Vivimos en una sociedad dónde todos hemos sido bendecidos con diferentes talentos o habilidades y que nos permiten equilibrar el desarrollo de la sociedad. Algunos son excelentes empresarios que iniciaron desde muy jóvenes y han continuado con mucho éxito, otros son expertos negociadores, tienen una habilidad innata para elegir los negocios rentables, otros lo hacen mejor como co-equiperos integrando equipos de trabajo en empresas y otros sencillamente son consumidores de estás formas de trabajo y se encaminan al camino del emprendimiento.
De personas se compone nuestra sociedad, sociedad que es definida por la Academia de la lengua española, como ”Conjunto de personas que conviven y se relacionan dentro de un mismo espacio y ámbito cultural”Es decir, somos parte de un complejo engranaje que permite que la sociedad, es decir la humanidad, pueda continuar en este planeta. Por tanto, todos somos responsables que nuestras acciones individuales, sean realmente productivas y sostenibles.
Cuando Joan Costa señala: “El sentido del término empresa tiene la dignidad de emprendimiento, de creatividad, de misión, de compromiso hacia un fin común. También incluye el sentido de institución de fundar o instituir para durar y desarrollarse”, entendemos que la responsabilidad social no llega solamente al patrocinio por compromiso de una causa familiar, social o ecológica, va más allá del simple aporte económico.
Podemos intuir que definitivamente no podemos dejar de lado el concepto de humanidad; es necesario asumir el rol que nos corresponde dentro de ella, consientes de la habilidad personal de cada quien.
El que es empresario, es responsable de la estabilidad económica y social de todo su equipo de trabajo; todas las actividades de la empresa deben ir encaminadas al bienestar de todos los stakeholders que se involucran con sus marcas.
El que es autónomo debe gestionar su marca personal. También hace parte de la sociedad contribuyendo a dinamizar la economía, pero no responden a un cuadro específico de la responsabilidad empresarial. Su función económica está dirigida únicamente a su bienestar personal, pero es innegable que su interacción con el medio empresarial es constante.
Francisco Domínguez, presidente de la Jove Cambra Internacional Empresaris Barcelona señala en una entrevista: “Sin liderazgo no eres emprendedor sino un auto empleado” El menciona que el emprendedor con aspiraciones de empresario debe tener visión de negocios, poder olfatear el negocio. Y señala que son muy importantes las habilidades de comunicación y de la gestión de personas, que indudablemente involucran la gestión de las marcas.
Y es aquí dónde vemos las diferencias en la gestión de marca del empresario y el autónomo, cómo lo denomina Domínguez; para el empresario, el proyecto va desde involucrarse en toda la reglamentación que exige la ley para constituirse como empresa, hasta la conformación de un equipo de trabajo preparado y convenientemente retribuido, no sólo económicamente sino profesionalmente. Como lo menciona Josep Torrent Director Comercial de Ceigrup Torrent-API -Miembro del Forum Millora Continua: “El entusiasmo, la motivación, la ilusión por llevar a cabo un proyecto son infinitamente más potentes que el Capital Financiero.”
Para el autónomo, la actividad económica es más sencilla y práctica: intercambiar un bien o servicio por un valor determinado, ingresos que le permiten lograr un bienestar personal, pero que no genera expectativas a largo plazo. Esto no es negativo, como señalé anteriormente, contribuye a la dinamización de la economía, el comercio de las marcas se activa notoriamente. La responsabilidad social, juega un papel importante al definir el tipo de actividad que queremos realizar. Y esto atañe al empresario y al autónomo. Siempre, el activo más importante de cualquier actividad, es el capital humano; no existe otra opción.
Según un estudio de Mercuri International aunque los objetivos sean claros, los empleados sienten que no tienen un feedback eficaz y productivo, indispensable para el bautismo de la marca. Los encuestados valoran principalmente las oportunidades de aprender y crecer (74%) y el sentir que son valorados como empleados (62%), que la marca es también de su propiedad, finalmente son el cliente interno.
La sugerencia va encaminada a que independientemente de nuestra actividad económica, aseguremos las herramientas necesarias al equipo de trabajo para que pueda tener éxito y disponer de oportunidades para aprender y crecer profesionalmente, facilitarle el crecimiento personal que redundará en un aporte considerable para la mejora de la calidad humana dentro de nuestra sociedad.
Somos parte fundamental de la estructura de esta humanidad. Por ello cobra relevancia definir nuestro papel en la sociedad, nuestros deberes y nuestros derechos; definir y posicionar la marca comercial y personal, en un mundo que camina aceleradamente hacía globalización, dónde la responsabilidad social, debe jugar un papel fundamental.