Con el paso del tiempo lo que en su momento fue una novedad llega a convertirse en algo habitual y perdemos la relatividad con respecto al asunto. A ver, que no sé si me explico. Lo que quiero decir con esto es que el cuerpo se acostumbra a todo, sobre todo a la bueno y cuanto más bueno tenemos más pedimos.
Pongo el ejemplo: El copia y pega del ordenador (o cualquier dispositivo). Tengo que empezar diciendo que quizás soy muy arcaica en esto de la informática, empecé cuando los ordenadores personales no tenían disco duro y diskettes de 5 pulgadas. La era mesozoica, vamos. En esos ordenadores no existía el copiar y pegar. Para nada. Eran pantallas verdes y no tenían fotos ni colores ni nada de nada.
PC del año de maricastaña
Cuando llegó la posibilidad de copiar y pegar (o cortar) texto no dábamos crédito al tiempo que nos iba a ahorrar, sobre todo a los que nos pasamos horas delante del ordenador escribiendo lo que sea (texto, código, cualquier cosa). Se nos abrieron las carnes.
Ahora ya, eso del copia-pega es lo más normal del mundo. Nadie piensa que hubo una época en que no existía.
Pues a eso me refería, que nos acostumbramos a todo y no valoramos lo que tenemos. Y un día de estos llegará algún iluminado y nos hablará de otra cosa que sustituirá al copia-pega y nos olvidaremos del ctrl-c y ctrl-v.
Así somos, y por mucho que yo lo diga no dejaremos de ser así. Por un lado está bien, la capacidad de adaptación y todo eso. Pero claro, cuando las cosas en vez de a bien van a mal deberíamos tener la misma manera de afrontarlo pero no sabemos. No nos enseñan a ir a peor, y así nos va.
Deberíamos llevar un copia-pega interno que nos permitiera adaptarnos a lo que está por venir y así salvaríamos muchos momentos de nuestra vida: copias lo que te pareció un momento feliz y lo pegas encima de uno desastroso. Pero… viviríamos en un eterno día de la marmota porque tenderíamos a copiar y copiar y copiar siempre lo mismo.
El día de la marmota
Mejor lo dejamos como está. Que para listos ya están Steve Jobs (bueno, él estaba) o Bill Gates. Que me quede como estoy, es lo mejor. Que soy capaz de darle a la tecla “supr” y me quedo en blanco. Que me conozco.