Revista Viajes

Covarrubias, "villa rachela"

Por Orlando Tunnermann

COVARRUBIAS, “VILLA RACHELA”.
DATOS DE INTERÉS. COVARRUBIAS, ASÍ DENOMINADA POR LA INGENTE CANTIDAD DE CUEVAS ROJAS RAYANAS (PRÓXIMAS) AL CASCO URBANO EN EL ÁREA DEL RÍO EN DIRECCIÓN A LA VECINA SALAS DE LOS INFANTES.
COVARRUBIAS, Empecé mis nuevas crónicas viajeras de un día y medio deteniéndome en la bella Lerma del duque Francisco de Sandoval y Rojas, valido del monarca Felipe III. El regusto placentero aún habita delicioso y memorable en mi paladar, pero ese sabor tan delectable parece henchido de satisfacción cuando arribo a la vecina Covarrubias, también llamada “Villa Rachela”. La exégesis o explicación de tan singular denominación tiene su miga, tiene su aquél, vaya. Existen diferentes ramales o brazos que finalmente desembocan en una análoga conclusión: belleza, hermosura. El conde Fernán González se enamoró en su día de una beldad (belleza) local, natural de la villa. Dio en llamar a aquella lugareña “Rachela”,en alusión a la hermosa esposa de Jacob, Rachel. Covarrubias, eso dicen, está, estuvo siempre preñada de belleza femenina. Este atributo tan deseable y admirable se asocia ya de manera intrínseca a aquel calificativo acuñado por el conde Fernán González y a la evocación de la bíblica Rachel, esposa del patriarca Jacob. Covarrubias, por su belleza indiscutible, se granjeó igualmente el apelativo “Villa Rachela”. 
COVARRUBIAS,
Declarada en el año 1965 Conjunto Histórico Artístico Nacional, sus orígenes datan del siglo X y fue la primera capital del primer infantado de Covarrubias en tiempos del ínclito Fernán González,quien fuese además primer conde independiente de Castilla. Estas tierras de pasado romano y celtíbero, se sabe que la tribu de los turmódigos merodeó por estos territorios a sus anchas, esconden tras el arco que da acceso al casco histórico una villa medieval digna de estancias largas y visitas recurrentes. No me lleva ni medio suspiro toparme de frente con la Oficina de Turismo y una suerte de callejones de corte medieval,con suelos empedrados y casas de estilo colonial, balcones de madera con preciosas rejas, celosías y una selva de plantas pendiendo hacia la calle. La vida bulle en la Plaza de la infanta Doña Urraca, que es donde se ubica el Ayuntamiento. Como yo soy una criatura observadora, al menos cuando viajo pertrechado de mis trebejos (útiles) de escritor, he reparado en la belleza generalizada de Covarrubias; una belleza que salpica a cada uno de los vericuetos y elementos que conforman la ciudad. De hecho, incluso las papeleras son preciosas: recintos para almacenar residuos con forma de casas coloniales. COVARRUBIAS,
 Si a esto le añadimos el descubrimiento de secretos callejones de halo romántico, parecemos ya personajes de un cuento clásico. Me deja epatado (fascinado) el municipio o villa que vería nacer al preeminente Divino Vallés, médico de cámara de Felipe II, considerado máximo exponente de la medicina renacentista. En las fachadas de los principales monumentos ha quedado pintada la claridad del día y el amanecer, como en un anhelo desesperado por contraponerse a la sobriedad del barroco y la tristeza del gótico. Covarrubias merece pleitesía y tiempo de cortejo, pero mi tiempo es limitado y mis ansias de fagocitarme la villa (comérmela entera) son colosales. En todo caso, el reloj me tiene sojuzgado (sometido) y debo sopesar quién se queda dentro y quien sale de mis planes de exploración y análisis metódico. No puedo liberar de esa lista indispensable a la antigua botica del licenciado Luis Martínez del Valle.COVARRUBIAS,
 Realmente bonita, conserva la esencia primigenia de principios-mediados del siglo XX. La visita se realiza con un tipo de lo más locuaz y amable, Raúl Martínez, descendiente directo del boticario. 
