Por Juan Cuccarese @jcucca
Con toda la emoción que se había acumulado en la semana, y tras una “semi-hazaña” en tierras ecuatorianas, el Rojo salía motivado a enfrentar a Liga de Quito con un único objetivo: volver a disputar una final continental tras mucho tiempo. Otra vez había condimentos agregados al partido, como la polémica causada tras que Independiente no le permitiera a Liga reconocer el terreno de juego durante la tarde, siendo que en Ecuador se les permitió a los de Avellaneda ingresar al campo de juego cuando lo dispusieran.
Liga de Quito sabía que no podía permitirse más errores como los que había tenido en el partido de Ida, y salió muy determinado y firme a buscar el partido. Independiente se vio sorprendido durante los primeros minutos por la contundencia y la firmeza en la marca mostrada por el conjunto de Quito. Sin embargo, tal cual sucedió en los minutos finales del encuentro de ida, Liga se fue apagando de a poco, fue asomándose apenas con algunos remates de lejos, y le cedió nuevamente terreno al Rojo para que se anime a jugar, y busque más el arco contrario. Y vaya si lo aprovecharon: a los 26 minutos, tras una serie de cabezazos en el área de Liga, Parra la empujo sobre la línea y convirtió lo que sería el 1-0 parcial para Independiente.
Este gol fue determinante para el Rojo, por lo menos durante un buen tramo del primer tiempo, ya qué le permitió controlar el partido a gusto y piacere, animándose a jugar más adelantado, tanto por merito propio como por errores cometidos por la Liga. Independiente tuvo dos chances claras de aumentar la diferencia, a los 34 minutos, de la mano de Parra primero, quien no logró convertir, y de Silvera después, quien tuvo una chance clarísima pero le pegó muy fuerte y la tiro por arriba del travesaño.
Los volantes de Liga fueron retrasándose involuntariamente y esto le aportó mayor serenidad al Rojo para avanzar. Todo parecía estar justo para brindarle seguridad al Rojo, y de hecho así fue hasta el cierre de la primera mitad, cuando nuevamente el Rojo sufrió un golpe bajo. A los 45 minutos del primer tiempo, Barcos desvió una pelota que iba hacia el arco, pero Hilario Navarro contuvo el remate y le permitió tranquilizarse al conjunto argentino. Tranquilidad que duró un minuto, hasta que Salgueiro sacó un remate increíble desde 22 metros y convirtió un golazo para sacudir al Libertadores de América y permitirle a Liga salir más esperanzado al segundo tiempo.
Este baldazo de agua fría, lejos de afectar al Rojo, pareció motivarlo de cara a la segunda etapa. El conjunto de Avellaneda salió motivadísimo, con ganas de comerse a sus rivales. Y por suerte, se encontró con un regalo de la defensa de Liga de Quito. Apenas transcurridos 40 segundos de la segunda etapa, Urrutia quiso meter un pase hacia el medio (¿Dónde quedaron las enseñanzas del futbol infantil? Pase al medio, nunca, y menos en defensa…) en su propio área y Fredes robó la pelota y definió tranquilo sobre el palo izquierdo del arquero de Liga. 2 a 1, y nuevamente tranquilidad.
Liga de Quito volvió a dormirse profundamente, los volantes retrocedieron aún más, e Independiente comenzó a avanzar mucho más todavía. Silvera nuevamente asumió el protagonismo y la conducción de Independiente, y manejó el frente de ataque del conjunto argentino. Liga se mostraba muy débil en defensa, y el Rojo quiso aprovecharse en reiteradas oportunidades, aunque sin éxito. Sobre los 49 del segundo tiempo, Mareque logró desbordar hasta el fondo y lanzó un centro que terminó en offside. Liga ya no presionaba a su rival, y esto comenzó a hacerse cada vez más evidente. A los 52, Mareque le bajó la pelota a Silvera con el taco y el Cuqui remató fuertísimo, lanzándola por encima del travesaño.
