Revista Ciencia

Construyendo un hogar 4. El bosque.

Por Grumete
  
Construyendo un hogar 4. El bosque.Eso me propongo. Disponer de algo parecido a un bosque que me proporcione ese sentimiento de aislamiento que cada vez me parece más gratificante. No llevo bien estar currando las horas convencionales de mi trabajo y después tener que desarrollar trabajos adicionales rehabilitando un huevo hogar para mí cuando tengo edad de estar echando una mano a mis hijos. La desbrozadora, tan necesaria en una finca que linda en dos de sus partes con acequias de tierra y hierba, me proporciona periodos de abstracción mientras corto la hierba oyendo el rumor lejano de su motor a través de los cascos de protección.
   Me parece que no crecen nunca. Unos Ginkos (Ginkgo biloba) a la entrada del camino es el lugar que dedicamos a la esperanza, algo que intentaremos mantener intacta. En esa parte del campo pondré frutales que proporcionen algo de fruta para nosotros y para nuestros vecinos los pájaros e insectos de los que tengo intención de rodearme, igual que en la casa en la que vivo actualmente. Ahora estamos poniendo los frutales. Un Kaki (Dyospiros kaki), tres granados (Punica granatum), y más adelante pondremos almendreras o almendros (Prunus dulcis), melocotoneros (Prunus persica), cerezos (Prunus avium) y albergeros o albaricoqueros (Prunus armeniaca) y nísperos (Eriobotrya japonica). Algunos nacidos de hueso. Quizá pongamos algunas especies más más. Siete olivos (Olea oleoides) y una higuera (Ficus carica)  les esperan desde la primavera tardía pasada. Han pasado mal el verano, pero han llegado todos vivos al invierno. Pero es el otro sector el que me hace ser más impaciente. El del bosque...
Construyendo un hogar 4. El bosque.  Populus nigra), álamos (Populus alba), fresnos (Fraxinus angustifolia, foto del encabezamiento), almeces (Celtis australis), nogales (Juglans regia)  y tamarices (Tamarix gallica) bajo los que plantar algunos majuelos (Crataegus monogyna), y cornejos (Cornus sanguinea), todos ellos rodeados por un seto de lentisco (Pistacia lentiscus, foto de la derecha) que espero no me dará mucho trabajo ya que la idea es que crezca de forma libre para que el grosor del seto permita que se alberguen con comodidad los mirlos y ruiseñores (como lamento no poder trasladar los que me visitan cada año en mi casa actual). Ya anidan en los árboles grandes las palomas torcaces, antes raras pero ahora abundantísimas incluso en el interior de las ciudades. Este invierno pondremos coscojas (Quercus coccifera), enebros (Juniperus oxycedrus) y alguna carrasca (Quercus rotundifolia)...
Chopos (
           Cuando ya se acababa el mes de agosto,  pude observar el vuelo acrobático de las golondrinas mientras cortaba la hierba. Se llegan a acercar tanto que se contemplan perfectamente las cebas de los adultos a las crías en pleno vuelo. Un día un águila calzada pasó a saludar. ¡Cuanto tiempo hace que no voy a monte!. Me deleité con su vuelo, planeando en círculos que poco a poco se fueron alejando. Espero que al año que viene mis árboles estén mucho más grandes que ahora...

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