Mariano Rajoy ha dejado de lado, en lo que parece un lapsus controlado, el ostracismo al que nos tiene acostumbrados pronunciando la palabra maldita: recortes, como disimulando, para explicar el expolio, la estafa y el engaño individual y colectivos de los que estamos siendo objeto. Rajoy ha anunciado más recortes. El viernes, tras el consejo de ministros, los anunciarán. Es esa realidad que se empeña en convertir las promesas electorales en burdas mentiras mientras seguimos esperando a Godot.
Hoy, 24 de abril, es el día Internacional de Concienciación sobre el Ruido. Para conmemorarlo, se ha colado en los informativos un informe del Gobierno que “contempla” retrasar la edad de jubilación más allá de los 67 años. Globos sondas enturbian los cielos de esta primavera alérgica que ya presagia el sofoco del verano. Rajoy también cree “probable” que haya nuevas subidas de impuestos, dependiendo de las previsiones de crecimiento y déficit. Es decir, ruido: nada. Dependiendo del déficit, el IVA y el resto de impuestos debería subir hasta la estratosfera y salir del sistema solar, mientras que si se tiene en cuenta el crecimiento, que va a continuar negativo, debería suprimirse cualquier impuesto, rebajar precios, hacer fluir el crédito, poner en marcha la máquina de hacer dinero, porque a menos poder adquisitivo, m
enos consumo, menos ventas y más despidos, otro deporte nacional, junto al ruido, en un alarde de imaginación. Lo innovador de todo esto es que, mientras todo se derrumba a su alrededor, los grandes empresarios siguen a lo suyo.Pero, ¿qué hacer contra tanto ruido que nos despista y entretiene para no ver lo principal? De forma inconsciente, esquivando su propia censura, es el Gobierno el que da las claves en su página web: Y es que, con tanto ruido, imposible distinguir.
“El ruido, como otros agentes contaminantes, produce efectos negativos en el ser humano, tanto fisiológicos como psicosomáticos, y constituye un grave problema medioambiental y social. La lucha contra el ruido es una acción individual y colectiva. El ruido no lo hacen sólo los demás, sino que lo hacemos todos.
La lucha contra el ruido precisa, por tanto, de la concienciación y colaboración ciudadanas, así como de una implicación decidida y eficaz de las administraciones competentes, con una legislación y normativas adecuadas.”
(Web del ministerio de Educación, Cultura y Deporte)