El alcoholismo se considera como un evento de gran impacto para la vida de una persona por su nocividad y extensión de los daños. Esto llega a provocar una afectación a la personalidad, motivo por el cual, su rehabilitación requiere que esta última sea modificada en alguna manera para lograr que los cambios sean permanentes y efectivos. En ese sentido resulta de inestimable valor explorar las posibles modificaciones que pueden haber surgido en los dependientes alcohólicos en rehabilitación a los fines de sostenerse en abstinencia.
Al constituir una enfermedad crónica y caracterizarse por una tendencia a beber más de lo debido, el alcoholismo se deriva como una de las mayores afecciones que mayor impacto negativo tienen en la población mundial. Los sujetos con adicción a esta sustancia y que se encuentran en estado de rehabilitación, en ocasiones intentan infructuosamente dejar de consumir y mantienen la costumbre a pesar de las adversas consecuencias sociales y laborales. En el 2007 existían entre 18 y 38 millones de consumidores problemáticos de drogas de 15 a 64 años.
Las alteraciones psicopatológicas y de la personalidad que presentan muchos de estos pacientes, pueden explicarse por el efecto de la teratogénesis conductual, observado en la descendencia de adictos. Las mismas se manifiestan en variaciones del carácter, en corto tiempo la persona cambia, se vuelve irrespetuosa, de muy mal genio, intolerante a la crítica y sumamente autosuficiente. Acontece además un deterioro en su rendimiento académico y/o laboral, ausentismo al centro de estudio o trabajo, unido a ello, suelen decir mentiras con mucha frecuencia. Dentro de los rasgos de su personalidad también se pueden observar que son individuos que tratan de encontrar un soporte en sus relaciones y que tienen problemas para cuidar de ellos mismos, también han sido descritos como temerosos, introvertidos y deprimidos.
Entretanto para un adecuado abordaje psicoterapéutico de las adicciones resulta importante tener en cuenta varias consideraciones que se encuentran ligadas y forman parte de la vida de quien padece una adicción al alcohol, de la sociedad y de los familiares.
Consideraciones sobre estilos de vidaMayo Parra enuncia diferentes elementos para hacer alusión al aspecto personológico del estilo de vida. El mismo lo conceptualiza como la cualidad externa del sujeto individual, premisa y resultado de la autorrealización de su personalidad, integrado por componentes estructurales y funcionales que constituye la expresión psicológica y subjetivamente determinada del modo de vida en el individuo. El estilo de vida resulta crucial en el proceso de rehabilitación terapéutica que se utiliza con los pacientes adictos. Asimismo dicho autor plantea para su estudio cinco componentes personológicos:
Sistema de actividades. Estilo comunicativo (sistema comunicativo). Sistema de roles. Orientación en el tiempo. La autorrealización personal.
Es necesario tener en cuenta que el estilo de vida es la forma en que el sujeto acostumbra a estructurar y dinamizar su espacio y tiempo biográfico y el modo en que le estampa a estos su sello personal. Es decir, el estilo es manifestación de la subjetividad del espacio y el tiempo vivido y compartido por el sujeto con otros en su cultura. Una situación psicológica creada por el sujeto. Lleva la impronta de la personalidad, a la vez que condiciona su desarrollo.
En el análisis de los factores condicionantes de los procesos de desintegración social como el consumo de alcohol y drogas o la prostitución, se deben unir a los factores de orden económico otros como la escala de valores de la juventud y la influencia en ellos de la socialización familiar y del efecto de la demostración de otros estilos de vida a los que se accede por diversas vías. La posibilidad de adquirir honor social está determinada predominantemente por diferencias en los estilos de vida de estos grupos y por consiguiente, por diferencias de educación, por lo que de algún modo se deposita parte de la responsabilidad en la familia para favorecer estilos de vida en los individuos.
Un sujeto al emplear su tiempo brinda muchos datos acerca de valores e intereses que gobiernan su vida, las preferencias y la forma singular o estilo de estructurarla. Al estudiar a una persona se puede llegar a comprender y quizás explicar su concepción del mundo, el modo en que organiza y realiza la vida a través de la actividad y la comunicación diaria, los cambios que ocurren en la organización y ritmo de vida. El estudio del estilo de vida permite conocer de manera más profunda a las personas en su individualidad, interviniendo de forma activa en su circunstancia de desarrollo total, con la cooperación de otros. También conocer el interior de su personalidad y así apreciar una visión integrada sobre la forma singular de condicionar su desarrollo, de obrar su identidad.
