Revista Comunicación
Álvaro Carrillo fue mexicano, cantante y compositor. Tal vez por estos pagos del sur, su nombre no sea muy conocido. Pero si decimos “Sabor a mí”, es una fija que empezaremos a tararear el famoso bolero. Bueno, Álvaro Carrillo fue el autor de esa canción. Pero en esta ocasión lo traemos al ruedo por otro tema suyo que me llamó particularmente la atención en la versión de Monsieur Periné:
Buscando data de la canción por Internet, dimos con el blog “Sabor a mi padre” (http://saboramipadre.blogspot.com.ar) escrito por Mario Carrillo, el hijo de don Álvaro. Y ahí encontramos el origen de esta bellísima canción. Pasamos a contarla.
Don Álvaro era un veinteañero cuando estudiaba en la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo que, en esos tiempos, tenía régimen militar, esto es, los alumnos estaban sometidos a la disciplina castrense. Carrillo saldría con un título de ingeniero agrónomo que no le serviría de mucho porque se dedicó a la bohemia y alcanzó justa fama con sus canciones.
Fue durante su estadía en Chapingo que Carrillo conoció a la hermana de uno de sus compañeros de estudios y, prendado por la mujer, concertó una salida para el viernes siguiente. La cita era sí o sí porque la joven volvería a su pueblo al otro día.
Carrillo esperó ansioso el día, pero justo, ese viernes, el rector de la Escuela le pidió que se quedara porque tenía invitados y quería agasajarlos con sus canciones. Carrillo estaba muy agradecido al rector porque lo estaba apoyando para que él fuera a Ciudad de México para promocionar sus canciones. Pero, claro, una mujer pesa más. Entonces, Álvaro Carrillo le explicó, de hombre a hombre, que no podía quedarse porque ya había quedado con una dama para esa noche.
El rector, caprichoso, insistió en que se quedara. Carrillo le explicó que la chica se iría al otro día y no la vería más si la dejaba plantada. El rector siguió en su postura, aduciendo que ya le había prometido a sus invitados que él cantaría y no quería quedar mal. Carrillo protestó y dijo que no; el rector dijo que no también y encaprichado, le prometió que, por las buenas o por las malas, se quedaría en la Escuela esa noche.
Efectivamente fue así: lo arrestó por desacato a un superior y lo encerró en la celda de una de las torres de la escuela.
Cuentan que, a medida que avanzaba la noche, la luz de la luna iba cubriendo el patio principal de la institución y Carrillo con su guitarra en la mano esperando el llamado del rector, veía por la ventana de la prisión como la luz lunar iba moviéndose en la noche como certificado de defunción para su amor trunco.
Así que, como buen poeta con el corazón partido, Carrillo empezó a improvisar los versos de la mítica “Luz de luna”. Vale la pena escuchar la versión en labios de su propio hijo, Mario Carrillo:
Otra versión épica es la de Chavela Vargas:
Y nos gustó mucha esta otra versión de Buika:
Un toque español para Rocío Durcal:
Una versión clásica es la del mexicano Javier Solís, el Rey del Bolero Ranchero:
Y cerramos este post con la versión de Luis Miguel:
FUENTES:
El artículo del blog “Sabor a mi padre” de Mario Carrillo:
http://saboramipadre.blogspot.com.ar/2012/05/luz-de-luna-mi-celda-querida-que-esta.html
El artículo en Wikipedia de Álvaro Carrillo:
http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81lvaro_Carrillo