COVARRUBIAS,
COVARRUBIAS,
Los enseres que allí se ven expuestos, objetos, todo ha sido mimado, conservado y remozado (restaurado) al detalle por Raúl, para orgullo, allá donde esté, de su tatarabuelo. Rezuma alma decimonónica (siglo XIX) este remanso de paz entre albarelos o “tarros de drogas” pintados a mano, obras de arte en realidad que datan desde el siglo XVIII-XX. Para disfrutar de esta travesía por el recuerdo añejo tan sólo te pedirán un donativo. Esta botica es como un pequeño museo de la farmacología. También muy amena la visita a la iglesia de Santo Tomás. A primera vista parece pedir a gritos un lavado de cara, un aseo completo con limpieza de cutis y rejuvenecimiento facial. Data la original de tiempos de Doña Sancha, año 1148, aunque la actual es del siglo XV. En este mismo lugar, un tanto umbrío y necesitado de cariño, compro un libro de apariencia anacrónica (de otra época) pero que relata a las mil maravillas las excelencias de Covarrubias. Volviendo a Santo Tomás debemos olvidarnos de esa primera impresión con forma de desdoro y carencia de lustre (brillo, elegancia, nitidez). 
COVARRUBIAS,
COVARRUBIAS, COVARRUBIAS,
La iglesia es magnífica y en su interior penumbroso se guarece una preciosa escalera plateresca, un tanto gastada ya. COVARRUBIAS,
Sin duda los clérigos hacían uso de ella con frecuencia para acceder a sus dependencias. Veo seis retablos y un órgano magnífico del siglo XVIII. Otra joya inesperada es el púlpito policromado del siglo XVI, así como los sepulcros y el baptisterio donde fuese bautizado ese galeno preclaro y preeminente llamado Divino Vallés, médico de cámara de Felipe II y máximo exponente de la medicina renacentista.
De los retablos cabe destacar el que se dedica a San Juan Bautista, atribuido a Juan de Amberes. Sigo avanzando por uno de los pueblos más bellos de España, así lo indica un marchamo de reconocimiento a su excelencia, esa belleza “Rachela” que cuelga de los balcones de madera o está prendida en las fachadas coloniales y las calles medievales. El río Arlanza parece deprimido de pura sequedad, pero ello no es óbice (obstáculo) para que mi ánimo viajero quede incólume (ileso) y así pueda yo disfrutar de mi siguiente parada en la Colegiata de San Cosme y Damián. En un paraje tranquilo, callado, sereno se alza esta mole del siglo XV, erigida sobre los restos de una iglesia románica y otra muy anterior visigótica, allá por el año 645 en tiempos de Chisdasvinto. 
COVARRUBIAS,
COVARRUBIAS,
La rodea un parque con bancos y mucho arbolado, idóneo para el romance y la buena lectura, los paseos sin prisa y las hondas reflexiones. Aquí me encuentro con la estatua de la princesa noruega Kristina, esposa de D.Felipe, quien fuera hermano de Alfonso X El Sabio. 
COVARRUBIAS,

Su sarcófago se halla en el interior, donde descansan en paz los restos mortales de la escandinava princesa. La Colegiata en sí misma es acicate de sobra para acercarse a Covarrubias, aunque solo fuese para admirar el soberbio tríptico de “La Adoración de los Reyes Magos”, en palabras del Marqués de Lozoya: “La obra más excelsa del arte flamenco”.
COVARRUBIAS, Es precioso el claustro del siglo XVI y el órgano del XVII, el más antiguo que aún suena en Castilla y León. Me inunda la luz “catedralicia”, columnas titánicas y galerías soberbias donde surge el esplendor del barroco. Tumbas por doquier y gótico me salen al encuentro. Berruguete y Van Eyck tienen aquí su momento de gloria también, aunque todo parece solapado cuando admiras una vez más el retablo antes mencionado,probablemente obra de algún discípulo de Diego de Siloé.
COVARRUBIAS,

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