"...descubrió la exaltación que se apoderaba de ella al poner una palabra junto a la otra y constatar que juntas adquirían un sentido, una sonoridad que producía algo nuevo y único, un territorio propio que empezaría, poco a poco, a transformarse en su verdadera patria."
Portada de Contigo en la distancia
La escritora Vera Sigall, personaje en torno al cual gira la trama de "Contigo en la distancia", parece ejercer una atracción similar sobre el resto del elenco de esta novela a la que su creadora ejerce sobre mí. Daniel, su vecino, del que la separan unos cincuenta años y con quien ha establecido una estrecha relación, siente auténtica veneración por ella. Es él quien la encuentra tendida en el suelo de su casa cuando Vera sufre una caída por las escaleras. Como consecuencia de este accidente, la escritora cae en coma. Daniel la acompaña día tras día en el hospital, pero no es la única persona preocupada por la evolución de Vera. A Emilia, una joven que realiza su tesis sobre la obra de la afamada escritora, también le ha afectado sobremanera la fatalidad que se ha cernido sobre Vera Sigall. Daniel comienza a sospechar que la caída de su amiga no se ha debido a un accidente y decide indagar por su cuenta. Poco sospecha que Emilia, a la que por entonces ni siquiera conoce, será clave en la resolución del misterio."Fue entonces que empecé a visitarte con más frecuencia, que abrí la puertecita que une nuestros jardines, que tu palabra y tu vida cimentada en el mundo invisible comenzaron a trazar un camino que ansiaba me llevara de vuelta a mí mismo.Daniel y Emilia alternan sus voces para contarnos a Vera. Vera es un personaje plagado de misterios a la que nadie conoce completamente. Será a través de estos dos jóvenes que podamos atisbar la punta del iceberg que es esta escritora considerada de culto. Pero además de dejarnos intuir a Vera, Daniel y Emilia se nos van revelando como dos personajes completamente fascinantes, especialmente Emilia. Guelfenbein vuelve a demostrarme nuevamente su ingente talento para desnudar a sus personajes y mostrarnos la belleza de su fragilidad. Y yo asisto encantada, como no podía ser de otra manera, a este despojo de encorsetamientos y fachadas.
Pero te fuiste antes, Vera, y me dejaste a medio camino, huérfano de tu palabra y de tus calmos silencios, huérfano de ese mundo que compartíamos, que era tuyo y era mío, pero al cual sin ti no sabía cómo regresar."
Se une una tercera voz al relato, una voz que viene del pasado y nos trae hasta el presente. Se trata de Horacio Infante, un afamado poeta que mantuvo una relación sentimental con Vera en su juventud. La Vera que nos presenta Horacio continúa constituyendo en parte un misterio. Es cierto que las palabras de su amante arrojan luz en muchos puntos sobre ella, sin embargo, yo me encuentro con una Vera más distante que la que sentí a través de Emilia y Daniel. Horacio es poeta, y a pesar de ello y de que su narración es impecable, ésta deja tras de sí un halo de frialdad. Sí es verdad que según avanza se va templando, pero encuentro más poesía en una mirada de Daniel o en un imperceptible movimiento de Emilia que en las palabras de Horacio Infante.
"-Sigall, Sigall, Sigall -repitió varias veces-. Suena como a "cigale". La ese de silbante, de soleado, de siempre. Y la ele de laberinto."
