"Conducía por la negrísima noche de Virginia sobre la cinta de asfalto perfectamente plana que en otra época había ocupado la vía del tren."
Es difícil encontrar a un buen músico que sea capaz de escribir además una buena autobiografía. Los demás tienen mil disculpas, por supuesto, cada uno conoce a la perfección su campo, pero Mark Oliver Everett es de los pocos a los que he leído hasta ahora que de verdad han escrito una obra literaria.
"Cosas que los nietos deberían saber" acumula desgracias por página, pero es ese tono desenfadado, natural e incluso cómico, el que le convierte en una chocolatina fuera del escenario. Da igual si te gusta la música de Eels, puedes adorar a Everett tranquilamente. Por supuesto que admirar su trayectoria musical te predispone a disfrutarlo, pero lo bueno de esta novela es que Everett ha conseguido convertirse a sí mismo en un interesante personaje literario, al que incluso se puede seguir con gusto en el anonimato.
Así que da igual cuántos discos de Eels tengáis o las veces que haya sonado en vuestros aparatos de radio. El tío es bueno y es capaz de dejaros de buen rollo, a pesar de que lo que cuente podría llegar a considerarse un dramón de los gordos. Es lo que tiene el talento cuando se junta con la superación.