Revista Arte

Contra los intrusos

Por Anxo @anxocarracedo

Dramatis personae:

  • Joven (J).
  • Viejo/a (V).

Exterior / día. Claro junto al camino. Al fondo, la ladera tapizada por especies caducifolias y acebos de gran porte. Ha dejado de llover. Luce el sol y la humedad del suelo comienza a evaporarse. Los colores del bosque son los del verano.

V: Cuando llegaron al abrevadero, la traza zigzagueante del camino se había borrado. Estaban desorientados. Querían seguir adelante a toda costa, impacientes porque la oscuridad se les echaba encima. Intentamos explicarles que el refugio estaba en la otra dirección, pero no hubo forma de que nos entendieran. Recuerdo un momento de tensión, un intercambio de miradas desafiantes. No era nuestra intención impedirles que continuaran la marcha, pero los jóvenes teníais que beber, así que resistimos hasta que os saciasteis. Después, les dejamos el camino expedito y avanzaron unos centenares de metros, hasta encontrar junto al sendero un pequeño balcón al abrigo de robles y avellanos. Allí deshicieron los petates y se aprestaron a pasar la noche. Nos organizamos para vigilarles. El Rubio hizo la primera guardia. Durante un par de horas oyó sus voces pausadas, luego el silencio. Ninguna estrella los veló, la bruma seguía prendida en el cordal.

J: ¿Por qué los vigilasteis?

V: Porque debíamos protegeros. No eran de los nuestros.

J: ¿Y cómo llegasteis a esa conclusión?

V: Vigilándolos, precisamente. Y sumando dos más dos. Apenas amaneció, recogieron el equipo y reanudaron la subida. Alcanzaron la altura de los brezales pero no pudieron superar la barrera de la niebla porque, aunque se había elevado, seguía siendo tan impenetrable como la tarde anterior. Los vimos detenerse en el collado y darse por vencidos, volver sobre sus pasos hasta el abrevadero y allí acertar por fin a tomar el camino del refugio.

J: ¿Por qué no los seguisteis?

V: Porque nosotros pertenecemos a la ladera y debemos preservarla. No podemos abandonarla así como así.

J: Pero se fueron. ¿Por qué seguimos vigilando?

V: Porque volverán. Sabemos que volverán, pero no sabemos cuándo. Y por eso vosotros, los jóvenes, debéis escuchar a los mayores para conocer lo que sucedió y retenerlo en vuestra memoria. Porque solo ahí, en la memoria de los vigilantes de la ladera, ha de grabarse la huella de los extraños. En lo demás, los intrusos no deben dejar rastro. No deben dejar nada.

caballos IV


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