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Consejos prácticos para maestros de niños con TDAH

Por Davidsaparicio @Psyciencia
Pexels / Pixabay" href="https://i2.wp.com/www.psyciencia.com/wp-content/uploads/2017/02/school_1487257427.jpg?fit=1280%2C859&ssl;=1">Consejos prácticos para maestros de niños con TDAHPexels / Pixabay

Maestros desconcertados al no saber como manejarse con niños que poseen trastorno por déficit de atención, es una realidad cada día más común en las escuelas. Lo cierto es que el TDAH, contrario a lo que suponen algunas personas, es un fenómeno real, no un producto de los laboratorios o un puñado de chicos con mala educación.

Disponer de estrategias prácticas para las clases en donde se encuentren niños con el trastorno, redunda no solo en menor estrés para los docentes y los niños, sino en mayores y más eficaces posibilidades de aprendizaje para estos últimos.

Desde hace algún tiempo se utilizan adaptaciones en el ámbito escolar para niños con este trastorno, si bien no se implementan con la regularidad que habría que hacerlo. En el siguiente enlace, podrán acceder a un artículo ya publicado que contiene adaptaciones curriculares para niños con TDAH.

A continuación, veremos una a una estas recomendaciones destinadas a docentes.

Consejos

Consejo N° 1: Conocer en que consiste el TDAH

La red nos proporciona infinidad de sitios al alcance de un click. Sin embargo, muchas webs no transmiten información correcta, basadas en evidencias científicas.

Es necesario entonces no solo investigar, sino saber también en qué lugares hacerlo. Por supuesto que Psyciencia es el portal más recomendado, pueden leer más sobre el trastorno clickeando aquí, aquí y aquí; pero también existen algunos especializados en el trastorno, como por ejemplo el que se utiliza de fuente para el presente artículo.

El objetivo de conocer las características del TDAH, es estar al tanto de las conductas que estos niños pueden presentar, no ver a las mismas necesariamente como mala educación o intentos deliberados por romper las normas, sino como parte de un cuadro neurobiológico, que explica en gran medida la forma de comportarse de estos niños.

Consejo N° 2: Asignarle un alumno ayudante

La idea que subyace a este consejo, es que el alumno que oficie de ayudante colabore con su compañero al recordarle prestar atención en algunos momentos, lo refuerce mediante halagos cuando esté trabajando correctamente, no lo interrumpa, y le recuerde anotar las tareas para la casa.

Puede incluso rotarse en la función, de modo que haya varios alumnos que colaboren. Sería además una buena estrategia para favorecer la inclusión del pequeño con TDAH con sus compañeros de curso.

Consejo N° 3: Segmentar las tareas

Si a una niña/o con TDAH se le dan diez ejercicios a resolver seguidos, es probable que no concluya la tarea. En cambio, si se le dan dos, se lo invita a revisarlos con el maestro, luego se le dan otros dos, se repite el proceso de revisión y así sucesivamente; es más probable que pueda realizar mayor cantidad de los mismos.

Dividir una tarea que al sujeto puede llegar a resultarle muy pesada en varias tareas más sencillas, seguramente no resulte ni en frustración ni en dispersión por parte del muchacho/a, pero si en mayores períodos de productividad y sentimientos de confianza en sí mismo.

Consejo N° 4: Cuaderno o carpeta única

Tanto en la escuela primaria como la secundaria, suelen utilizarse diferentes cuadernos o carpetas que se dividen o de acuerdo a las asignaturas (por ejemplo Matemáticas y Ciencias Sociales), como a los ámbitos donde se utilizan (cuaderno de clase y de tareas).

Una forma de minimizar la desorganización es que el niño posea un único cuaderno (o reducir al mínimo la utilización de estos), en los cuales realice todas las tareas necesarias. Así, solo tendría que aclarar a que asignatura corresponde (o si pertenece al momento de clase o tarea para el hogar), y en caso de observarse en el futuro un mejor manejo de la división de tareas, ir agregando de forma gradual cuadernos que segmenten las mismas.

Consejo N° 5: Elegir el método de escritura más apropiado

Tener en cuenta tanto la herramienta de escritura, como el soporte de la misma (tipo de hoja) influirán en los resultados obtenidos en el aula. Una lapicera de pluma, que en muchos colegios se torna casi obligatorio usar en los primeros años, puede resultar contraproducente en un niño con TDAH, ya que el trazo se torna más lento, lo que favorece a la desatención por parte de estos.

Algo similar sucede con las hojas. Las cuadriculadas pueden en general producir mayor desorganización, por lo que tal vez convenga una rayada convencional. El mismo criterio aplica al tipo de letra utilizado. Obligar a los niños a escribir si o si en letra cursiva o imprenta, solo por ser una normativa del colegio, no necesariamente potencia las habilidades de los pequeños.

En este sentido, no existe una regla aplicable a todos los sujetos. Lo que sí es aconsejable, es que se utilicen tanto los materiales como el tipo de letra que favorezcan el mejor rendimiento de los alumnos.

Consejo N° 6: Reducir enunciados y actividades

Con frecuencia ocurre que parte de las actividades escolares, consisten en copiar grandes enunciados y textos, para que luego los alumnos tengan que responder unas pocas preguntas, desproporcionadas con el volumen de lo copiado.

