Tras pasar las dos primeras etapas llanas del Mundial ante Irán y Egipto, España encaraba el choque ante Brasil como un puerto de categoría especial para medir su estado real y el test no pudo ser más satisfactorio.
Con un gran equilibrio interior-exterior y la gasolina súper de Pau, excelso en el primer y el tercer cuarto, sacó de rueda a los sudamericanos en el primer repecho de un partido que confirma su candidatura al maillot amarillo en este Mundial.
Los jugadores españoles sabían que este partido ante Brasil era clave para mandar un mensaje a los futuros rivales y presentar a lo grande su candidatura al título y se dejaron la piel en ello desde el salto inicial, mordiendo en cada defensa, reboteando como lobos y atacando como si les fuese la vida en cada canasta.
La percepción general de los protagonistas del torneo es que España y Brasil tienen el mejor juego interior del Mundial. Y ambos equipos sacaron sus tanques a la calle de inicio. Los hermanos Gasol por un lado, y Tiago Splitter y Nené Hilario por otro, cuatro ilustres pívots NBA, iniciaron una lucha titánica por ganar la batalla en la pintura.
Choque de trenes en la zona.
Brasil cargó descaradamente el juego una y otra vez en sus torres, que se toparon con los acorazados españoles. Pau, motivadísimo, no dejó oler el balón a Splitter y Marc echó de sus dominios a Nené, una bestia parda que salió escaldada al chocar una y otra vez contra la inamovible tanqueta de Barcelona.
España pudo emular el modus operandi brasileño en ataque, pero no lo hizo. Pau y Marc son sus primeras opciones ofensivas casi siempre, pero ayer ni siquiera le hizo falta enfocar el ataque en los hermanos. Allí estaba Navarro recién salido de la piscina de 'Cocoon', culebreando como cuando tenía 20 años y volviendo loco a Álex García con sus bombas y sus triples. También Rudy, hiperactivo en defensa y acertado en ataque.
Brasil creía que el chaparrón iba a venirle por dentro, y no se equivocaba, pero empezó a calarse por fuera con el chirimiri constante de Rudy y Navarro (8-20, min 7).
No lo sospechaba, pero estaba a punto de caerle encima el diluvio universal. Esta vez el huracán no llevó nombre de mujer, pero dejó a Brasil en ruinas. Se llamó Pau Gasol.
Su brutal irrupción se llevó por delante a los sudamericanos, incapaces de contener su voracidad ofensiva. Anotó 12 puntos consecutivos y ni la salida de Varejao --hacha en mano para pararle por lo civil o por lo criminal--, logró menguar su producción.
Su eclosión propulsó a España en un primer cuarto pluscuamperfecto, porque incluso con las incorporaciones de la segunda unidad, con Ibaka, Calderón y Llull al frente, no bajó la guardia (12-30, min 10). Sus números (10/13 t2 y 3/5 t3) borraron a Brasil del mapa.
En el segundo acto los sudamericanos espabilaron algo con la intensidad de Varejao y aprovechando el juego con tres bajitos --Chacho, Calde y Llull-- de España. Al aeroplano de Mahón le tocó aterrizar en un patatal defendiendo a Vieira (2,07), pero salió airoso. Por fin se pudo ver al Llull que maravilla en el Madrid.
Segunda explosión de Pau.
Ni siquiera la tercera falta de Marc le cambió la cara a España. Pau e Ibaka sembraron el pánico en la zona con sus tapones para mantener la iniciativa, pese a que Brasil apretó más en defensa en el segundo cuarto (32-45, min 20). De poco le sirvió ante la segunda explosión de Pau, casi más devastadora que la primera.
El pívot anotó 11 puntos consecutivos con tres triples para poner a los suyos en órbita, y un 2+1 de Marc y un triple de Navarro cerrraron el partido (42-64, min 29).
Luego, sólo tuvo que mantener el pulso ante la frustración e impotencia de los brasileños, que sufrieron en sus carnes las ansias de España y de un Pâu hipermotivado por ganar este Mundial en su casa.
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