Días atrás, ARTE France Cinéma aprovechó el entonces inminente estreno de The second game en territorio galo para anunciar su decisión de coproducir la nueva película que Corneliu Porumboiu filmará en octubre próximo. Escueto, el anuncio informa el nombre de las otras productoras embarcadas en el proyecto (42 KM Film, Rouge International y Les Films du Worso). También adelanta el título de esta “comedia sobre una búsqueda del tesoro rocambolesca en la Rumania actual”: Le trésor*.
Inspirados por el contexto mundialista, algunos espectadores imaginamos que Contre-Allée Distribution aprovechó a su vez el entusiasmo que generan les Bleus para animarse con un largometraje que promete hablar de fútbol (de un fútbol inolvidable) pero que, a diferencia de la competencia por la gran Copa en Brasil, no ofrece un espectáculo apto para todo público. En este punto cabe aclarar (o recordar a quienes vieron el film en nuestro último BAFICI) que Match retour -así la tradujeron en el hexágono europeo- reproduce en tiempo real la televisación de una suerte de River-Boca rumano, que el padre de Porumboiu arbitró en 1988. Esta suerte de retransmisión en nuestro presente tiene un solo audio: los comentarios del ex referí y de su hijo cineasta mientras miran aquel partido histórico.
El viernes pasado, Porumboiu habló de esta ocurrencia autobiográfica en una mesa redonda que el Foro de las Imágenes de París organizó para su ciclo “El placer del juego“, y donde también participó el ex crítico de los Cahiers du Cinéma y los Inrockuptibles Patrice Blouin. El periodista Julien Gester del diario Libération aprovechó la aparición pública de ambos para entrevistarlos sobre la manera en que se filma la edición brasileña del Mundial. A continuación, Espectadores transcribe la traducción de las respuestas del director de -también- Bucarest 12:08 y Policía adjetivo.
- JG: ¿Qué primeras imágenes de esta Copa del Mundo lo impactaron?
- CP: Me gustó mucho el gol de cabeza del holandés Robin van Persie contra España, ese vuelo raso. Y, por otra parte, el pase tan inverosímil como magnífico que la parte externa del pie del francés Pogba le dio a Benzema contra Suiza. Dos momentos llenos de gracia, de poesía real a la hora de inventar gestos enormes.
- JG: ¿Le interesa la evolución de la filmación de los partidos de fútbol?
- CP: Me molesta la novedad de la cámara aérea, cuyo objetivo gran angular deforma mucho las perspectivas y las líneas. Da la impresión de que se mete demasiado -incluso interfiere- en el juego. Prefiero mantenerme afuera del juego para apreciar su fluidez y continuidad. Por gusto, prefiero seguir los partidos con los denominados “planos de base”.
- JG: The second game muestra de qué manera el uso de tres cámaras en la Rumania de 1988 era funcional a la ideología del régimen. Desde esta perspectiva, ¿al servicio de qué ideología está la televisación del Mundial en Brasil?
- CP: Me parece que ahora rige la ideología del star-system. La percibimos en esa manera de multiplicar las secuencias en cámara lenta o de aislar a una figura, incluso cuando se encuentra fuera del juego mientras éste sigue desarrollándose en la cancha. Vimos al menos tres o cuatro planos de Messi después de que fuera a sentarse al banco hacia el final del partido entre Argentina y Nigeria. Percibo una influencia de Hollywood en este tipo de puestas en escenas. No por casualidad los jugadores son muy conscientes de la ubicación de las cámaras.
- JG: ¿En qué medida le parece que el cine y la puesta en escena deportiva se influyen mutuamente?
- CP: El cine siempre influyó en la evolución del espectáculo deportivo. Pienso en esos entrenadores rumanos que antes de los partidos les mostraban a sus jugadores Un domingo cualquiera de Oliver Stone para que se prepararan mentalmente. Dicho esto, creo que las lógicas de inmersión o participación del videojuego están imponiéndose poco a poco por encima del cine aferrado a la idea de mostrarlo todo. Este cambio parece adelantar la constitución de un nuevo polo de atracción e influencia en la industria del espectáculo audiovisual.