Aunque, hoy en día, es normal diseccionar formas familiares en los bordes de las imágenes, muchos entusiastas de la fotografía urbana aún se preguntan en mis talleres si está bien o no cortar brazos, cabezas o pies.
(c) David Alan Harvey. La Habana, años '90 del siglo pasado
Y yo les respondo que sí, que experimenten ya que, según como se manejen las formas en los bordes de una imagen, definen un contenido más sugerente. Y así se crean fragmentos o formas desconocidas que nos cuesta reconocer al instante. Y nos detenemos a observar e imaginar que hay más allá de la propia fotografía.(c) Harry Callahan Chicago 1950
Cortar formas familiares añade un plus de potencia visual a la escena y de ello sabían fotógrafos de la New Bauhaus como Harry Callahan o Yasuhiro Ishimoto que se atrevían, en los años ’50 del siglo pasado, con ese tipo de composición.(c) Yasuhiro Ishimoto. Chicago 1959
Robert Frank también intentaba atreverse a buscar cortes, en sus trabajos previos que fueron preparando su obra más determinante: The Americans.(c) Robert Frank. Valencia 1952
Otro gran fotógrafo urbano como William Klein también mostró este camino en las calles de Nueva York.(c) William Klein. Nueva York 1954
Y Gonzalo Juanes, aquí en España, hizo eco de esta influencia cuando se atrevió a realizar este tipo de composición en su famosa serie de Serrano en la Madrid de los años ’60.(c) Gonzalo Juanes. Madrid 1965
Y posteriormente Cristobal Hara exploró este tema aún más, llevando a límites insospechados y surreales a las escenas callejeras.(c) Cristobal Hara. De su libro Vanitas, 1999
Además, esos cortes anuncian dinamismo, una característica tan propia de las atmósferas de un espacio público. “Cortar” es algo que siempre debemos tener en cuenta como una variante rica y útil a la hora de salir a la calle. Reflexionar sobre ello, en la previa, nos dará mucha imaginación.
(c) Marcelo Caballero. La Habana, 2016
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