Revista Cocina
Si vas buscando una tarta baja en calorías, este post no es el adecuado.
Prepararos para ver unas tartas donde los niveles de azúcar superan y sacian hasta los más exigente en dulces.
Directamente importado del mundo anglosajón, estas tendencias de repostería se han asentado con fuerza en nuestro país y su uso más popular está reflejado en productos tales como: cup cakes, bizcochos, o cake pops
Con un denominador común, lo que caracteriza a este tipo de repostería, es sin lugar a dudas, la fuerte atracción visual que tienen y las increibles obras de arte que llegan a hacer los artistas pasteleros de este movimiento.
Pero, ¿qué es el fondant?.
Según nos cuentan en varios blogs dedicados a esta temática, podemos describir el fondant como una pasta de azúcar hecha con azúcar glas, manteca vegetal o mantequilla, glicerina, gelatina y agua. La mezcla de todos estos ingredientes da como resultado una masa muy maleable que nos permitirá realizar todas las decoraciones que tu imaginación sea capaz de materializar.
Su manipulación es muy parecida a la plastilina y las hay de varios colores, pero si no encontraras el que buscas, dispones de otro maravilloso mundo de colorantes para tener una inmensa paleta cromática en tus creaciones pasteleras.
¿Cuales son los pasos para hacer una tarta fondant?
Gracias a Raquel de Mi dulce hogar con la colaboración del Taste of America del Pau de Vallecas, pudimos disfrutar de una mañana de taller aprendiendo un poco los secretos de las tartas fondant. Para ello, hicimos unas terroríficas tartas de halloween.
Los pasos para conseguir hacer una tarta fondant serían en primer lugar la elaboración de un bizcocho, que en nuestro caso era un red velvet teñido de colorante negro para hacerlo lo más tenebroso posible.
Una vez que tenemos el bizcocho, hay que cortarlo en dos partes, rociar un poco con almibar en cada piso y untar bien con crema de chocolate en el piso de abajo, arriba y todo su contorno para que cuando pongamos el fondant se adhiera correctamente al bizcocho.
Para aumentar un poco más los índices calóricos de esta tarta, hay que remarcar que la crema de chocolate se debe de preparar con la nata más grasa posible.
Ahora que tenemos el bizcocho bien untado en crema, es hora de ponernos con el fondant.
Como estamos en Halloween, la masa habrá que hacerla de un color típico de esta celebración, así que con la ayuda de Raquel y sus colorantes, preparamos un fondant de color naranja precioso, y eso que en el bote ponía melocotón, pero con poner un poquito más de líquido conseguimos darle ese toque calabaza al fondant..
Yo no acababa de coger el tranquillo a eso del amasado, y si no llega a ser por Raquel aún estaría dándole que te pego con el dichoso rodillo. Menos mal que María si que se apañó bien con él, con eso ya teníamos asegurada al menos una de las dos tartas.
Tras duras luchas con el rodillo amasador del fondant por fin todos teníamos una fina masa para ponerla sobre el bizcocho. Este paso es crucial porque no puede quedar ni una burbuja de aire y ni una arruga.
Poco a poco fuimos colocando el fondant por encima y con la ayuda de un pequeño instrumental y un rodillo corta pizzas dejamos los bizcochos completamente cubiertos de color naranja. Lo peor ya había pasado, ahora lo que queda es decorar y poner el toque personal de cada uno en sus tartas.
Para hacer las telas de araña utilizamos una técnica de glaseado con colorante negro. Las calabazas, los sombreros de bruja y las letras, fueron moldeadas con mas fondant.
Aunque en la foto parezcan pequeñas, estas tartas son para 15 o 18 raciones, porque su nivel de azúcar y grasa es muy alto. De hecho, todas estas decoraciones se suelen quedar en eso, decoraciones. Poca gente se llega a comer las calabazas o los sombreros de bruja, porque el sabor es como si estuviéras chupando un terrón de azúcar o peor.
Aquí os mostramos como quedaron nuestras tartas de Halloween.
La próxima cita será con la técnica del glaseado en las galletas, una temática muy apropiada para la Navidad.