En pleno invierno, con el frío intenso y las lluvias, podemos encontrarnos el desagradable regalo mañanero de que nuestro coche no arranque, aunque aparentemente nuestra batería no hubiese dado problemas antes. Conviene realizar un mantenimiento exhaustivo de nuestro vehículo, pero tal vez la batería sea uno de los elementos más sensibles de revisión. Os ofrecemos unos cuantos consejos para optimizar el rendimiento del acumulador de nuestro coche o en su defecto, como sustituirla en caso de emergencia.
Cómo decíamos, las bajas temperaturas ponen a prueba la resistencia de nuestras baterías. Cuando el termómetro baja de 0 grados, éstas pierden poco a poco sus prestaciones. Cuando bajan de 20 grados bajo cero, el que contienen se puede congelar y eso es fatal para la batería. Si no puedes evitar que tu coche "duerma" en la calle, intenta evitar el uso de los elementos que más consuman en tu vehículo, especialmente con el motor recién encendido: luneta térmica, asientos con calefacción, la radio...
Las baterías antiguas, permitían un rellenado con agua destilada cuando ésta se iba evaporando. La operación es complicada y se debe hacer con cuidado. En ningún caso debemos manipular el contenido de la batería, pues el ácido sulfúrico podría causarnos graves daños, salvo que llevásemos un equipo muy adecuado de protección. Por suerte, las baterías modernas no requieren este mantenimiento y su carga se muestra en uno indicadores exteriores. Eso sí, son orientativos, con lo que en las baterías modernas perdemos exactitud en el estado real de su carga.
Si disponemos de un polímetro, podremos hacer la comprobación real de la carga de la batería (conviene que incluyamos la revisión constante de nuestros equipos, especialmente en invierno, como hacemos con los neumáticos o el aceite), el cual nos indicará en qué estado se encuentra, siendo...