Esta publicación es de la colaboradora Sarah Bendeich de Oesch y Doots.
una vez vi Nigella Lawson siendo entrevistada por Andrew Denton. Desde el principio, estaba claro que los dos estaban en desacuerdo el uno con el otro. Denton admitió que no podía entender la obsesión de Nigella por la comida. Veía las comidas como una parada de combustible, una interrupción necesaria que le gustaba superar y terminar lo más rápido posible. Nigella expresó una especie de lástima un poco altanera, este era un hombre que no apreciaba el placer sensual y el ritual social de compartir una comida con sus seres queridos.
Entonces, si hay dos tipos de personas en el mundo: los Nigella y los Denton, yo soy un Nigella. Me encanta la comida casera hermosa. Valoro el ritual de compartir las comidas con los que amo. Como mamá primeriza, esperaba poder brindar toda una vida de comidas frescas, nutritivas y deliciosas para mi familia. Tenía muchas ganas de continuar con las tradiciones alimentarias familiares y crear otras nuevas, marcar hitos con comidas memorables y preparar almuerzos escolares envidiables. Y me imaginé que todo esto sería compartido con entusiasmo con mi hijo/hijos.
El problema es que Doots, mi primogénita, mi hija, la persona con la que me imaginaba compartiendo toda esta tradición culinaria, es una Denton. No busca consuelo en la comida (¡que sin duda le servirá bien a su cintura a largo plazo!). A los once meses, después de una introducción entusiasta a los alimentos sólidos, comenzó a rechazar cualquier cosa que le ofrecieran con una cuchara. Ella anhelaba la independencia (¡un rasgo que no muestra signos de suavizarse como una niña de 4 años!). Tuve que cambiar mi táctica, por lo que estaba fuera con el puré, los guisos y las sopas, y dentro con los bocadillos.
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Con el paso del tiempo, se volvió cada vez más difícil de complacer. Estaba surgiendo un patrón en su irritabilidad: era un problema relacionado con la textura; ella rechazaría cualquier cosa ‘húmeda’ o líquida. Así que se rechazaron yogures, natillas, guisos, salsas y sopas. Ella también parecía comer casi nada.
Ha sido una lucha, pero felizmente puedo informar que ahora nos sorprende con lo mucho que come en las comidas y cómo ha cambiado su actitud hacia la comida. Está mucho más dispuesta a probar gustos nuevos o que antes no le gustaban. Por lo general, es mucho más fácil de complacer y, por lo tanto, de alimentar. He hablado de este tema sin cesar con otras mamás, y sé que cada niño quisquilloso tiene su propio ‘perfil’ particular y que diferentes estrategias funcionan para diferentes niños. Mis consejos a continuación han funcionado para nuestra familia, y de hecho creo que son lo suficientemente generales como para funcionar con muchos niños con tendencias quisquillosas, sin embargo, no soy una experta, ¡solo una madre con el beneficio de la retrospectiva!
Respetando sus preferencias (dentro de los límites)
Recuerdo que nuestra encantadora enfermera de salud infantil me dijo que había que ofrecer a un niño quince veces antes de que pudiera cancelarlo. Tal vez esto sea cierto, pero no me sentó bien. Doots se angustiaría mucho si le pusiéramos algo en el plato si previamente había dejado en claro que no le gustaba, sentía que no la ‘escuchábamos’. Así que dejé de poner zanahorias cocidas en su plato (que ella detesta), reemplazándolas con un palito de zanahoria cruda (que le gusta bastante). Una zanahoria es una zanahoria después de todo.
Si bien la alentamos a probar cosas nuevas, no la presionamos para que coma algo que realmente no quiere. Tampoco ofrecemos sobornos.
Enfócate en lo que aceptarán
Incluso los niños quisquillosos tienen favoritos. Para Doots, es pasta, así que la mejoro nutricionalmente. La pasta se ha convertido en un vehículo para todo tipo de bondades vegetales engañosas. Los pestos son fantásticos mezclados con pasta, y puede usar todo tipo de verduras y nueces para aumentar la variedad de alimentos que come su hijo. A veces hacemos nuestra propia pasta al huevo que tiene la bonanza nutricional de 8 huevos en la receta, y ella ayuda a prepararla.
Otra idea es el plato para picar. Es algo así como un último recurso para mí porque no parece ser una comida, pero me permite sentirme tranquilo de que ella está recibiendo suficiente variedad. Se trata simplemente de presentar una gama de alimentos aceptables, asegurándose de que haya un poco de carbohidratos, proteínas y frutas/verduras. Para Doots esto podría ser:
-algunas almendras, anacardos o nueces, o un huevo cocido, o palito de queso
-unas rodajas de pepino, pimiento, zanahoria
-galletas o pan
-Fruta
Aprovecha su imaginación
Cualquiera que conozca a Doots puede dar fe de su imaginación. Cuando tenía dos y tres años, rara vez era ‘ella misma’: le encantaba el juego de roles y, a menudo, teníamos que dirigirnos a ella como quien pretendía ser ese día o semana. Aprendí a trabajar con él, así que si ella fuera un gato (y lo era a menudo) hablábamos sobre lo que les gusta comer a los gatos (¡en serio!) y yo podría servirle empanadas de atún o pescado frito o desmenuzado. Tracé la línea para servirla en un plato en el piso (aunque en realidad una vez cedí a su pedido de servirle la leche en un plato en el piso, valió la pena solo para mi propia diversión).
Una vez la convencí con éxito para que comiera un plato de pollo estofado y verduras mezcladas con cuscús, llamándolo «Puss Puss Cous Cous».
Le encanta el color amarillo, así que busco platos y tazones amarillos para ella en las tiendas de op, y tiene un juego de cubiertos con gatitos. Todo esto la ayuda a sentirse cómoda y respetada a la hora de comer.
¿Cuál es tu cultura gastronómica?
Cada familia va a tener una cultura alimentaria diferente: diferentes costumbres, valores, rutinas y rituales. Y cualquiera que sea su cultura alimentaria, eventualmente se contagiará a su hijo.
Nuestra propia cultura gastronómica incluye los domingos por la mañana en el mercado de agricultores, el cultivo de frutas, hierbas y verduras y la cría de un par de gallinas para obtener huevos, los sábados por la mañana panqueques hechos por papá, pescado y papas fritas ocasionales en un restaurante local para niños, parrilladas con amigos. en verano, un picnic semanal compartido con las amigas del grupo de madres, siempre comiendo juntos en la mesa sin otras distracciones, cocinando juntos, el té de la tarde de vez en cuando, el postre de vez en cuando, comprando pescado fresco a los pescadores en los muelles, buscando moras y manzanas silvestres en Febrero para hacer mermelada, encontrar bolsas de manzanas o limones que nos dejan los vecinos en la puerta de casa, comer fuera cuando hace calor…
Me encantaría saber, ¿tienes un poco de Nigella en casa? ¿O un pequeño Denton? ¿Cuáles son sus consejos para ayudar a los quisquillosos a obtener la nutrición y la variedad que necesitan?
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