Sin duda, el mundo cambió en los últimos 40 años, no obstante, la cuestión económica nacional mantiene un dilema, sumergida en contradicciones, que viene arrastrando desde su constitución como Estado. Se me ocurrió revisitar a un inmerecidamente olvidado economista, Oscar Braun, que analizó la coyuntura del tercer gobierno peronista y el modelo de Martinez de Hoz durante la última dictadura militar (1). A fines de 1973, Braun expuso un interesante análisis coyuntural en cuanto a los desafíos de Peron de la mano de Gelbard en materia económica: la problemática, los enemigos, las contradicciones, continúan vigentes, ergo en perspectiva resulta fundamental retomar los puntos.
Braun menciona la endeblez de una alianza de clases que pretende llevar a cabo el peronismo, pues detecta una serie de contradicciones que denota la debilidad o el peligro de un retroceso a posteriori. El primero de ellos está relacionado a la burguesía nacional (concentrada en Pymes- J.O.L.) “no puede apretar demasiado, no puede extraer demasiado excedente, demasiada plusvalía, del capital monopolista dependiente (las Empresas multinacionales y de posición dominante- J.O.L), porque el capital monopolista dependiente instalado localmente o manejando la cosa desde afuera tiene la manija de la reproducción ampliada del capital”.
El segundo elemento radica en la importancia de la burguesía terrateniente (a la cual Braun agrega la facilidad bajo esa coyuntura política que podría tener la expropiación, o en todo caso –y necesario y más viable dentro de nuestro contexto actual –inventar un nuevo IAPI) que cuenta con dos cuestiones fundamentales:
- La influencia sobre la balanza de pagos: “El déficit de la balanza de pagos es un aspecto importante en la estructura de la dependencia. Y la oligarquía terrateniente tiene gran influencia sobre la balanza de pagos porque la mayor parte de las exportaciones argentinas son productos agropecuarios”.
- El otro punto influyente es su repercusión dentro del salario real: “en la medida en que los productos agropecuarios, y principalmente la carne, son el bien-salario por excelencia del proletariado argentino. O sea, mediante la reducción en la producción de exportables, o mediante la reducción de la oferta de carne, la oligarquía terrateniente está en condiciones de tocar, de golpear en dos variables particularmente sensitivas del sistema económico”.
Este segundo elemento, está tan vigente como el primer punto (aunque no tan visibilizado a nivel publico) desde el cambio de modelo llevado a cabo por Nestor Kirchner y profundizado por Cristina. Desde el affaire 125 en 2008, la Mesa de enlace oligárquica representa un hueso duro de roer para el gobierno nacional. Incluso, los puntos influyentes que resalta Braun, en nuestro contexto actual, está sumamente agravado con la sojización que hace peligrar nuestra soberanía alimentaria, favoreciendo intereses corporativos de los pooles y demás; y una ganancia extraordinaria del fisco que favorece el crecimiento a corto plazo pero sin perspectivas futuras ( un problema que sufre América latina debido a la creciente deuda social que dejó los 90 no se puede entablar una inversión de cambio estructural productivo cortoplacista).
El tercer y cuarto punto a tratar por Braun, está relacionado a la contradicción de la burguesía nacional en el interior de su campo de alianzas, muy particularmente con la clase obrera: “La burguesía no puede movilizar a la clase obrera para negociar mejor, para amenazar con la movilización obrera a los sectores del capitalismo monopolista dependiente, a los sectores de la oligarquía terrateniente”. Principalmente, la traba de un desarrollo se debe a que lo que consigue extraer la burguesía nacional de un modo u otro de los sectores dominantes, no lo puede dedicar inmediatamente a un proceso de “acumulación autónomo de capital”, porque tiene un montón de deudas políticas y tecnológicas que pasar. En la actualidad, no se vislumbra un retroceso destacable de las posiciones dominantes, más bien el aumento del consumo interno influyó en el desarrollo de la burguesía nacional sin poner en peligro los intereses corporativos extranjeros(2). Una nueva ley de Entidades financieras resulta necesariamente fundamental para un fortalecimiento productivo de las pymes.
