Para entrar al edificio hay que pagar entrada, y si quiere una visita guiada se puede pagar este servicio a parte.
En mi caso hice la visita guiada, puesto que me interesaba conocer bastantes detalles del lugar, y además me dejaron un precio más que justo para el servicio.
El lugar funcionó como convento desde el año 1736, y tenía una capacidad para casi 30 monjas de la Orden de Clarisas Capuchinas.
Más tarde, por los terremotos se abandonó, fue vendido, y se usó para el secado de café y como tintorería.
Lo que más me llamó la atención del edificio, fue la existencia de una especie de sauna, que usaban las monjas para curarse de los resfriados.
Actualmente, es uno de los principales reclamos turísticos de la Antigua Guatemala, tanto por turistas guatemaltecos como por extranjeros.
Pilas donde se lavaba ropa
Techo de la iglesia anexa al convento
Patio interior del convento con fuente decorativa
Vista desde los jardines del convento
Fuente: Wikipedia