En el caso concreto del alcoholismo y otras adicciones a sustancias tóxicas la degradación gradual de la personalidad que va sufriendo el sujeto, lo lleva a abandonar sus deberes con la familia, la sociedad y la pareja. Pierde intereses, motivaciones, reduce sus amistades al marco estrecho de los consumidores como él, puede delinquir, emplear su tiempo de forma autodestructiva y todo ello, contribuye a una complicación escalonada del cuadro clínico. Los adictos buscan la compañía de otros adictos y dedican gran parte de su tiempo a consumir el alcohol y/u otras drogas o a buscar las mismas o los recursos para obtenerlas. En ese sentido, el estilo de vida adquiere una configuración patológica, muy nociva para los adictos.
El alcoholismo suele iniciarse favorecido por estilos de vida no saludables, de modo que para una rehabilitación integral, los afectados requieran modificar los mismos en todas las maneras de manifestarse. Analizar el estilo de vida de un sujeto aporta información muy valiosa para determinar en qué medida éste avanza o no hacia su desarrollo personal. Es necesario tener en cuenta que puede hablarse, cuanto menos, de estilos de vida sanos y no sanos o patológicos.
Consideraciones sobre apoyo socialSe conoce como apoyo social a todo un sistema conformado por personas e instituciones que pueden ubicarse o no en el contexto de los afectados y en virtud de diversos factores. Como referencias de apoyo social se encuentran por lo general la familia inmediata, amigos, vecinos, compañeros de estudio, trabajo, de grupos de pertenencia social, autoridades y funcionarios de instituciones sociales. A pesar de que existen diversas concepciones acerca de este apoyo, hay una definición que resume este fenómeno en sus aspectos esenciales:
(...) recursos sociales accesibles y/o disponibles a una persona, encontrados en el contexto de las relaciones interpersonales y sociales y que pueden influir tanto de forma positiva como negativa en la salud y bienestar de los individuos implicados en el proceso. Su característica distintiva radica en su carácter interactivo, dinámico y extensible a lo largo de la dimensión temporal.
En ocasiones pueden acontecer supuestos apoyos sociales que implican relaciones morbosas de sobreprotección que lejos de ser favorables para el proceso de rehabilitación, devienen en impedimento. En este sentido pacientes adictos ingresados en el Hospital Psiquiátrico de la Habana (H.P.H.) y ante la relación sobreprotectora de los padres, el psicoterapeuta ha debido regularle las visitas a estos para permitir una adecuada recuperación. De igual modo, se efectúa la realización de intervenciones encaminadas a corregir interrelaciones morbosas entre miembros familiares.
En el alcoholismo el apoyo social tiene sus peculiaridades que lo diferencian de otras patologías. La mayoría de los pacientes con este padecimiento acostumbran a minimizar síntomas o las consecuencias derivadas de la manera de beber. Otros lo enmascaran como fenómeno asociado a disfunciones conyugales, o en cambio, a una pobre significación del otro en las relaciones interpersonales, lo que constituye un impedimento en la viabilización del apoyo social.
Asimismo se han encontrado correlaciones negativas entre el afrontamiento centrado en la búsqueda de apoyo social y el trastorno esquizoide, de manera que el propio trastorno de personalidad incide como obstáculo en la efectividad del primero. Por otra parte es coherente su correlación positiva con los trastornos por dependencia o histriónicos, ya que se trata de dos patrones sociales: el dependiente por su necesidad de que los demás suplan sus carencias y el histriónico por su necesidad de contar con un auditorio para su exhibición.
Aquellas personas que se encuentren integradas socialmente cuentan con mayores posibilidades de recibir apoyo. Esto se debe a que por una parte se relacionan con un número mayor de personas mientras que en otro sentido la ausencia a las reuniones sociales, trabajo, entre otros, permite a los demás percatarse de la ruptura del patrón habitual de conducta de la persona y comenzar a indagar por tales cambios.
La pareja del paciente alcohólico puede desempeñar un rol importante en la regulación de las conductas de consumo de los mismos, elemento relevante a la hora de realizar una intervención terapéutica. La comunicación positiva entre los miembros de la familia constituye un factor protector contra la propensión a cometer delitos y a mejorar la autoestima de los adolescentes. Estas razones ejercidas por los miembros familiares influyen de manera positiva en el paciente alcohólico cuando se estrechan los vínculos en ambos sentidos y se adquiere mayor significación por parte del adicto. Estos lazos se enmarcan como factor importante en la regulación de los consumos.
Proyectos de vidaEs necesario tener en cuenta que la actividad de la personalidad en los pacientes adictos se encuentra centrada en el consumo de sustancias psicotrópicas. Los proyectos de vida designan la realidad psicológica que comprende la organización y realización de las orientaciones motivacionales fundamentales del individuo a través de planes concretos de su actividad futura.