El agua podría correr por la superficie o las capas superiores del subsuelo marciano. No siempre, sólo desde el final de la primavera al principio del otoño. Y no en todas partes. Sólo en algunas laderas rocosas que miran hacia el ecuador en las regiones más templadas del hemisferio sur. Allí, la sonda de la NASA Mars Reconnaissance Orbiter, que circunda el Planeta Rojo desde marzo de 2006, ha detectado que los surcos habituales en estas formaciones se oscurecen durante una temporada, para palidecer de nuevo el resto del año.
En un estudio publicado en la revista Science, el equipo de Alfred McEwen, de la Universidad de Arizona en Tucson (EEUU), apuesta por corrientes de agua salada como la explicación más plausible a dichos cambios en el color del terreno. En las zonas que presentan este fenómeno, la temperatura del suelo congelaría el agua pura. Sin embargo, con un contenido en sal similar al de los océanos de la Tierra, el punto de congelación descendería y la presencia de agua líquida encajaría perfectamente con los parámetros observados por los científicos.
Los surcos oscuros estudiados suelen tener una anchura de entre medio y 4,5 metros y recorren cientos de metros de distancia. En algunas laderas se han registrado hasta mil surcos independientes. Según los científicos, es posible que su color no se deba a la humedad que provocaría el agua, sino a que el fluir de la misma redistribuya los elementos que forman el suelo o cambie su textura. Sin embargo, no se explican cómo desaparecería este efecto con la llegada de la estación más fría.
Si se confirman sus hipótesis, esta sería la primera prueba de que existe agua líquida corriendo en la actualidad por Marte, donde ya se han observado depósitos de hielo en otras ocasiones. Por supuesto, el nuevo descubrimiento vuelve a abrir la puerta a la eterna pregunta de si aún sería posible encontrar vida en el Planeta Rojo.