La pulpa de la fruta del dragón contiene pequeñas semillas negras. Su aroma se pierde cuando se calienta.
El color exterior es rojo/rosa o amarillo. Las pitahayas amarillas son más caras, dado que no se cultivan tan a menudo. Las pitahayas rojas tienen una pulpa de color blanco o rojo, las de pulpa roja son más difíciles de cultivar y por ello menos frecuentes, si bien su sabor es más intenso que el de la pitahaya de pulpa blanca.
Las pitahayas son sensibles a la presión y por ello difícil de transportar. En Europa es posible encontrar la fruta de Centroamérica en los supermercados europeos entre julio y diciembre, y de Vietnam entre enero y junio. Las frutas provenientes de Tailandia llegan por avión durante todo el año.
El 90% de la fruta está compuesto de agua y es rica en hierro, calcio y fósforo. Su valor nutricional es de 210 kJ/100 g, y contiene vitamina B, C y E.
LAS FLORES. Probablemente el aspecto más fascinante de la pitahaya son sus enormes flores simples que brotan al inicio y durante toda la estación lluviosa. Las flores nacen en cualquiera de las areolas ubicadas en las aristas del tallo. En su máximo desarrollo y justo antes de abrirse, la flor adquiere una forma conocida como cuello de ganso que puede medir hasta 20 centímetros de longitud (izq.). Cada tallo o penca madura es capaz de producir hasta 10 flores por temporada, las cuales se abren una por una a lo largo de los 6 u 8 meses que dura la estación lluviosa. Las flores ubicadas en las diferentes pencas comienzan a abrirse a partir de las 7 de la noche cuando ya la oscuridad es total. A la medianoche, cada flor ha alcanzado el clímax de su apertura y es cuando se puede apreciar uno de los más fascinantes fenómenos de la naturaleza: una flor nocturna, blanca, en forma de copa o campana y con un extraordinario e increíble tamaño de hasta 25 centímetros de diámetro!!!
Totalmente abierta, la flor comienza a emanar un potente, exquisito y penetrante aroma a jazmín que puede ser detectado por una persona hasta a 100 metros de distancia. La función de este perfume es atraer a los insectos polinizadores de esta planta: las polillas halcón o esfíngidas del género Manduca (izq.). Polinizadas o no, las flores se cierran para siempre cuando los primeros rayos del sol se asoman por el horizonte.
LOS FRUTOS.
Si una flor de pitahaya logra ser polinizada exitosamente -lo cual es bastante difícil debido a la gran escasez de agentes polinizadores-, se forma un solo fruto que puede alcanzar hasta 15 centímetros de longitud, mayormente ovalado pero muchas veces redondo, de un inigualable color rosado intenso y brillante como si estuviera cubierto de cera.
En la superficie, el fruto presenta grandes escamas triangulares y carnosas de punta verde, que son los vestigios de los segmentos del cáliz de la desaparecida flor.
La cáscara o piel del fruto es más o menos gruesa y carnosa, y envuelve una pulpa suave, jugosa y translúcida semejante a la de las uvas, con una gran cantidad de pequeñas semillas negras y redondas distribuidas de manera uniforme por toda la pulpa.
Esta particular forma de distribución de las semillas por toda la pulpa, es una ingeniosa estrategia ecológica que la planta ha desarrollado luego de millones de años de evolución, con la cual se garantiza que el animal silvestre que devore aunque sea un poco de pulpa de cualquier parte del fruto, se estará llevando consigo varias semillas para dispersarlas.
En los países asiáticos donde esta planta ha sido introducida, al fruto se le conoce como Corazón de Dragón y se han tejido hermosas historias y leyendas a su alrededor.
Fuente: Wikipedia y Mundo Forestal