Novela ganadora del XXIII Premio Francisco García Pavón. Basada en hechos reales, en la propia experiencia del autor.
La inspectora Alicia Acosta no pasa por su mejor momento. Se siente sola y desubicada, con el único abrigo de sus rutinas y la plena dedicación al trabajo como jefa del Grupo de Homicidios en Sevilla.
A nivel personal solo cuenta con el excomisario Atalaya, además de su perro, Estoico, y un extraño gorrilla georgiano, Grugol Mestekhi, con quien juega al ajedrez de vez en cuando.
Por error, recibe la declaración de un testigo, el sindicalista Victoriano Ferreiro, que al parecer colabora estrechamente con la Unidad de Delitos Económicos en una investigación contra la cúpula de CCOO de Andalucía. Un hecho anecdótico hasta que un par de días después reclaman al Grupo por la aparición de un cadáver que resulta ser el propio Ferreiro.
A cada paso que da, Acosta parece hundirse más en el fango, pues las pistas apuntan en varias direcciones y sabe que no puede fiarse de nadie; ni siquiera de su propia intuición.
Editorial: Versátil (2021)
Nº de páginas: 308
Formato: Tapa blanda
ISBN: 978-8418883132
ImpresionesEs una de las sorpresas con las que me he encontrado por casualidad, y bendita casualidad. En mi afán por leer, en mi afán por reseñar, reconozco que mi vida no es nada aburrida -nunca lo fue- y creo que poseo más libros de los que seré capaz de leer incluso si la longevidad me da una tregua. No obstante, hay que seleccionar las lecturas -no siempre posible para los que nos dedicamos a estas labores- y, sobre todo, priorizar. En este último noble arte son siempre útiles los libreros -bendita profesión-, y mis libreras me guiaron hacia este título, merecedor del XXIII Premio Francisco García Pavón, un galardón de sabor manchego que se entrega en Tomelloso.
No, no conozco a Manu Sierra, pero no me cabe la menor duda de que esa situación se resolverá en breve. No es problema. Es más, me permite ser objetivo en la reseña -aunque siempre intento ser fiel en este punto- y puedo recomendar la lectura de una novela negra original y culta. Es original porque aquellos que vivimos en Sevilla, lugar donde se desarrollan los hechos narrados, sabemos que se trata de un argumento más que verosímil, y culta porque el uso de la palabra así pronuncia su sentencia.
El autor nos presenta a su heroína, la inspectora Alicia Acosta, jefa del grupo de homicidios de Sevilla. También nos presenta a una serie de personajes que no sabremos encajar en el grupo de los héroes o de los antihéroes y, como no puede ser de otro modo, habrá que tirar del hilo de la trama para ir sacando conclusiones, ya sean estas ciertas o erróneas. En cualquier caso, es tarea entretenida congeniar con los personajes y, en este caso, con la trama de corrupción imbricada en el seno de un famoso sindicato español.
Manu Sierra, gallego de nacimiento, cursó estudios de Geografía e Historia, pero la vida lo llevó a orillas del Guadalquivir, dándole la oportunidad de conocer los tejemanejes de una institución, la sindical, cuyo objetivo es procurar el bienestar de los trabajadores. Horas de lucha sin tregua para obtener, o no, el fruto esperado de la misma, sin esperar a que los beneficiarios de los logros agradezcan los servicios prestados y con el riesgo de caer en la crítica con la segunda opción. Pero los sindicatos no son paraísos sino trincheras en las que el juego sucio siempre encuentra un lugar desde el que disparar con balas visibles e invisibles, y precisamente estas últimas son las que más daño provocan.
Me encanta la portada. Es atractiva, inquietante. De no ser por mis libreras, que me la pusieron delante de los ojos, perfectamente podría haber sido seducido por su misterio, con la llamada hipnotizadora de una sirena escondida entre los gruesos volúmenes que escoltaban la pila sobre la que se encontraba el ejemplar. Felicito a Sensi Lorente por el trabajo, que en las reseñas muchas veces nos olvidamos de estos detalles. Off Versátil hace un buen trabajo editorial al que solo se le puede achacar la omisión de algún monosílabo que seguro que no supo reconocer el corrector. Son interesantes los títulos sugeridos en la solapa trasera, quizás futuras lecturas de este servidor.
Alicia Acosta no es sevillana, pero vive en Sevilla, y la conoce muy bien. No le gusta conducir, pero sí hay que hacerlo... El patinete eléctrico es una realidad de estos tiempos que vivimos y poner un poco de realismo, la sal al guiso, me parece pero que muy bien. Podríamos perfectamente estar asistiendo al comienzo de una saga ¿Por qué no? El autor tendrá la responsabilidad de facilitarnos la respuesta.
Sinceramente, querido lector, yo no me fío de nadie. Haría usted lo mismo si se aplicara el cuento. Y ahora, a leer...
Reseñado por Francisco Javier Torres Gómez
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