Revista Cultura y Ocio
Hoy voy a hacer una excepción, y esta entrada contendrá una imagen: la de la cubierta de mi último libro, que acaba de aparecer en La Isla de Siltolá. Desde que inicié este blog, no he ilustrado ningún post con fotos ni imágenes, porque quería que fuera una bitácora exclusivamente literaria y que nada distrajera de la lectura de los textos. Ello me ha valido la crítica, bienintencionada, de algunos amigos, que opinaban que debía añadir algún grafismo o elemento visual, porque enriquecería lo escrito, aunque yo siempre he sospechado que bajo esa observación se escondía en realidad la idea de que lo aliviaría. Sea como fuere, hoy, por primera vez, les hago caso. La razón no es otra que la singularidad que supone que un blog se materialice en libro y, digámoslo también, la ilusión que me hace que se haya publicado. Quién lo habría imaginado: he dado a la imprenta una treintena de libros, entre poemarios, antologías, traducciones, recopilaciones de artículos y libros de viaje —demasiados, sin duda—, y aún me alegra que lo que escribo adquiera esa envoltura centenaria y frágil, esa forma que sigue representando para mí la cima de la inteligencia, la poca o mucha que nos haya regalado a cada uno la naturaleza. Corónicas de Ingalaterra. Un año en Londres (con algunas estancias en España) recoge una amplia selección de las entradas publicadas en este blog en mi primer año de estancia en Inglaterra, cuando su frecuencia de aparición era diaria. Cuenta con un lúcido prólogo de mi buen amigo, el también poeta José Ángel Cilleruelo, que no ha escrito la habitual retahíla de elogios, sino un muy ponderado análisis del nacimiento y evolución de mi prosa desde la práctica de la poesía. Corónicas de Ingalaterra... ve ahora la luz gracias, una vez más, a la generosidad de Javier Sánchez Menéndez, que ya publicó mi anterior libro en prosa, La pasión de escribil. (Relato de tres viajes a Hispanoamérica), en esta misma colección, la, en mi opinión, muy elegante "Levante". Confieso que no confiaba en que Javier aprobara la selección que había hecho. Pese a haber sido draconiano en el escrutinio, las entradas elegidas no eran pocas —siempre es doloroso descartar lo que uno ha escrito— y, como casi todas eran también extensas, el resultado era un volumen probablemente excesivo. Javier, no obstante, benditas sean su liberalidad y su discreción, se limitó a decirme: "Pues sí sale un volumen grueso, sí", y siguió adelante con la publicación. He corregido muy poco el contenido de las entradas, pero en las modificaciones que he introducido ha sido vital la revisión que ha hecho del manuscrito original otra gran amiga, Marta Agudo, a cuyo ojo experto y paciencia lectora no se resisten erratas, cacofonías ni extravíos sintácticos, aunque le haya hecho menos caso del que ella habría deseado en la corrección de la puntuación, que juzga excesiva. Corónicas de Ingalaterra... se cierra con un epílogo mío, en el que doy cuenta del propósito del blog y de las razones de su transformación en libro. El volumen se puede adquirir ya en forma de ebook (otra novedad para mí: hasta ahora, ninguno de mis libros había tenido forma electrónica), por ejemplo aquí: http://www.casadellibro.com/ebook-coronicas-de-ingalaterra-un-ano-en-londres-con-algunas-estancias-en-espana-ebook/9788416210909/2555240. En papel, supongo que estará dentro de pocos días en las librerías. Ojalá los lectores consideren, como yo, que lo dicho en un libro es un poco más que lo dicho en el ciberespacio, aunque sean lo mismo. Y ojalá sientan el mismo placer que yo al constatar las palabras impresas en papel, con su tacto y su olor, y no solo en el evanescente silicio digital.