Revista Arte

Cosa de actores

Por Loracueto
Por: Miguel Ángel Ordóñez Amado 
Cada vez que escuchaba esa palabra: besarse, su corazón se aceleraba casi queriendo salirse del pecho. Él miraba al suelo, pasaba su lengua por los labios, se limpiaba las manos. Estaba nervioso, muy nervioso y sin poder hacer nada para evitarlo. La miraba a ella, muy bonita como siempre y lo abrumaban más los nervios. Ansioso quería besarla y no se engañaba pensando que no era así.Llegó el momento, la miró y se le acercó pero ella seguía indecisa. Él se decidió y empezó a darle besos tiernos en el cachete, pero de pronto sintió el calor de sus labios y la suavidad. Su corazón ya estaba subiendo por la garganta, la siguió besando. Interrumpieron, habría que hacerlo de nuevo. Está vez volvió a darle besos hasta llegar de nuevo a sus labios ¡Oh, esos labios! Poco a poco la ternura se fue transformando en pasión, se sentía bien, se sentía espectacular; sus labios eran deliciosos.

COSA DE ACTORES

Foto: Pixabay.com

-“Ya, listo, terminamos”- escuchó mientras se volvía a separar de los labios de ella y otra vez le atacaron los nervios, esta vez con más fuerza. Le temblaban las piernas y había un nudo en su garganta. Terminó perdido, ido, distraído, pero contento, muy contento. Solo quedaba agarrar su mano, acariciarla y seguir adelante. Pero claro, eso solo fue cosa de actores. Quizá para ella, para él fue muchos más que eso. Él guardaría esa sensación y ese recuerdo en lo profundo de su ser.
Claro, solo fue cosa de “actores”.    

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