Revista Moda

Corte y confección en internet, creatividad frente a la crisis

Publicado el 17 junio 2011 por Modistafallera
Corte y confección en internet, creatividad frente a la crisisLejos han quedado aquellos años en los que nuestra madre se encargaba, con la ayuda de unos patrones del Burda, una vieja máquina de coser y un increíble manejo del corte y confección, de hacernos o arreglarnos buena parte de nuestro fondo de armario durante la edad escolar. Tampoco saben los niños de hoy que sus mamás soñaban de pequeñas con ser modistas jugando a la Rueda de la Moda, y que incluso las más privilegiadas conseguían que los Reyes Magos les trajeran una máquina de coser de juguete, de esas que ‘parecían de verdad’. Pues bien, los tiempos cambian y con ello los deseos infantiles. Sin embargo, los mayores podemos ahora valernos de las nuevas tecnologías para regresar a esas raíces que tanto añoramos. Internet facilita más que nunca el trabajo de una nueva generación de maestras de la aguja y el hilo que, bien por hobbie o por vocación, pretenden renovar con puntadas de creatividad una labor antigua pero aún agradecida.

Tutoriales, vídeos de aprendizaje, cursos online, trucos, consejos y blogs, muchos blogs. La Red ofrece todo lo necesario para ayudar a los que deseen poner en práctica el popular ‘do it yourself’, uno de los lemas que ha impulsado el mundo de la moda desde sus inicios y que con la situación económica actual se ha visto renovado. Fuera del ciberespacio, escuelas de patronaje y costura, libros y revistas especializadas también aportan su granito de arena a esta tendencia. Ya sea por ahorrar, por insatisfacción con la moda actual o por puro romanticismo, lo cierto es que cada vez más personas muestran especial interés por hacerse de manera su propia ropa, prendas originales, únicas y a medida. Algunos incluso consiguen hacer de su talento un negocio rentable.

Creatividad frente a la crisis

Abrirse un hueco en el mundo de la moda es lo que trata de conseguir Gema Alonso, una informática de Valladolid desencantada con su trabajo que, tras descubrir su buena mano con el dedal, decidió hace apenas un año probar suerte vendiendo sus propios diseños. “Mi primer contacto con la confección fue de niña, cuando rescataba los retales que le sobraban a mi abuela para apañarle un vestido a mi Barbie, por típico que parezca. Hace tres o cuatro años me puse con mi madre a realizar un diseño que me rondaba por la cabeza. Claro que ella fue la que cosió todo, pero después de eso empecé hacer camisetas y complementos de fieltro que me pedían mis compañeros de trabajo”, nos cuenta la creadora de la firma Yiddish Chutzpah. “Pero cuando realmente aprendí fue hace un año, cuando vi un anuncio en mi barrio de una señora que enseñaba modistería. Estuve con ella un tiempo, lo suficiente para soltarme y aprender después de manera autodidacta. Google es de gran ayuda en estos casos, y el hecho de soñar con un diseño y poder hacerlo realidad es una satisfacción indescriptible”, añade.

Gema es una aguja más dentro de un importante costurero de jóvenes creadores que se valen de las redes sociales y las oportunidades de expansión que brinda Internet, sin necesidad de realizar una gran inversión. De feria en feria de moda, no duda tampoco en trasladarse por unos días a Cáceres, donde hace escasamente un mes tuvo lugar el encuentro M y m. Moda y mercadillo, o a Madrid, donde hasta el 19 de junio mostrará sus vestidos en el Mercado La Boca de Lavapiés (Argumosa, 11). “Es una oportunidad muy buena para dar a conocer tu trabajo. Aunque hoy en día con tanta tecnología es más sencillo llegar al público”, asegura la diseñadora.

En su estilo se aprecia el aire retro que desprende buena parte de la moda actual, una tendencia que se mueve hacia lo único, lo original, y que presta especial atención a los detalles, la calidad y los acabados, como sucediera en la alta costura de antaño. Los diseños de Gema Alonso reflejan su carácter y su personalidad: “Es por ello que son descarados, originales, alegres, divertidos… de ahí el nombre de la firma, que en hebreo quiere decir osadía, atrevimiento. Otras veces son el resultado de un batiburrillo de ideas e inspiraciones (siempre llevo una pequeña libreta y un lápiz para que no se me escape ninguna idea)”, comenta. “Algunas personas definen mis modelos como preppys pero no me gustan las etiquetas. En realidad no me interesan demasiado los diseñadores ni las tendencias que pueden verse en la pasarela. Yo prefiero ir por libre. Para elegir los tejidos intento ir a tiendas que llevan muchos años abiertas y trato de buscar cosas que den un toque vintage. Es curioso, pero suelo encontrar telas maravillosas en la sección de niños”.

Máquinas de coser para todos los gustos

La tarea más influenciada por los avances tecnológicos dentro del mundo de las manualidades es, sin lugar a dudas, la costura. La máquina de coser ha experimentado una evolución sorprendente y ha llegado a convertirse en un electrodoméstico tan portátil como una impresora, frente a los aparatosos muebles del pasado. Las continuas innovaciones han generado una herramienta mucho más cómoda y manejable que sus antecesoras, aquellas venerables Singer de finales del XIX. Y aunque muchas máquinas heredadas de madres y de abuelas siguen funcionando perfectamente, tanto profesionales como aficionadas prefieren una máquina de coser actual.

“Para montar tu propio taller en casa solo necesitas una máquina de coser y, para que la prenda tenga unos buenos acabados, una remalladora. También hace falta papel de seda para los patrones, jaboncillo, alfileres, hilo de hilvanar y, desde luego, aguja y dedal”, asegura Gema. Así, ya no es requisito imprescindible disponer de una habitación destinada a la costura. Los nuevos modelos de máquinas están pensados para ocupar y también decorar pequeños espacios. Hace unos meses, la marca Alfa presentó una línea de última generación, con un atractivo diseño y diferentes colores para elegir. Las Next están inspiradas en la naturaleza y en el ‘arts&crafts’, y animan a la gente a lanzarse al mundo de la creación. Al fin y al cabo, todos los grandes diseñadores empezaron en algún momento haciendo ropa para ellos y sus conocidos.

Vía Vanitatis



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