Revista Cultura y Ocio

Coplas del domingo: En el tranvía

Por Historia Urbana De Madrid Eduardo Valero García @edjaval

Preciosa copla de Antonio Casero que relata el encuentro de dos personas mayores en el tranvía número 17, que hacía el recorrido Progreso-Puerta del Sol-Cuatro Caminos. No falta la chispa y ocurrencia madrileñas en los diálogos que Casero reproduce con gracia y maestría.Acompaña a la copla una ilustración de lo que era Cuatro Caminos en 1912, cuando aún no se había instalado en la glorieta el pilón de la Puerta del Sol.
Coplas del domingo, por Antonio CaseroPublicado el 10 de marzo de 1912 en el Heraldo de Madrid (Portada)
EN EL TRANVÍA—Usté perdone, señora, la frescura ú lo que sea;pero me viene picando,la curiosidaz malévola. Dende que he visto á la amigasubir al coche en Carretas,su cara de usté m'ha síomu conocida.—¿De veras?—¿Usté ha tenío algún puestode churros en la Ribera? —No; pero tengo un parientesordo, que reside en Cuenca.—No es mi medida.—Lo siento.—Sí que es chungona la hembra;vamos, tengo por memoriauna bandurria sin cuerdas.¡Mia que es lo grande, señores;vamos, qué memoria esta!Su papá de usté, ¿fué curdade profesión?—Sí, una cepa;bebía lo que dejabasu agúelo de usté.—No es ella.¿Tie usté un lunar, y perdonela pregunta, donde empiezalo inverosímil?—¡Qué chusco!Este tío, de por fuerzam'ha tomao por la señorade los siete bucles; ¡ea!,mire usté pa otro edificio,que este está aiquilao.—Morena.no lo tome usté en Herodes,que no soy nengún chavea.—Pos, ahora que yo me fijo,también en usté me suenamucho su voz, ¿Por casualha sío usté trapero?—Negra,no lo he sío; pero bajopor gangas á las Américas.—Le azvierto á usté que hablo en serio.—Ya se ve que es usté seria.—Más que un San Lucas.—¡Mi madre!(¿De qué conozco yo á esta?)—(¿De qué conozco yo á este?Porque le conozco.)—Prenda,na, que no caemos.—Esodigo yo; pero de verases usté el vivo retratode un rey de espás que abiyelauna baraja que tengoyo en casa.—¡Cuidao, maestra!...¡Ah, sí; no me cabe duda;ya di con la clave, Ureka!¡Mire usté p'aquí! ¡La misma!¿Tú te llamas Baldomera?—Cascajares y Minguito.—Mírame bien; ¿no t'acuerdas?.—¡Anda Dios! ¿Tú eres Polonio?—Melgares Cantalapiedra.—¡Chico, qué bien te das coba!—¡Chica, qué bien te conservas!—En almíbar mismamente.—Vamos, calla; qué sorpresa.—¡Mil años que no te vía!—¡Calla, mujer; tú estás hechauna Isabel la Católica!—Y tú un...—¡Colón!—¿Se guasea el cobradorcito?—Vamos,vaya una pregunta suelta:¿con el completo y el nenepa bromitas?, usté sueña;dije Colón porque asíse llama la calle esa.—Usté perdone.—De nada.—Chico, ¿pero qué me cuentas?—Chica, que te estoy mirandoy me paeces una vieja.—Como que lo soy, mia este.—Toma, y yo también, mia esta;¿y qué?—Na, calamidades;que después de aquella grescaque me quitaste de un golpeseis dientes y cuatro muelas,que por cierto el otro díate menté, míalas, por estas,porque fui á que me sacaranla última que ya me queda,y dije: ¡miá si Poloniola cogiese por su cuenta!;pos na, que después de aquellote marchaste á la francesa;yo me casé.—Ya lo supe.—¡Y me quedé viuda!—¡Arrea!—Hijo, sí; se murió el pobrede melancolía internay de aburrimiento. ¿Y tú?—Pos yo, una historia mu negra,calamidades, disgustos,amarguras y tinieblas.—Eso paece un mes de Enerodel Zaragozano.—Dejaque te diga que ca díame gustas más, Baldomera.—¡Ay, hijo, dímelo á trozospa que dure más!—¡Gacela!—¡Comendador, que te pierdes!—¡Qué importa, si tú me encuentras!¡¡Cuatro Caminos!!Pero oye,¿adónde ibas tú?—Yo, á Fuenca. ¿Y tú?—Yo, á Bilbao.—¡Mi madre!—No te apures tú, morena,que aun tengo yo un duro en platapa invitarte á lo que quieras.—¿Y á qué, si yo ya no bebo?—Te comes una chuleta,—Si estoy á régimen, chico.—Toma y yo también, ¡mia esta!Vamos, para al merendero,que ahora están con la habanera.—¡Las veces que hemos bailaonosotros eso! ¿Te acuerdas?—¡Y qué bien!—¡Y qué ceñío!—¡Vamos, pasa!—¡Me da pena!Además, me mata el ruma.—Y á mí me mata la anemia.—Eso es na más pa chavalescomo esos.—Míalos, se ceban.—Qué fantisiosos van ellos.—Y qué orgullosas van ellas.—No saben los pobrecitostoavía qué son tristezas.—También nosotros nos hemosquerío mucho, ¿te acuerdas?Vamos, pasa.—Que no paso.—Pos tira por la vereday daremos un paseolos dos por frente á la Sierra.—¡Miala que blanca!—¡Qué blanca!—Así están nuestras cabezas.—¡Los años, hija, los años!—¡Las penas, hijo, las penas!................................................A la oración de la tardeya tocan, allá, en la iglesia;el Sol, que vistió de gala,ya se oculta por la Sierra;se oyen, allá, de muy lejos,los sones de la habanera,y llorosos los escuchanlos dos viejos, que se besan,y se miran, y se dicencon una amargura inmensa—¡Los años, hija, los años"!—¡Las penas, hijo, las penas!Antonio CASERO

Coplas del domingo: En el tranvía

© 2014 Eduardo Valero García (GARCIVAL)-HUM 014-002 ILUST


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