tristeza antes mencionada, pero segundo porque es cuando más puede emerger una mente creativa que aporte una visión, una solución diferente y nos vacune de la depresión. Claro está que si no generas confianza, no puedes pedir COMPROMISO e ILUSION. Como dice Marcos Urarte (Pharos) puedes pedir obediencia, nada más, y eso trae como consecuencia, más tristeza. Siempre se ha dicho y es totalmente cierto, cuando no hay confianza o se quiebra la misma, se pierde toda capacidad de compartir objetivos.
Hay que generar Confianza, para que salga a flote la creatividad, la capacidad de ver las cosas de otro modo. Hay que franquear la barrera de no dejar pensar a la gente, al contrario, cuanto más piensa un equipo y se cuestiona todo, más ilusionado y comprometido está.
No hay nada más eficaz que saber porqué tu gente actúa como actúa, y nada más ineficaz que no saber porqué la gente hace lo que hace. Confiemos. Alberto Trallero – Optima Management