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Conversaciones con Edward Said

Publicado el 07 julio 2014 por Icíar

Conversaciones con Edward Said

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Escritores:  Edward Said
   Tariq Ali
 
Hay personajes que caen bien, que son respetados, y que te parecen tan interesantes que te interesa conocer poco a poco el legado que con su inteligencia nos dejaron. Edward Said se encuentra entre uno de estos personajes que me despiertan este tipo de interés, por eso cuando encontré en la feria del libro este libro - que no es más que la transcripción de la última entrevista que concedió antes de morir -, decidí llevármelo.
El entrevistador Tariq Ali, es un escritor, historiador y director de cine, de origen pakistaní, “amigo de Hugo Chávez”, y que yo conocía por su novela “A lasombra del granado”, que aunque no me gustó demasiado por varias razones, - al menos en aquel entonces -, no me frenó en mi decisión de leer esta última entrevista.
Y es que Edward Said, palestino de origen, de presencia elegante, reflexivo, analítico, original y muy inteligente, fue un intelectual y profesor de Literatura Comparada en la Universidad de Columbia, “no tenía la idea real de convertirme en profesor de Literatura, sólo quería seguir leyendo”, que nos ha dejado un legado en sus trabajos analíticos sobre la cultura en general y más concretamente sobre literatura y música; también política, la crítica social y cómo no por su contribución y participación directa en el problema árabe-israelí, entre otros asuntos.
En esta entrevista todos esos temas son hablados, además de contar aspectos más personales como su infancia y formación y su sentimiento de expatriado común en todos aquellos que por alguna razón acaban viviendo alejandos de sus propias raíces, y para terminar, debido a su condición de enfermo de leucemia, decir que también se hablará de la mortalidad.
NOTAS:
  1. Edward Said (1935-2003)
  2. Leer “Orientalismo”, es quizás su libro más valorado y que fue una fuente de discusión entre estudiosos. En el mismo se intenta demostrar que la visión occidental de Oriente Próximo fue herencia de la imagen que transmitieron aquellos occidentales que desde un sentimiento de superioridad colonial, exotizaron, vulgarizaron y distorsionaron una imagen real de ese Oriente con un resultado que él no reconocía. Se dice que a partir de aquí se iniciaron en las universidades los estudios post-coloniales.
  3. Leer Kim de Kipling. El retrato que hace de este libro es como para no picar. Parece que se trata de un diario de un viaje por la India con una forma de mirar la India no muy común en aquellos años coloniales de creencia de pertenencia a una civilización superior. "Percibo que Kipling siente respecto de la India lo mismo que yo lo siento hacia El Cairo". "Podías leer a Kipling y más o menos olvidarte de la parte política hasta un cierto punto, por su aprecio a los habitantes". "Hay en Kipling un aspecto casi de vagabundeo que es muy poco coherente, y que le deja fuera del canon. Jane Austen, o incluso Dickens, por ejemplo, tratan la estabilidad de lo doméstico. A Kipling eso no le interesaba".
  4. En literatura, sintió pasión por la literatura inglesa, y reconoce que Conrad, Kipling y Camus, se encontraron entre sus preferidos, probablemente por reconocerlos como escritores forasteros como él. Cierta afinidad inconsciente tuvo que despertarse en él, se dice. Sin embargo, no fue entusiasta de la literatura norteamericana, salvo excepciones como Moby Dick, Don DeLillo y Toni Morrison, entre otros.
  5. En el problema árabe-israelí fue tachado de perrito faldero de Arafat, cuando Arafat no era querido en occidente y de enemigo de la paz, cuando Arafat siendo querido en occidente, Said le dio la espalda al encontrar que se había corrompido prefiriendo abandonar la causa palestina en pos de la supervivencia de la OLP.
  6. No pensó que Hamas y sus ideas de un estado islámico fueran reales, para él se trataban de movimientos sin programa claro, los veía como “criaturas del momento” aparecidas como reacción al punto muerto en que se encontraba el conflicto.
  7. Cuando en 1970 murió Nasser, invitaron a Said a formar parte de los homenajes que se le fueron dando. Se negó. Había en él dos sentimientos contradictorios, el de admiración y aversión al mismo tiempo. Y yo me acuerdo de Mahfuz, concretamente de dos de sus novelas: "El día que mataron al líder" y "Café Karnak", el que ha leído estas dos novelas entiende que ambos sentimientos puedan coexistir.


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