Revista En Femenino

Control de esfínteres.

Por Mamaquesabe @mamaqsabe

El control de esfínteres es cosa de campeones, sí. Siempre, tengan la edad que tengan.

Una de las cosas que me resulta más compleja de entender del mundo del pensamiento de los niños es lo que supone para ellos el control de esfínteres. Solo tengo la vivencia de mi hijo mayor, y no recuerdo la mía (pues suelo intentar recordar qué pensaba yo cuando fui niña al respecto de muchas cosas para entender a mis hijos).

Reconozco que tras vivir la experiencia con mi hijo me da mucha pereza que llegue el momento con mi hija. Sé que lo de mi hijo probablemente no se vuelva a repetir y siento que no sé nada al respecto. De hecho siento que no influí para nada en él, lo que me pilló muy descolocada. Unido al hecho de que él encontró por sí mismo la resolución, me siento de nuevo novata en algo con esta segunda maternidad.

Control de esfínteres

Recuerdo todavía aquella sensación y aquel salón donde pasé dos días horrorosos… Realmente no sé cómo empezó todo, pero supongo que como os contaré que pasa ahora con la peque. Recuerdo que llevaba días con el pañal seco por las noches, así que intuía que ya había control. Recuerdo que un día no quiso que le pusiera el pañal y pensé: pues vamos a ver qué da de sí… Le dejé con el culete al aire y todo estupendo. Hasta que debió sentir que tenía ganas de hacer pis. Ahí empezó la odisea. Se puso a dar vueltas nervioso alrededor de la mesa de centro. Yo le dije ven, siéntate en el orinal (que ya llevaba tiempo en el salón y donde había aprendido a sentarse con ropa y donde se sentaba cuando quería), pero no quería sentarse. Se enfadaba mucho y cada vez lo sentía más nervioso, aunque no lloraba. Solo quería dar vueltas alrededor de la mesa. Si intentaba calmarlo me rechazaba. Solo quería seguir dando vueltas. Le dije que se hiciera pis, que no pasaba nada, que se recogía con la fregona que ya había dejado preparada en el salón. Solo quería dar vueltas a la mesa. Hasta que debió ver que no aguantaba más y se sentó a hacer pis en el orinal. Bufffff… no sé el tiempo que tardaría, pero a mi me pareció una eternidad no poder ayudarlo. Le felicité y seguimos todo como si nada.

Cuando llegó mi marido se lo conté, pero nada como tener la oportunidad de vivirlo en primera persona. Se volvió a repetir lo mismo cuando volvió a tener ganas. Ninguno de los dos conseguimos que se hiciera pis. Y los dos se lo pedíamos con tal de dejar de verlo así de nervioso. Solo cuando veía que no aguantaba más, se sentaba en el orinal. Fatal, yo lo llevaba fatal. Dos días que no salimos de casa. Hasta una vez que cuando sintió ganas, no dio vueltas a la mesa y fue al orinal directamente. Y de ahí pasamos al adaptador (que también tenía preparado de antemano) y aquello acabó. Como si nada. Como si todo.

Pensé mucho sobre eso. Y leí sobre qué podía ocurrir en la cabecita de un niño al respecto. Y creo que es un paso muy grande para ellos. Así que suceda cuando suceda, tengan la edad que tenga, es cosa de campeones. Y por lo tanto, son todos unos campeones. Creo que es un proceso tan complejo a nivel de sistemas y órganos, que no hay mayor ocasión para aprender a respetarlos en su individualidad sin tratar de imponer nada más allá de intervenir como acompañamiento en el proceso. Pero ellos son los que determinan cuándo y cómo dar fin a esa etapa. Creo que es uno de los mayores momentos en los que debemos vivir con serenidad, calma y paciencia. Sin exageraciones, con normalidad. Es difícil, pero de aquella experiencia con mi hijo creo que es lo único que saqué en claro.

No os puedo dar más pautas que la teoría que estoy intentando aprender ahora para cuando llegue nuestro momento:

  • Creo que lo viven como una pérdida de algo de su cuerpo… Imagina lo que debe de suponer para ellos. Cosa de campeones, ¿verdad? Pues recuerda que tienes un campeón y no lo olvides nunca. 
  • Respeta al niño. Olvídate de su edad. Olvídate de lo que te digamos nadie y no se ajuste a tu hijo. Solo tú lo conoces. Pero recuerda que tú no eres el protagonista de esta etapa. Es tu hijo. No depende de ti que tarde más o menos, no te ganas tú ninguna medalla. Es su etapa, no la tuya. Eres un compañero, no el director de la orquesta. Así que si vas a tomar parte en el asunto, asegúrate de haber observado a tu hijo, porque creo que llegado el momento si quitamos el pañal no tendríamos que volver a ponerlo. Si esto sucede es porque nos anticipamos sin observar todo bien antes.
  • Observa todo aquello alrededor que te indique algo en relación al control de esfínteres. Te marcará el camino. Mi hija por ejemplo ahora ha aprendido a decir caca, y antes de cambiarla le pregunto: ¿qué ha hecho la nena? Caca, contesta. Ayer me pidió que la metiera en el parque. Nunca lo hace. Pero está acostumbrada a hacer caca allí porque durante la época que estuvo más estreñida (suele hacer caca después de la comida-observa rutinas- y la dejaba dentro para que de pie le resultara más fácil que sentada en la trona) Ayer pensé que ya está relacionando el hacer caca con un lugar físico… Me dio pereza pensarlo y saber que tendría que indicarle el lugar exacto. Me paré y dije: tranquila, habrá tiempo de sobra, deja que todo siga el curso como hasta ahora.
  • Yo solo uso la palabra “caca” para la caca; el resto de cosas asquerosas de la calle, son “aggggg”, “sucio”, “no toques”…
  • Tenemos un orinal en el salón. No pinta nada, pero ahí está, en nuestras vidas ;-)
  • Es un proceso natural, así que sé natural y comedido. No se riñe, no se hace fiesta. Pero es cosa de campeones, así que es una oportunidad para favorecer su autoestima: se puede fallar y no pasa nada, se sigue intentando porque eso es lo que hacen los campeones. Da igual lo que tarde. Es igualmente un campeón. Ahí sí que creo que podemos influir ayudándolos a comprender el proceso como algo positivo. Y si ves que te puede la situación, busca siempre encontrar de nuevo tu propio control (yo cuando se ponía a dar vueltas en la mesa tomé la determinación de cogerme un libro y sentarme en el sofá). Que vea con naturalidad cómo llevamos nosotros el tema, que nos acompañen al baño, que vean el ejemplo de la normalidad en el día de todos los miembros de la familia.
  • Tema emocional: mirad que siempre hablo de la importancia de ellas y de atenderlas… pues aquí creo que hay que ser muy asépticos. Y me refiero a que es un proceso muy físico y cognitivo, con lo que no hay que dejarse llevar demasiado por las emociones. Control y asepsia por nuestra parte. Ellos creo que deben estar desbordados bastante como para vernos a nosotros descontrolados o descontrolarlos a ellos. De nuevo recordemos que somos acompañantes, pero los directores son ellos.

¿Cómo ha sido vuestra experiencia? ¿Creéis que a veces perdemos de vista la “naturalidad” del proceso? ¿Intervenimos demasiado?


Control de esfínteres. Control de esfínteres. Control de esfínteres.

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