Esta novela llamó mi atención en cuanto la vi entre las novedades y si no me lancé a por ella fue por la acumulación de lecturas pendientes, pero un correo más que entusiasta hablándome de ella y ofreciéndome su lectura fue suficiente para que me pusiera con ella en cuanto la tuve entre mis manos y el resultado no pudo ser mejor. Hoy os hablo de Cornelia.
Mi opinión
Cornelia Villalba desapareció con 15 años durante un viaje de estudios en la Patagonia junto a una profesora y cuatro compañeras más. De ella solo se encontró una cadena que siempre llevaba consigo. Diez años después, tras un funeral en su memoria, una de sus compañeras, Manuela Pelari, ahora policía, retomará su búsqueda a la vez que se enfrenta a sus propios fantasmas. Nada más quiero contar sobre el argumento de esta novela que en su dedicatoria nombra al movimiento #NiUnaMenos, surgido en Argentina, país natal de la autora, en 2015 para denunciar y protestar contra la violencia hacia las mujeres.
Florencia Etcheves, periodista especializada en casos policiales, marca su estilo en una novela escrita con rigor y fluidez, con un lenguaje sencillo y directo y un estilo pulido en el que no hay nada accesorio que nos distraiga de su tema único y principal, y es que Cornelia, a través de unos personajes femeninos llenos de fuerza e inolvidables, nos habla de una realidad cruel y brutal: la violencia y la trata de mujeres. Lo hace sin ahorrar al lector detalles que ponen los pelos de punta, sin tapujos pero sin recrearse nunca en lo escabroso mientras expone ante nuestros espantados ojos la violencia física y mental, la anulación total y absoluta de la voluntad de otra persona que ya nunca volverá a ser la que fue porque aunque vuelva, aunque escape de las garras que la aprisionan, será para siempre un ser devastado.
“50 kilos de coca no son tan rentables como 50 kilos de mujer. La coca se acaba. La mujer no. La podrás usar, usar y usar...”
Florencia Etcheves pone la vista no solo en la víctima sino también en el verdugo, se mete en su mente y la acompañamos para entrar en sus razonamientos, en sus intereses, en su absoluto desprecio ante el ser humano en general y la mujer en particular, que es tan solo una mercancía con la que enriquecerse, una mercancía que no se acaba, como la droga, solo se va deteriorando y perdiendo valor hasta que termina siendo más rentable deshacerse de ella que seguir manteniéndola.
Con un adecuado equilibrio entre narración y diálogos y a través de capítulos cortos que invitan a continuar la lectura sin descanso, la autora hace gala de un magnífico control de la tensión narrativa, dosificando la información y consiguiendo que la intriga crezca conforme avanzamos hasta un desenlace sorprendente y muy satisfactorio que literalmente me dejó con la boca abierta y que termina de poner de relieve la máxima crueldad de todo lo leído. Uniendo entretenimiento y denuncia, Cornelia es una de esas novelas que no puedes parar de leer alentado por la alternancia de tiempos en la narración, el presente para la investigación que se lleva a cabo en la actualidad y el pasado de los hechos acontecidos diez años atrás y, aunque ciertamente es la tercera entrega de una serie de novelas, hecho que yo conocí de casualidad casi terminando la lectura, que esto no os frene a la hora de animaros con ella ya que, aunque el hilo conductor de la serie es la pareja investigadora, los casos son autoconclusivos y pueden leerse de forma totalmente independiente.
En definitiva, Cornelia es una novela desgarradora que aborda sin miedo y sin prejuicios, a través de unos personajes potentes e inolvidables, la crueldad y brutalidad de la trata de mujeres. Una novela en la que la violencia campa a sus anchas y que se finaliza con el convencimiento de que todo lo narrado nos puede pasar a cualquiera. Por cierto, que hay película y espero que no tarde en estrenarse en España.