Los desafíos de ayer, son los mismos de hoy.
Basta leer el siguiente fragmento de Braun para vislumbrar los desafíos del modelo kirchnerista: “Habíamos dicho que si había un proyecto de liberación tenía que ser un proyecto de a poco. De golpe no se puede hacer por una serie de razones que ya habíamos mencionado. Poco a poco había que ir acumulando tecnología, acumulando capital, etc., para producir un proceso de liberación conducido por el capital nacional. Pero si se hace de a poco, si vamos acumulando de a poco, hay que, sin embargo, acumular cifras significativas para que luego de una serie de años, 4 o 5, se comiencen a ver los resultados, y cuando decimos cifras significativas hay que hablar en serio; quiero decir que para desarrollar una tecnología propia hay que gastar mucho dinero, no puede hacer con monedas. Se debería extraer primero una enorme masa de excedente de los sectores enemigos de las clases dominantes, y después de todo usar todo lo posible para el proyecto de acumulación autónoma”. Lo mencionado por Braun resulta necesario para un cambio notable de paradigma productivo que, no obstante, es imposible hacerlo de la noche a la mañana. Aunque se está profundizando en muchos aspectos, estamos bajo un periodo transitivo: si para 1973, se requerían 4 o 5 años para empezar a ver resultados (aunque no se tiene en cuenta la crisis estructural económica de dicho año), luego de la mayor crisis de nuestra historia y del saqueo económico, el kirchnerismo afronta aún el desafío de reducir la desigualdad social. La emergencia social heredada de los noventa aún se está pagando y revirtiendo con la AUH por ejemplo, y bajo otras medidas de inclusión social (4), que posterga una apuesta fuerte en cuanto a constituir un capital autónomo. No obstante, el camino al cambio fue tomado inteligentemente por el kirchnerismo al apuntar como primer cuestión a desarticular la posición comunicacional dominante, que involucra una democratización y un cambio cultural imprescindible para llevar a cabo un cambio de paradigma de Estado.
Acabar con el monopolio Clarín constituye una apuesta fuerte de concientización social: es, como dijo la Liliputense Carrió, “la última barrera”. Y en efecto, Braun sostiene que sólo el Gobierno puede enfrentar a los enemigos mediante la movilización social: el conflicto de la 125 y el debate de la nueva ley de medios audiovisuales constituyen verdaderos hitos de politización; no obstante, falta una mayor conciencia y movilización para combatir el agio de cuatro o cinco empresas formadoras de precios que, con su falta de control estatal, dispara la inflación. Sobre este aspecto fundamental también Braun focaliza el problema, reclamando mano ferrea por parte del Estado en cuanto al control de precios, de lo contrario, las negociaciones entre los sindicatos y las empresas sobre el aumento salarial, se torna un circulo vicioso donde los perjudicados somos los consumidores porque siempre se mantiene la especulación de las clases dominantes para evitar perdida de ganancias.
Notas:
(1) AZPIAZU, D. –MARTÍN SCHORR. Peronismo y dictadura: textos inéditos de Oscar Braun. Bs As. Capital Intelectual. 2009.
(2) BRAUN, O. “Una charla sobre la actual coyuntura económica”.
(3) “a lo largo del periodo 2007. 2009 persiste un alto grado de concentración al interior del lote de las 500 grandes empresas. El 20 por ciento de mayor tamaño (100 compañías) explican el 69 por ciento del total del valor agregado en 2009, mientras que las 50 mayores empresas lo hacen con el 54, 80 por ciento”. ZAIAT, A. “Radiografía”. Página/12, 15 de Enero de 2011.
(4) "La Era kirchnerista: un nuevo Estado de Bienestar": http://mundotario.blogspot.com/2010/12/la-era-kirchnerista-un-nuevo-estado-de.html
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