La economía del bien común no es una utopía. Las empresas siempre han perseguido otros objetivos diferentes al beneficio financiero. Y la cooperación es un principio básico de la evolución. Incluso hoy, en medio del capitalismo global, hay numerosas empresas que hace tiempo que viven uno o más aspectos de la economía del bien común.
Corporación Mondragón
La vasca Mondragón Corporación Cooperativa (MCC) es a día de hoy la mayor cooperativa del mundo. En 1943, tras la guerra civil española, el joven sacerdote José María Arizmendiarreta creó una Escuela Profesional Politécnica. En 1956, cinco graduados constituyeron la primera cooperativa. En la actualidad, el grupo está presente en diecinueve países y cuenta con 256 empresas distribuidas en los sectores de construcción de maquinaria, automoción, industria de la costrucción, electrodomésticos, venta al por menor, finanzas y seguros. También tienen un banco, la cooperativa Caja Laboral Popular.
Caja Laboral, Cooperativa de Crédito.
Un 83 por ciento de los cerca de 95.000 empleados son cooperativistas. La idea es que este porcentaje aumente hasta alcanzar el 90 por ciento. La cooperativa se basa en la igualdad básica de todos los cooperativistas que trabajan en ella. La organización democrática de la empresa es evidente en
a) la soberanía de la asamblea general, que se compone de la totalidad de los cooperativistas y que funciona según el modelo “una persona un voto”.
b) el voto democrático del órgano directivo, especialmente del consejo de administración, que tiene que responder ante la asamblea general.
c) el trabajo conjunto con los órganos ejecutivos, encargados de dirigir la cooperativa por delegación de la totalidad de cooperativistas.
De los beneficios, una pequeña parte se reparte entre los trabajadores, y la mayor parte se reinvierte; otra parte pasa al “Fondo Central de Intercooperación”, que crea nuevos proyectos y puestos de trabajo. Si una empresa se encuentra en dificultades financieras, puede ser rescatada a través de una reducción de salarios, con autorización previa de los trabajadores. En momentos de grandes problemas financieros o picos de pedidos, los empleados pueden trabajar temporalmente en otras cooperativas.
Hasta un 10 por ciento del beneficio neto pasa a la cooperativa y a los proyectos de formación, clasificados de muy importantes; al fin y al cabo, todo empezó con esta intención. En total, la Corporación Mondragón factura entre cinco mil y diez mil millones de euros, y cuenta con unos recursos propios que ascienden a cinco mil millones de euros. El grado de globalización es alto: tiene sucursales desde Portugal hasta Tailandia, pasando por Brasil, Polonia, México y Hong Kong. En Alemania, Mondragón tiene plantas de producción en activo en Limburg an der Lahn, Herborn y Stockach.
La Corporación Mondragón en el mundo
Según la propia empresa, el secreto (público) de su éxito se encuentra en los siguientes factores:
- En el centro están las personas, no el capital. Una muestra de esto son la propiedad y gestión conjunta de todos. El 45 por ciento de los empleados son mujeres.
- La reinversión prácticamente de todos los beneficios obtenidos. (No hay accionistas).
- La creación de instrumentos de cooperación eficaces: en la Corporación Mondragón no se despide a nadie en tiempos de crisis. Se usan los beneficios reservados en los fondos solidarios para reforzar las empresas más débiles. Además, el banco de la cooperativa concede créditos con intereses más altos a las entidades económicamente más prósperas, y créditos con intereses más bajos o incluso sin ellos, a las que se encuentran en una situación problemática.
David Schweickart: Más allá del Capitalismo
El último punto muestra cómo podría funcionar la cooperación sistemática entre empresas: este principio básico de la economía del bien común es en la Corporación Mondragón una realidad viva. El profesor de filosofía David Schweickart se inspiró en la Corporación Mondragón para crear un modelo económico alternativo: la “Democracia económica”. Ya lo afirmaba Karl Marx: “El ser social determina la conciencia”.
Fuente: LA ECONOMÍA DEL BIEN COMÚN