El partido comenzó a hacerse más interesante, ambos equipos buscaban llegar al área rival y ambos lo conseguían, aunque sin generar chances ya que las defensas comenzaban a mostrarse más solidas. Ambos equipos buscaron, con un cambio cada uno, renovar un poco el aire y aportar mayor tranquilidad a sus respectivos equipos. Godoy reemplazó a Gómez (Independiente) a los 59, y Bolaños reemplazó a Urrutia (Liga) a los 61, buscando aportar mayor vertiginosidad al ataque del conjunto ecuatoriano.
Un minuto después, Williams consiguió llegar hasta tres cuartos de cancha con la pelota, y tras un intento de rechazo de la defensa argentina, le dejó la pelota a Barcos que quedó bien posicionado para rematar, pero Tuzzio rechazó dándole un respiro a la gente de Independiente. Nuevamente, tras un minuto, el partido volvía a brindarnos una chance: Parra le da un buen pase a Silvera, quien dispara a colocar (desde afuera del área rival) hacia el palo derecho del arquero, y la pelota se va desviada apenas unos centímetros sobre el palo.
Luego de estas ráfagas de ataques y contraataques, el partido volvió a ponerse emocionante y parejo, ya que Liga nuevamente se volcaba enteramente al ataque e Independiente respondía de la misma manera, y ambos buscaban el gol que les diera la ventaja en el global. Un par de llegadas no muy claras de Liga y algunos centros desviados del Rojo eran las únicas chances en este ida y vuelta constante que se había tornado el encuentro.
A los 74, Gámez reemplazó a Reasco en Liga, lo cual intentaba aportar frescura a las embestidas ecuatorianas. Battión, mientras tanto, intentaba seguir el partido tras un calambre. Cuatro minutos después, Walter Calderón ingresó por William Araujo para completar los cambios en Liga.
Bolaños tuvo una chance clarísima a los 76 pero el lineman levanto la bandera, en una dudosa posición adelantada, y le cortó el ataque a Liga de Quito. Galeano casi convierte después de un débil rechazo de la defensa ecuatoriana, a los 78 minutos. A medida que pasaba el tiempo, Liga se desesperaba y comenzaba a jugar más fuerte, y por consiguiente a cometer más faltas. A los 83, Gámez se mandó en diagonal frente a la defensa de Independiente y estrelló su remate contra el palo, y luego fue rechazada por Tuzzio. Esto despertó a la gente de Avellaneda, quien comenzó a aumentar el aliento a sus jugadores. A los 88, un tiro libre que intentó llegar sobre el área de Independiente fue rechazado nuevamente por Tuzzio, quien tuvo una segunda etapa casi a la perfección, brindando muchísima tranquilidad al fondo argentino. Un disparo de Barcos a los 90 puso nervioso a medio Avellaneda, pero Hilario nuevamente pudo contener el remate.
Matheu ingresó por Parra a los 91, para tratar de cerrar el partido de cara a los últimos tres minutos. Independiente se tiró muy atrás estos últimos minutos, y le permitió a Liga avanzar tranquilamente pero cortando las chances del conjunto ecuatoriano sobre su área.
Para quien les escribe, la figura del partido se la lleva Mareque, quien brindó mucha seguridad en la defensa y también aporto sorpresa y buena conducción cuando le tocó subir, complementándose muy bien con Silvera para un par de ataques.
Finalmente, el árbitro pitó para que Independiente vuelva a meterse en una final continental, para que la gente delire en las tribunas, para que los jugadores festejen en la cancha, y merecidamente, tras el increíble sacrificio realizado durante 180 minutos infartantes.
Independiente, felicitaciones y gracias por brindarnos una semifinal tan atractiva. Suerte también, porque queda la final, y claro, es posible ganarla. Es posible que Independiente vuelva a ser el Rojo de América. Solo resta esperar, ya que el Rojo demostró estar a la altura de las circunstancias.