Amor mío,
La distancia quiebra toda certeza de tenerte, sobrevivimos manteniendo este fuego entre letras y besos que provocan nuestros gemidos. Eres un templo en ruinas, y en ese desastre me acoges. Y mientras más ardemos menos quiero salvarte. Besa amor mío estas letras escritas para ti. Dejo aquí acertijos que solo tu memoria sentirá. Mi sonrisa, mi boca con sabor a piña, tu espalda cubierta de chocolate, mis ojos lloviendo una melancolía que no sé cómo abortarla. Tu mirada y mis ojos cuando hablo de los libros que más amo. Mi dolor, mis crisis, mi voz cuando te hablo de mi padre. Nuestro amor tiene tiempo de caducidad y ese es nuestro arte. No hay reglas, ni preconceptos del verbo amar. No hay promesas "para siempre". Nosotros somos hoy, ahora, este instante; este microsegundo en que siento que te quiero. Siento el olor de tu cabello salado, eres casa en medio del bosque, tu cuerpo siempre caliente sobre el mío. Al recibir esta carta, recuerda que el amor puede ser un lobo, el amor es ambivalente, mi amor es libre. Víveme, amado mío.
P.D. Léeme, pero no me ames.
Por: Kristal M. Rivera González