Revista Ciencia
Seguimos de obras. Cada vez que tiramos una pared o movemos un montón de material o maderas tenemos que parar para reubicar a las salamanquesas (Tarentola mauritanica). Enl la de la foto que hizo Quique no me que quitado ni los guantes de trabajo para cogerla. En unas ocasiones las cogemos para que no se introduzcan en los huecos de ladrillos nuevos y queden sepultadas por el cemento, y en otras, como durante el invierno, para que se escondan y sigan invernando. Según donde salgan las dejamos a su libre albedrío si no corren peligro de morir durante el trabajo a realizaar. Las dejamos en los tejados nuevos para que ellas busquen su sitio y bajo cuyas tejas vivirán bien.
En la casa donde vivo en la actualidad, También hay gran cantidad de salamanquesas. Lo curioso es que tanto como aumentó el número de salamanquesas se redujo el de lagartijas (Podarcis hispanicus). En una ocasión encontré los restos de una lagartija en un tremendo excremento de salamanquesa que era todo lagartija. El tamaño de la lagartija era grande, por lo que creo que la depredación de las pequeñas lagartijas debe de ser muy frecuente. Este fenómeno de la rarificación de las lagartijas es algo que creo que está generalizado y es un proceso (el de la expansión de la salamanquesa) que comenzó donde yo vivo, a las afueras de Zaragoza hace unos 40 años. Entonces fue cuando se empezaron a ver las primeras en las paredes de las casas bajo las farolas. Es por ello que tengo pensado habilitar un lugar alejado de la casa donde preparar una rocalla y poner un hábitat para las lagartijas, aislado por metros de hierba a su alrededor con la esperanza de que este lugar no sea colonizado por las salamanquesas. De momento tengo localizados varios machos de lagartija y alguna hembra. Pero esa será otra historia...