Considerando las dificultades para la escritura que ya se mencionaron en el consejo anterior, sumado al hecho de que grandes textos no mejoran (al contrario, empeoran) la grafía de lo que se transcribe en hoja; es que ésta estrategia puede resultar muy útil.

Así, el alumno/a no solo no se frustrará por grandes cantidades de textos a copiar, sino que se mantendrá más centrado en la tarea, disminuyendo conductas disruptivas durante las actividades.

Consejo N° 7: Adaptar los exámenes

Este consejo es un poco la conclusión lógica de todos los puntos anteriores, e incluye varias de las estrategias enumeradas. Si variables como la letra, las hojas, la extensión de las consignas y textos influyen en el rendimiento en clase, es esperable que también influya en las evaluaciones, en especial tomando en cuenta la presión que suele sentirse ante ellas.

Por estas razones, se enumeran una serie de consideraciones a tener en cuenta para las evaluaciones, las cuales pueden ser abordadas tanto juntas como separadas:

  • Aumentar el espacio que el alumno tenga para responder, aunque implique extender la cantidad de hojas permitidas en el examen.
  • Presentar un ejemplo de resolución de las tareas que se demandan.
  • Simplificar el lenguaje utilizado en las consignas.
  • Si el examen tiene varias hojas, presentárselas secuenciadas: primero una, completada la primera presentar la segunda, y así sucesivamente.
  • Realizar lo mismo que sugiere el ítem anterior, pero con las consignas. En lugar de enseñarle 6 actividades, darle por ejemplo de a dos, intermediando las correcciones del docente.
  • Remarcarle palabras claves del enunciado, de modo que le sirvan de pistas visuales para enfocarse en lo importante de lo solicitado.
  • Utilizar formatos de respuestas breves, como por ejemplo verdadero- falso o marcar la opción correcta.
  • En los casos en los que sea posible, darle la posibilidad de responder de manera oral.
  • Ponderar el resultado de los exámenes con otro tipo de evaluaciones, como puede ser la participación de los niños en clase, el tener sus cuadernos/ carpetas completas, etc.

Consejo N° 8: Preguntar al niño que otras cosas sabe sobre el tema

Los niños en general estudian para las pruebas, y tal vez no lleguen a plasmar de manera correcta aquello por lo que se les pregunta (lo tengan aprendido o no). Una forma de reforzar la conducta de estudio, es no solo hacer preguntas concretas sobre el tema general de la evaluación, sino también dar la oportunidad de mostrar aquello que han estudiado, y tal vez no está dentro de las consignas del examen.

De esta forma tendrá más oportunidades de demostrar su saber, que si sólo se lo restringe a consignas elegidas por el docente.

Consejo N° 9: Aplicar la ley del 3 a 1

Los pequeños con TDAH suelen presentar conductas disruptivas, en especial si son hiperactivos. Lo habitual en el colegio es que se les llame la atención una gran cantidad de veces, generando tanto frustración y estrés en los niños, como en quienes están a su cargo.

Esta estrategia consiste en aplicar consistentemente más refuerzos (estímulos que incrementan la probabilidad de las conductas reforzadas) que castigos (estímulos que disminuyen dicha probabilidad). En lugar de remarcar mayormente las cosas que el niño realiza mal, lo que se busca es premiar las veces que actúa bien.

En general, ningún docente dispone del tiempo necesario para ponerse a contar la cantidad de veces que refuerza o aplica castigos a los niños. No obstante, lo principal del consejo es cambiar el foco de atención del maestro, para que se centre más en las conductas positivas que en las negativas.

Sentirse escuchado y recibir halagos por parte del maestro, incrementará el sentido de autoeficacia del niño, lo hará sentir reconocido por sus esfuerzos, y con bastante probabilidad aumentarán aquellas conductas reforzadas.

Hay que aclarar sin embargo, que aquello que refuerce y castigue conductas de los alumnos es particular para cada persona. Tal vez a algunos alumnos no les guste recibir halagos, y en ese caso habrá que buscar otras formas de fomentar comportamientos apropiados.

Lo mismo con lo que llamamos castigos. Tal vez a algunos niños el hecho de que el maestro los rete, puede resultarle motivador si lo que buscan es llamar la atención, y entonces más que disminuir aquellas conductas disruptivas, tenderán a aumentar en tanto se apliquen siempre las mismas consecuencias (las reprimendas).

Comentarios Finales

Los consejos aquí presentados, no son más que la aplicación de principios conductuales al contexto áulico. Ya sea mediante el uso de mayor cantidad de refuerzos y disminución de castigos, como la adaptación del ambiente de múltiples formas (mediante la reducción de consignas, elección de las formas más cómodas de responder, segmentación de actividades, etc); se busca maximizar la experiencia de aprendizaje del niño.

En un contexto social que muchas veces opta por la medicalización, se hace necesario tener en cuenta aquellos principios y estrategias que mayor resultado hayan dado en la clínica, de modo de evitar que niños que pueden ser abordados por medio de las estrategias más eficaces, caigan innecesariamente en tratamientos farmacológicos, de los que tal vez pudieran prescindir.

Fuente: Comunidad TDAH


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