Bajo sus pies, la lluvia
de Strindlberg. En una esquina de laDrottninggatan, la cúpula olvidada.En su recinto, ritos arcanos que entonanla confirmación. Sinuoso, el tiempo brindasus tesoros cuando lo desea, y túsólo tienes que auscultarsu ondulación. Ves un manantial,entonces, de misterios, dondesaciar tu sed de enamoradode la vida. La pregunta dejaasí de ser la duda, y brotaen ramo de respuestas; el azularde un lienzo, el serpeantegoce de un camino que, enla noche, guía. El archipiélagourbano donde accede el mara ser morada; el encuentrodesprovisto del reloj. La firmeza,en suma, de unas horasque no pesan en la verde Escandinavia.Y a ti, que recorres laestación de las pasiones, teconfirman como príncipe enel reino de esta luzde estío y permanencia.Vicente Cervera