Lonely Starfish. Fotografía de chichacha
Carla Guelfenbein se adentra con esta novela en el campo del misterio y de la trama policíaca, aunque esta última quede muy diluida. Tal vez sea este nuevo elemento el que haga que haya partes de la narración que pierdan la intensidad a la que esta autora me tiene acostumbrada. El misterio no versa sólo acerca del 'accidente' que sufre Vera Sigall. También tendremos que desentrañar esa relación de amor, secretos, engaños y celos (no necesariamente sentimentales) que mantuvo con Horacio Infante, y el papel que desempeñan en esta historia Daniel y Emilia. La intriga se desvelará de a poco y su desenlace no será de esos que nos dejan con la boca abierta pues en parte se va viendo venir. No importa, no quiero llevar a nadie a engaño, el misterio en esta novela es sólo una excusa para que su autora se adentre en los recovecos psicológicos de sus personajes y en esos mundos propios de cada uno de ellos. Ahí la chilena sí que es una maestra y nos regala escenas preciosas, de esas que se nos quedan prendidas a la memoria.He de decir que en la mayoría de esas escenas se encuentra Emilia. Comencé diciéndoos que Vera era al personaje en torno al cual giraba toda la trama, pero cuando terminé el libro me quedé con la sensación de que todo él estaba escrito para y por Emilia. Emilia, Emilia, Emilia, ese personaje diminuto que se lo come todo. Se nota que me encanta Emilia, ¿no? Se lo merece. Ella me lo ha dado todo, tenía que recompensarla de alguna manera.
"Me levanté de golpe, la imagen de la mujer muerta aún pegada a mis ojos. Salí a la azotea. Amanecía. En el cielo quedaban unas cuantas estrellas. Mi cuerpo se sentía ingrávido, como el de una extraña. ¿Cómo había pasado del mundo conocido y familiar a ese trance feroz y mágico de mi cuerpo? Así era como había imaginado el acto sexual: un acceso de demencia, una irrupción salvaje, desafiante, en un mundo donde antes reinaba el silencio. El familiar y frío silencio en el cual había habitado."Si habéis leído mi reseña de "Nadar desnudas" tal vez os hayáis quedado con la impresión de que esa novela me ha gustado más que la que os traigo hoy. Estáis en lo cierto, para mí ha sido una lectura más especial. Pero no quiero que esto os haga pensar que no he disfrutado de "Contigo en la distancia", tan sólo es una cuestión de feeling, de piel. Tampoco me atrevería a decir que una es mejor que otra. Para mí ha sido como si Carla Guelfenbein se hubiera mudado. Ahora habita una casa más grande, con amplios ventanales abiertos. El ruido exterior se cuela por ellos y la corriente entre ventanas nos trae aires ajenos. Pero en sus cuartos cerrados aún se puede respirar el aroma íntimo de su esencia. Allí está la Guelfenbein (así, con el artículo y el apellido, como las grandes) presta a arroparnos. Y nosotros nos dejamos adormecer por su voz arrulladora, por esas sábanas que se adaptan tan bien a nuestro cuerpo y mantienen nuestro olor, por ese colchón que ya tiene impresa nuestra huella. Y nuestros párpados se niegan a despegarse y dejar atrás ese dulce sueño. Sí, en parte este libro ha sido como volver a casa. Ahora sólo resta esperar a que Carla Guelfenbein me indique su nueva dirección y yo acudiré a visitarla encantada. Ya os lo he dicho, hay escritores que me dicen ven y yo lo dejo todo.
"En mi vigilia veía a Emilia saltando de cuarto en cuarto contra el fondo del cielo, sus piernas delgadas, el ruido lejano de las gaviotas. Entonces pensé que a la felicidad y el dolor iban juntos y que no podíamos saber de antemano cuando una u otro se saldrían con la suya."
P8300049-The Cliff on Bald Cliff in Onguquit, Maine. Fotografía de Gail Frederick
Ficha del libro:Título: Contigo en la distancia
Autor: Carla Guelfenbein
Editorial: Alfaguara
Año de publicación: 2015
Nº de páginas: 360
Premios: Premio Alfaguara 2015
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La Biblioteca Digital Ciudad Seva
El personaje de Vera Sigall está basado en parte en la biografía de la escritora brasileña Clarice Lispector. Movida por la curiosidad quise conocer un poco más a esta autora. Mis pesquisas internautas me llevaron por azar a la página web del escritor puertorriqueño Luis López Nieves y a su Biblioteca Digital Ciudad Seva que recoge un sinfín de cuentos, poemas y otros textos literarios de un gran número de autores clásicos. El trabajo realizado en esta recopilación tanto por cantidad como por calidad es digna de elogio y no puedo más que recomendaros que os acerquéis a conocerla y disfrutarla. Los interesados podéis acceder a ella pinchando sobre el texto en verde.