Como sabes, soy una gladiadora de la comunicación, siempre luchando para que absolutamente todo de tu marca comunique y cause el efecto que te caracterice en tu tribu. Sin embargo hoy tengo el placer de ceder la palabra a una auténtica orfebre de ésta. Alma Andreu, más conocida por almaxforte, storyteller professional, e igerinfluencer -sí me he levantado creativa- con una comunidad que supera los 30K gracias a sus instantáneas que nos ayudan a sobrellevar mejor el dolor de estómago, nos acompaña en el desayuno de hoy para ayudarnos a llegar más con las palabras. Os dejo con ella…
Es probable que alguna vez te hayas metido en un buen lío por no haber sido capaz de explicarte en condiciones. De esas veces en que un malentendido precipita los acontecimientos y de repente te ves envuelta en un amasijo de dimes y diretes del cual difícilmente saldrás ilesa.
“Ay… el caso es que en mi cabeza sonaba bien…”. Y sí, sonaba bien, pero el embrollo de palabras hizo que lo que en tus adentros era música celestial… de puertas para fuera sonara como cuando le pisas la cola a un gato. ¿Y ahora, qué?
Parece una obviedad, parece que todo el mundo sabe qué quiere contar. Pero no es así. Hablar mucho y no decir nada es un verdadero arte.
Si queremos llegar a nuestro lector/cliente, es importantísimo saber qué se quiere comunicar y de qué manera. En esta ocasión me gustaría incidir, además, en la necesidad de emocionar a nuestro lector, con el fin de hacer que empatice y se ponga en nuestra piel. ¿Cómo lograrlo? ¿He de pedir un milagro a Lourdes? Tranquila, te vamos a ahorrar esa peregrinación.
Vamos a darte los tres puntos más importantes para que no solo escribas… sino que además DIGAS LO QUE QUIERES DECIR.
1) Compartir un mismo código con tu lector: punto de partida para entenderse.
“No es lo mismo una chica muy mona que una mona muy chica”.Seguro que de pequeña jugaste alguna vez al ‘teléfono roto’. Ya sabes, aquel entretenimiento que consistía en ir pasando un mensaje boca-oreja entre muchos jugadores hasta que llegaba al último totalmente desvirtuado. ¿Por qué ocurría esto? Porque el emisor del mensaje únicamente se preocupaba de lo que él decía, no de lo que el otro procuraba comprender.
Es imprescindible compartir el código con nuestros lectores. No podemos hablar en tono informal, por ejemplo, si nos dirigimos a un público serio y rígido. De la misma forma que no tendrá sentido el exceso de cordialidad ni vocabulario ‘feliz’ y risueño. Todo tiene su entorno y su ‘decorado ideal’. ¿Verdad que no se te ocurriría ir en chandal a una cena de empresa ni con unos stilettos a tu clase de spinning? Pues la retórica funciona igual. Sé consciente de a quién le hablas, no menosprecies a tus lectores: no son tontos ni bebés de parvulario. Estudia a tu audiencia y sedúcelos siendo lo más clara y didáctica posible.
2) Hacerse entender es el primer paso. Que se pongan de tu lado es el objetivo.
“Tengo la cabeza que me va a explotar”.Voy a hacer un alto en el camino porque no podéis imaginar lo mucho que me duele la sien desde esta mañana. El viento me saca de quicio y me da unas migrañas horribles. Seguro que a vosotras también os ha pasado alguna vez y habéis acabado como yo, tomando un analgésico rápido, pensando: “ya se me pasará” o peor, buscando remedios en Internet.
Y es que algo tan universal como el dolor de cabeza, unido a algo tan archiconocido como es la Red de Redes, supone un plus de familiaridad con vosotros, que sois ahora mismo mis lectores. Con este comentario -verídico, mi aspirina efervescente os saluda cordialmente- he creado unos lazos invisibles pero amistosos con todos los que ahora andáis leyendo estas líneas. Estos insights (como se les llama en el argot publicitario) son elementos que añadimos como valor excepcional a nuestro discurso. El lector, cuando recibe el mensaje y deposita su atención en nuestro texto, pasa a retenerlo por más tiempo, causando nosotros un mayor impacto y persuasión. Un win-win en toda regla.
3) No por usar más tecnicismos vas a resultar más profesional.
“FYI, el expertise de un millenium multitask es tan importante como recoger el feedback después de un testing y plasmarlo en el rapport para enseñarlo junto al portfolio”.Por el amor del cielo, ¿estamos locos? ¿Será preciso utilizar tal cantidad de anglicismos, tecnicismos y otros -ismos? Las palabras largas y rimbombantes no hacen más elegante un texto. Ni más entendible. Ni más nada. Es esencial, cuando redactamos un artículo, no adoptar vicios que empobrecen la calidad y comprensión del mismo. Los tecnicismos son una lacra para los escritores noveles. Estas almas cándidas creen erróneamente que van a parecer mucho más profesionales si sazonan de términos complicados sus textos con mucha juerga y ligereza. Mi consejo como storyteller profesional es que siempre que puedan eviten las perífrasis y después, si así lo desean, se dediquen a ese jolgorio de la prosa pero nunca en el entorno profesional.
Gracias Almi, por ayudarnos a encontrar el remedio para esos textos desalmados.
Si te apetece explorar más sobre su hilarante universo, la encontrarás en www.almaxforte.es
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