Durante un poco más de una semana, he estado prácticamente desconectado al 100%. He vivido unos días en un lugar donde no había prácticamente cobertura telefónica y menos aún conexión a internet, por lo que la desconexión ha sido casi casi obligada. Algo que en un planteamiento inicial no me hacía demasiada gracia, pero que con los días ha ido siendo incluso adictivo.
Hace ya más de un año escribí el artículo 4 Motivos para No Desconectar en Vacaciones en el que explicaba los motivos por los que creo que no conviene desconectar al 100% en el periodo vacacional, y es que siempre debemos mantener una pequeña conexión con el trabajo, por poco que guste. Pero a mí me pasa al contrario, siempre estoy conectado porque me gusta mi trabajo, y para mí el suplicio es desconectar. Según mi familia siempre estoy tramando algo: pensando cómo hacer esto o lo otro, pensando cómo hacer cosas nuevas, pensando, pensando… pero curiosamente y por sorpresa para mí mismo, esta semana he desconectado unas cuantas veces, y he podido disfrutar de algunas cosas con las que hacía tiempo que no disfrutaba.
La cuestión es que he sacado algunas conclusiones del hecho de desconectar estos días:
1. Si no miras tu correo, no te mueres
Faltaría más ¿verdad? Esto lo digo porque hace un tiempo probablemente sí que hubiese muerto (de un ataque de ansiedad) si no hubiese podido actualizar el correo cada X horas. Pero a día de hoy lo tengo superado. Cuando te gusta tu trabajo y disfrutas con todas y cada una de las cosas que lo componen, revisar el correo electrónico se convierte muchas veces en un poco de droga para tus venas. ¿Me habrán respondido de aquella propuesta que pasé? ¿Me habrán enviado algo importante? ¿Tendré un nuevo cliente enfadado porque quiere contactarme y no puede? Todo eso da igual, créeme.
Si pasa algo gordo, si algo es realmente importante, no llega a través del correo, llega en una llamada telefónica.
Un potencial cliente, si tiene mucho interés en contactar contigo acaba llamándote si ni respondes a sus correos. Si se te cae la web (como me pasó a mí estos días) te llamará algún amigo, conocido o buena persona para avisarte. Yo estaba en el estreno de la película “Guerra Mundial Z” y recibí una llamada para decirme que mi web no funcionaba.
2. Necesitas “tu templo”
No te preocupes, no te estoy hablando de religión.
Como te he comentado antes, estos días he conseguido desconectar completamente en algunos momentos y no pensar en trabajo, pero al llegar de nuevo a casa mi mente dio un giro de 180º y se puso en dirección contraria. Me asaltaron de nuevo mis antiguos pensamientos sobre trabajo, clientes, trabajos pendientes, propuestas y demás temas de mi día a día. Para muchas personas esto es sinónimo de estrés, pero para mí es sinónimo de crecimiento. Hay una frase que dice “Es dentro, y no fuera de nosotros, donde hace buen o mal tiempo”.
Todo depende de la perspectiva, y para tener siempre una buena perspectiva de mi vida, para eso utilizo lo que yo llamo “mis templos”. Estos no son más que 4 o 5 lugares a los que me gusta ir para pensar a lo grande. Son esos sitios donde respiro buen rollo y positividad, donde recargo mis pilas, donde dejo volar mi imaginación, donde pienso que tener una vida aún mejor es posible. Es donde diseño mi vida y trazo el plan para conseguir lo que quiero conseguir. Cuando vuelvo de allí todo son buenas intenciones y propósitos de crecimiento y mejora.
3. Delega y avanzarás más rápido
En realidad esto ya lo sabes, siempre hay que tener un ojo puesto en lo que pasa. Si eres como yo y te cuesta un poco delegar según qué temas, no te quedará otra que estar tú mismo pendiente de esos temas que te preocupan o que más te importan. También te digo que si eres capaz de delegar y lo haces bien te podrás quitar un buen peso de encima. No es bueno estar demasiado encima, y si consigues delegar te será más fácil avanzar con tus propósitos porque te dedicarás a lo que realmente importa. Estos días he sabido delegar algunas tareas que a partir de ahora no gestionaré yo, por lo que podré dedicar parte de mi tiempo a otras cosas que necesito abordar ya.
4. El 2.0 no descansa
Si te dedicas al 2.0 ya sabes de lo que hablo. Siempre hay que estar disponible y el trabajo se acumula muy rápidamente. Si además tienes clientes que dependen de ti la cosa se complica. Por suerte en Young Media colaboro con gente que hace su trabajo con verdadera pasión y en la que confío plenamente. Gestionar comunidades online requiere de un compromiso que no te permite dejar las cosas de lado unos días. Lo mismo me lo puedo aplicar yo a este blog. He tratado de actualizar con la misma frecuencia de siempre, pero responder a los comentarios o a los emails que recibía se me hacía muy complicado. El hecho de tener que buscar una conexión a internet para publicar mis artículos es lo que más me ha costado, por lo que si no te he respondido todavía a un email o he tardado más de la cuenta en responder un comentario espero que no me lo tengas en cuenta.
Me gustaría saber tu opinión sobre “Los templos”. ¿También tienes? ¿Cuáles son los tuyos?
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