Si preparamos unas vacaciones a través de una agencia de viajes, debemos acudir a una de confianza, que nos ofrezca garantías y que, a través de ella, hayan viajado personas conocidas (y hayan quedado satisfechas, claro). A veces vale la pena pagar un poco más para no tener sorpresas de última hora.
Para mayor comodidad, no hay que cargar con la casa como un caracol, aunque el viaje sea muy largo. Ante éste tipo de viajes debemos tener el equipaje planificado: sólo la ropa necesaria. Si viajamos a un país que no conocemos, nos asesoramos a través de alguien que ya lo conozca. No nos olvidemos de la cámara fotográfica. No debemos llevar demasiado calzado, si no, nos arrepentiremos cuando lleguemos a nuestro destino.
Cuando hacemos un viaje queremos disfrutar, conocer otros lugares, verlo todo "y más", pero recordando siempre que se viaja también para descansar. Con las rutas maratonianas nos vence el cansancio y regresamos peor de lo que marchamos de vacaciones. Tranquilidad y calma.
Si visitamos una ciudad grande durante muchos días, es mejor consultar a nuestra agencia de viajes sobre si hay algún tipo de abono de transportes, visitas a museos o visitas guiadas que nos permita disfrutar de todo a precios más económicos.
Es una gran tontería volver cargado de regalos y recuerdos para cada miembro de la familia. Está muy bien, en teoría, traer algún que otro regalo para los nuestros, pero ahora todos recordamos aquellas compras inútiles que... ¿dónde fueron a parar?
Ah! Y no nos olvidemos de llevar un pequeño botiquín, además de pensar antes que nada en la medicación, si tomamos alguna de forma habitual. El botiquín será de gran utilidad. En casi todos los países europeos exigen receta incluso para una aspirina.