No me gusta seguir una regla básica para preparar en casa confituras y mermeladas, ya que a mi parecer no es necesario. Siempre he oído a mi madre y mi abuelita utilizar el mismo peso de azúcar que de fruta para las mermeladas y el 80% para las confituras... Yo quiero romper con este mito porque no me gustan los preparados tan dulces, ya que la preparación tiene que saber a la fruta que lleve, incluso la magia está en que tenga un toque ácido según cual sea como por ejemplo frutas del bosque, fresas o en este caso de manzana. En añadir tanta cantidad de azúcar a esta preparaciones lo único que se puede conseguir es ocultar el sabor, además de volverse muy empalagoso. Y no os preocupéis si estáis pensando que no se va a conservar bien, porque si lo hacéis correctamente y esterilizáis los frascos a usar no hay ningún problema!!
En esta receta he usado un par de especias que me gustan mucho pero vosotros/as tendréis que probar con la que mejor se adapte a vuestros gustos (ya sabéis en la cocina todo es imaginación).
Ingredientes:
3 manzanas de la variedad golden, peladas y sin el corazón
El zumo de 1/2 limón y la piel de este
170 grs. de azúcar blanco
3 semillas de cardamomo, ligeramente aplastadas en el mortero
1 cuch. de canela molida
1 trocito de jengibre del tamaño de un pulgar, picado fino
Elaboración:
Cortamos en dados medianos las manzanas y las echamos en un bol con agua y el zumo de limón para así evitar que se oxiden y se vuelvan de ese feo color oscuro!
Ahora en una cazuela grande a fuego bajo, ponemos los dados de manzana junto con la piel del limón, el jengibre y un poco de agua del remojo de la fruta, así ayudará a la cocción. Semitapar la cazuela y dejar hasta que las manzanas se ablanden; unos 20 min.
A media cocción añadimos el azúcar, las semillas de cardamomo y un chorrito de agua si lo necesitase para que el azúcar se combine mejor con la pulpa y dejamos cocinar unos 10 min. o hasta ver que la fruta está muy blanda.
Luego pasamos la batidora y molerlo finamente (podéis retirar las semillas de cardamomo y la piel de limón, aunque yo siempre lo suelo dejar, pues potencia a tope el sabor de la confitura). Seguir removiendo a fuego bajo hasta ver que comienza a espesar ligeramente.
Retiramos del fuego, espolvorear con canela y remover hasta incorporar (lo hago además de aportar un toque delicado de sabor y aroma, también da un ligero color tostado). Con cuidado de no quemaros, envasamos en tarros de cristal esterilizados, tapar y colocarlos en un cazo al baño María para cerrar herméticamente. Dejamos enfriar, etiquetar y listo!! :)