Revista Cine
Hace tiempo que no escribo sobre alguna película, y ya va siendo hora de ponerse a ello. Este verano hemos tenido un buen puñado de “blockbusters” de los que disfrutar o no, dependiendo de cual hayamos visto, aunque la cosa ha estado por encima de la media. Desgraciadamente la que yo vi el sábado no era de estas.
Cowboys & Aliens no es que sea un titulo muy prometedor, pero como le dije a un amigo después de la proyección , eso es lo de menos. Una película puede tener el peor titulo del mundo y estar bien hecha y entretener, que es de lo que se trata, y la película del comercial Jon Favreau no consigue ni una cosa ni otra.
En una película como esta pedir coherencia o brillantez en el guión es soñar, así que lo mejor es conformarse con pasar un buen rato, dejar tu mente en blanco y disfrutar. Quizás los antecedentes de ver que su director era bueno en películas comerciales como las dos partes de Iron Man animan a ver este inexplicable engendro, que es mas propio de la paja mental de un preadolescente soñador que de un adulto director de cine.
Los diez primeros minutos de la película son incluso aceptables, y llegas a esperar que la cosa siga así, que no se estropee cuando lleguen los “monstruos”. Pero no, eso no pasa, desde la escena de las luces en el horizonte todo va a peor y el film avanza (demasiado lentamente) hacia una estupidez tras otra. Cada minuto que pasa la cosa se pone peor, y es que en una película como esta, con personajes tan poco profundos, intentar que el espectador empatice con ellos mas allá de que sean los buenos es un error. No me interesa si el personaje de Harrison Ford esta traumatizado por la guerra, ni si su criado le considera un padre o si el barman quiere muchísimo a su abnegada esposa hispana (pésimamente doblada). Quiero fantasía, acción y a ser posible ritmo, que es de lo que mas carece esta lamentable historia. No quiero sentir vergüenza ajena por la mayoría de escenas, culminadas por una batalla final de piedras y flechas contra láseres que a punto estuvo de hacer que me saliese de la sala.
De los actores no voy a decir nada, ya que no molestan, pero estoy seguro que mas de uno luego ha pensado eso de que “hay que ver que cosas hago por dinero”. Lo peor es que aquí se han cargado el buen sabor de boca que Harrison Ford me dejo en la divertida Morning Glory.
Resumiendo, Jon Favreau ya ha triunfado después de la dos entregas de Iron Man, y ha querido hacer lo que le diera la gana, lo que le apeteciese en su próxima película. Lastima que lo que quisiese hacer fuese esta estupidez, alargada y lenta que no se salva ni por sus efectos especiales.